Opinión

YesaNo.com, 31-VII-2007

A vueltas con Yesa

 Fco. Javier Martínez Gil, Profesor de la Universidad de Zaragoza

Me ha llegado a través de "nomaspananos" un comentario de El Periódico de Aragón en relación con la noticia adelantada del anuncio por parte del Ministerio de Medio Ambiente de que, al fin, se han allanado los últimos escollos para dar la luz verde definitiva al proyecto de recrecimiento de la presa de Yesa, con independencia de lo que puedan decir los jueces en las causas abiertas. En este estado de derecho en el que vivimos, las reglas legales del juego, son en demasiadas ocasiones pura menudencia. Quienes prescinden de lo que en su momento puedan decir los jueces, son conscientes de que jamás serán capaces de detener una obra que haya sido declarada de "interés general". No vamos a entrar en la falta de legitimidad moral y la frivolidad con la que el poder político declara una actuación de interés general.

No me acabo de aclarar quién es el autor de la noticia a la que me refiero; si se trata de una opinión de El Periódico, del comentarista que escribe la noticia, o de una simple trascripción de frases salidas del Sr. Director General del Agua del MIMAM o del comunicado oficial al respecto. Es igual.

Sin entrar en el contenido triunfalista de la noticia, que sólo prevé grandes parabienes para la obra, quiero señalar dos cosas. La primera es que en ese 20% de miembros de la Comisión del Agua del Gobierno de Aragón al que se refiere la noticia de El Periódico, que mostró en su día la disconformidad con la obra, frente a una abrumadora mayoría del 80% a favor, no están sólo los afectados y ecologistas, como se especifica, sino también el 100% de los representantes de la Universidad en esa Comisión. ¡Pequeño detalle que nunca ha querido ser matizado a la sociedad! Y es que el saber académico –el de la gente que estudia los problemas desde perspectivas más globales y con más información, que recogen la experiencia de aquí y allá en ese tipo de intervenciones–, sólo interesa si da la razón al que gobierna; es decir, a los poderes fácticos, a quienes detentan el modelo de lo políticamente correcto

Una vez más, se ha ninguneado a la Universidad en este conflicto con clara intención, pese a mis quejas personales expresadas en varias ocasiones y en otras tantas explicaciones de voto. Omitir la opinión de los representantes de la universidad es robar a los ciudadanos un derecho a la información aséptica. ¡Y luego nos hablan de la milonga de la participación! Es probable que a un sector significativo de la sociedad le interese bastante más la opinión de la universidad que la de cualquier representante político o beneficiario legos en los saberes debatidos, que votan por disciplina o por intereses organizados, o la del propio promotor del proyecto, que es justamente lo que está en cuestionamiento. Creo yo.

La segunda cuestión se refiere al coste final de la obra y, por tanto, del metro cúbico de agua servido. Es evidente, a estas alturas, que el proyecto técnico de recrecimiento de la presa de Yesa –como casi siempre ha venido ocurriendo en estos casos–, es una chapuza más. Un proyecto medianamente serio no puede encontrarse con tanto problema "previsible" como los que se está encontrando esta obra, que van a incrementar su coste final hasta niveles insospechados. ¿Quién va a pagar ese coste adicional del metro cúbico de agua? ¿Alguna vez alguien hará las cuentas? Los "irresponsables" por supuesto que no, porque el sistema está montado para que así sea.

Somos los ciudadanos, como siempre, quienes vamos a pagar las torpezas y el capricho de una forma chapucera e interesada de actuar -democrática, eso sí-, apenas conectada con lo que podríamos definir como el interés general. No las vamos a pagar de forma explícita, con un impuesto especial, sino de forma implícita e indirecta, a costa de la detracción de otras posibles prestaciones sociales sin duda más perentorias. Y es que el agua y las políticas del agua han sido siempre una suma de intereses organizados, incluido el chalaneo político, con Franco y sin Franco. Bajo formas diferentes, el autoritarismo hidrológico sigue en vigor; disfruta de buena lozanía, con Narbona y sin Narbona.

En fin, que seguimos en la vieja política hidráulica, teñida ahora de hermosas y vacías palabras como "participación", "democracia", "respeto al medio ambiente", "interés general"... ¡Cuán lejos estamos todavía del bien hacer hidrológico y medioambiental!

¿Alguien piensa en el devenir del río Aragón, que debiendo estar ya hace años en la UVI sigue en el punto de mira de proyectos fluviocidas como el de Yesa e Itoiz? ¿Alguien piensa en los valores patrimoniales de naturaleza e historia en juego? ¿Alguien piensa en la vergüenza de convertir el escenario de la historia más antigua de Aragón en un nuevo y extenso barrizal?

¿Alguien piensa en el dolor moral que causa esa obra los afectados, o en los derechos de las minorías? Estamos llamando progreso hidrológico a lo que no es sino darle fuego a todo. Hemos perdido el respeto, como dice Bebe en su canción "La Tierra está malita". Y sin respeto no hay nada que hacer. En Aras del progreso seguimos avanzando por el camino del vandalismo,... ¡con perdón de los vándalos! Nadie habla de los costes internos ni del saqueo que representan con frecuencia este tipo de obras. Sigamos sembrado vientos.... Sigamos confundiendo el futuro con el saqueo.

 

 

Asociación Río Aragón-COAGRET