El Consejo Político de Izquierda Unida de Aragón expresó su posición respecto al Pacto del Agua en un decepcionante documento el pasado 19 de enero. Tras su lectura uno no sabe cuál es su modelo de gestión de aguas para Aragón, ni las actuaciones concretas que apoya. Se apuntan al concepto Nueva Cultura del Agua, para destrozarlo con sus propuestas o atisbos de propuestas. Y siguen sin entender el valor del medio ambiente, de la naturaleza. Sigue habiendo una visión productivista de la naturaleza, de la sociedad. No alcanzan a ver que nuestro bienestar se asienta en los bienes y servicios que nos dan los ecosistemas y no sólo en los que recibimos de la tecnología, presas incluidas. En cuestiones de medio ambiente me atrevo a decir que no entienden lo esencial. Y que sus corazones hace mucho tiempo que no se emocionan con un amanecer a la orilla de un río.

No se alegran porque Santaliestra haya sido paralizado, por el momento. No se felicitan porque un juez haya abierto los ojos a unas Cortes ineptas (¿cuántas equivocaciones van ya: Campo, Comunet, Jánovas, abastecimiento a Zaragoza desde Yesa recrecido, regar Monegros sin respetar ZEPAs?, a unos dirigentes de regantes cegados por la apetencia, a una sociedad aragonesa adormilada, diciendo: ¡Ojo, que estáis atropellando los derechos básicos de unos pueblerinos! ¡Ojo que estáis poniendo en riesgo miles de vidas humanas!. No, nada de eso. Los del Consejo Político hablan de la “prepotencia de la administración por OBVIAR UN TRÁMITE ADMINISTRATIVO”. ¡Un trámite administrativo! ¡A eso reducen todo el problema de Santaliestra!

¡Ah, y a las restituciones! Confunden la finalidad con los medios. El objetivo de desarrollar el medio rural de la Litera lo deseamos todos. Pero la forma de llevarlo a cabo, no puede ser a costa de la seguridad de los ribagorzanos, ni con un precio ambiental tan alto. ¿Por qué no llegamos a acuerdos sobre las alternativas de desarrollo para la Litera? Seguro que sería fácil. No sé, con los militantes y simpatizantes de IU uno se entiende a la primera, pero esta ambigüedad del Consejo Político tan poco sincera ni clara, tan complejamente expresada, resulta repulsiva.