Opinión
 Yesano.com, 18-IV-2002
Defenderse del agua

M.ª Victoria Trigo

Hemos recibido en nuestros buzones la carta firmada por el Presidente y por el Vicepresidente del Gobierno de Aragón en la que nos invitan a participar “todos unidos” en los actos programados para el día 23 de Abril en la Plaza del Pilar de Zaragoza. Tras la jornada de bolsillo vivida el pasado día 7 en Ejea de los Caballeros, está claro que el Ejecutivo Autónomo pretende organizar una concentración similar pero a gran escala, en la que condenar el trasvase y, por encima de todo, reclamar agua y más agua, todo ello respaldado por la pancarta Aragón Agua y Futuro de la que ya va siendo hora de que se descuelguen quienes verdaderamente están en contra del Pacto del Agua. Ojo: he dicho verdaderamente.

  Algo habrá por tierras pirenaicas que mueva a Jaume Matas a firmar una negociación con veinticuatro alcaldes. Alguna pieza vital del Plan Hidrológico Nacional radicará en estos lares cuando el señor Ministro con tanto empeño quiere apuntalar el entramado hidráulico del Pacto del Agua, especialmente vapuleado a raíz del caso Santaliestra. Y es que, aprovechando la circunstancia de que el uso sostenible del agua equivale para muchos de nuestros políticos a la cantidad de río que puede sustentarse detrás una presa sin que ésta reviente, no quiere Jaume Matas que una banda de resentidos pueblerinos bufagateras del alto Aragón abran los ojos a los mayores valedores del Pacto del Agua y se fastidie el tinglado del Plan Hidrológico Nacional. Por eso ha sembrado de minas el Pirineo.

  Defender el agua es conquistar el futuro, dicen nuestros jefes locales, los que traducen las dos Españas que propiciaría el trasvase del Ebro “una rica y bien poblada, otra carente de infraestructuras, empobrecida y sin población” en las dos caras irreconciliables de un Aragón dividido entre quienes ostentan el perpetuo derecho de pedir y exigir, y quienes tienen el histórico deber de renunciar a lo propio para aumentar el bienestar de los vecinos. Y, como siempre, en el Pignatelli anteponen la unidad –en otras palabras, la adhesión incondicional a sus postulados- como factor clave para frenar el temido trasvase. Pero si no nos admiten como interlocutores, si tanto les desagrada que nos manifestemos con nuestras consignas... ¿cómo se atreven a proponernos unidad?

  Esa pieza que rompe el azul de puzzle acuático del cartel del Día de Aragón de este año 2002, ese pedazo de nuestra tierra que se asoma reivindicando su existencia dentro del mapa, es el Aragón de la montaña, el Aragón que hoy, después de transcurridos tantos meses de argumentar y reclamar diálogo, tiene que seguir defendiéndose del agua. Y sin embargo, paradojas de la vida, en ese Aragón menospreciado está el gran obstáculo para imperio trasvasístico de Jaume Matas. El otro Aragón, el de la sed, le va bien para descargar calificativos de insolidaridad y otros epítetos negativos hacia nuestra comunidad; pero en el fondo le preocupa muy poco porque ese Aragón del panderetazo es el que se encarga del trabajo sucio de anular a los montañeses –los exiliados dentro de Aragón- y cada vez que se lanza a la calle, en manifestaciones acaudilladas por el lema Aragón agua y futuro -que aunque repetidas y con cierto desgaste, siguen siendo vistosas-, lo hace prisionero de sus propias contradicciones y, en definitiva, sale a pedir agua para Levante y para Murcia.

Asociación Río Aragón-COAGRET