Roberto
Epple transmitió un mensaje de optimismo durante su
estancia en Jaca con motivo de participar en las
Jornadas “Europa, por una nueva cultura del agua”,
organizadas por la Asociación Río Aragón que se opone
al recrecimiento del embalse de Yesa. “Conozco este
territorio. Hace 25 años visité el entorno de Yesa y
ahora quiero participar en una nueva lucha que tiene
lugar en el contexto europeo para salvar los ríos. Esta
es, además, la mayor de las realizadas hasta ahora,
como las que tuvieron al Danubio y al Loira como
protagonistas. La gente empieza a entender lo que
significa salvar los ríos y que merece la pena
hacerlo”.
Hubo
luchas puntuales en los años 70 contra algunos
pantanos. En los 80 fueron de más envergadura “porque
peleábamos por trozos de ríos, como el del Danubio
entre Viena y Budapest. Allí se consiguió echar atrás
dos nuevos embalses y el territorio entonces amenazado
es hoy un parque nacional”. En los 90 le tocó el
turno al Loira. “Fue el enfrentamiento de una cuenca y
por primera vez se hizo en red una organización social
contra los doce embalses que se habían proyectado. Tras
años de pelear, no sólo no se hicieron estos embalses,
sino que se dinamitaron tres presas de otros anteriores.
Hoy día el lugar salvado sigue gozando de buena salud y
muestra toda su belleza natural”
La
lucha que se da ahora en España no es de una cuenca,
“no es sólo la de las gentes que se oponen en los
Pirineos al recrecimiento de Yesa y a los embalses de
Santaliestra y Biscarrués, o las que en el delta tratan
de impedir el trasvase. Es el movimiento de todo un país
que cuestiona el modelo de planificación hídrica
tradicional. Desde Europa vemos con admiración este
movimiento, que integran diversos sectores ciudadanos.
Europa mira a España con sorpresa mientras recoge su
mensaje de la nueva cultura del agua, que ha calado
entre nosotros”.
Epple
es suizo pero reside en la ciudad francesa de Le Puy.
Comenta con humor que “muchos inician allí el Camino
de Santiago. Voy a proponer que se monte un tenderete
con gafas de bucear y aletas para que quienes continúen
sepan que hay 22 kilómetros de esta ruta, los del
entorno de Yesa, que se quieren inundar con el
recrecimiento”.
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