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Europa Press. Domingo, 13-I-2002

Ribadelago (Zamora) recuerda la rotura de la presa de Vega de Tera, registrada en 1959

La localidad zamorana de Ribadelago recuerda cada comienzo de año la riada que se produjo en 1959 a raíz de la rotura de la presa de Vega de Tera y que acabó con la vida de 145 de los 550 vecinos con los que contaba. En esta ocasión se suma también que el periodista zamorano José Antonio García ha publicado un libro en el que se recogen todos los detalles históricos de la tragedia. La noche del ocho al nueve de enero se recuerda como aquella en la que ocho millones de metros cúbicos de agua embalsada en la presa de Vega de Tera, construida por la empresa Hidroeléctrica de Moncabril, se precipitaron a gran velocidad por los ocho kilómetros del cañón del río y se llevaron por delante gran parte del pueblo de Ribadelago.

 

Días antes del trágico suceso cayeron abundantes lluvias torrenciales sobre toda la comarca de Sanabria, que fueron las causantes de que se desbordara el embalse y reventara la presa abriendo un boquete de 140 metros en su estructura. De los 145 cuerpos arrastrados por el agua solamente 28 fueron recuperados y dados oficialmente por muertos. El 60 por ciento de las viviendas de este pequeño pueblo fueron destruidas por la destructiva corriente que se precipitó de manera inesperada sobre ellas. Las pérdidas económicas totales se cifraron entonces en más de 87 millones de pesetas, según el informe utilizado en el juicio que se celebró años después en el que no se incluían los costes de limpieza de todos los escombros y reparación de tierras realizados por el Instituto Nacional de Colonización.

Tras conocerse la tragedia, el país demostró una gran solidaridad y llegaron a recaudarse hasta 12 millones de pesetas en donativos, a los que se sumó 1.100.000 más de la recaudación del partido de fútbol jugado entre un combinado compuesto por jugadores del Real Madrid y Atlético de Madrid contra el Fortuna de Dusseldorf alemán, y un millón más aportado por el Consejo del Banco de España. Ribadelago fue adoptado por el Consejo de Ministros presidido por Francisco Franco y se encomendó la reconstrucción del pueblo al Ministerio de la Vivienda. Tras varias deliberaciones y debates entre los vecinos sobre el nuevo emplazamiento, surgió el nuevo Ribadelago en una zona más sombría que la original y apartada de los pastizales y tierras de cultivo pero más seguro ante otras catástrofes de similares consecuencias.

El juicio sobre la tragedia de Ribadelago se celebró cuatro años más tarde y se desarrolló durante toda una semana. Un informe técnico elaborado por el prestigioso ingeniero Eduardo Torroja Miret concluyó que las causas de la rotura de la presa se debió a su deficiente construcción, a los materiales empleados y a la irresponsabilidad de los encargados de la obra. Los tribunales de Justicia condenaron al entonces director gerente de la empresa, a dos ingenieros y a un perito como responsables directos de las obras a un año de prisión menor por un delito de imprudencia temeraria, aunque posteriormente el Tribunal Supremo absolvió a los dos últimos.

 

 

 

Asociación Río Aragón-COAGRET