OPINIÓN
UN PROBLEMA DE INTERESES, FRENTE A VALORES Y DERECHOS 

Fco. Javier Martínez Gil
Catedrático de Hidrogeología

Los trasvases del Ebro no son necesarios, por mucho que la Admisntración quiera dramatizar la situación; en cualquier caso, deberían ser la última solución a adoptar, cuando todas las demás alternativas hubiesen sido agotadas. Pero ocurre, que a quien decide estas cuestiones no cree en las alternativas y, sobre todo, no le interesan. Por eso los trasvases planteados carecen de la más elemental justificación hidrológica, económica, social, medioambiental y moral.

Intentan justicarlos ante una sociedad desinformada a través de trampas sutiles, que el ciudadano medio no puede detectar; sólo podrían aflorar tras un generoso debate ilustrado. El poder anónimo que los promociona -siempre muy próximo a los gobiernos de cada momento -, sabe muy bien que el agua pirenaica concentrada en el área mediterránea es un gran negocio de futuro, no para la agricultura (por supuesto) sino para su venta como agua urbana y, sobre todo, para la promoción urbanística a escala europea, que son consumidores que pueden pagar por el metro cúbico el precio que sea, porque en ello les va la revalorización inimaginable de una tierra, en el mercado de la especulación. 

De momento, el primer gran trasvase a realizar son esos cuatro billones de pesetas desde las arcas públicas del Estado a las arcas privadas de un pequeño sector de la economía del país, que vive precisamente de esas grandes derramas del dinero público y de un calculado mal hacer. Dicen cuatro billones, pero pueden ser ocho, diez, o los que sean. Nadie exigirá responsabilidades. Por esto, los trasvases no son un simple proyecto hidráulico sino una operación de gran calado, un "superpelotazo" económico y político, perfectamente orquestado. Su debate y aprobación necesitan luz y taquígrafos 

La principal cuestión que debería abordar este Plan Hidrológico Nacional y no anorda, no es el pretendido desequilibrio hidrológico del pais -que es la forma eufemística de llamar al desgobierno hidrológico y la permisividad acumulados en determinadas cuencas y regiones-, sino la instauración del orden y del reinado de la Ley y los valores. Deberían saber quienes diseñan este Plan Hidrológico que no todo es vendible,... aunque haya gentes dispuestas a vender lo ajeno y otras a comprarlo. 

El país entero está inmerso en un proceso acelerado de degradación y despersonalización de su territorio en aras del pretendido progreso económico. Aragón y sus mermados ríos, son todavía tierra abierta a la conquista del gran poder económico organizado. Los responsables de gobernarlo no se dan cuenta de que esta tierra está perdiendo las más relevantes esencias de su identidad, y que se descafeina día a día. Los bravos ríos de las montañas pirenaicas, que han transmitido al pueblo aragonés buena parte de un sentimiento de identidad diferencial y colectiva, ya casi no existen, y lo poco que queda de ellos lo quieren destruir sin justificación. 

El gran negocio organizado -eso que ahora se llama "el progreso económico"-, no entiende de valores, culturas ni de señas de identidad. Las aguas demandadas por esos trasvases no son necesidad sino apetencia y afán de lucro; donde mayor bienestar pueden producir y donde más riqueza pueden generar, es precisamente estando donde están, discurriendo por donde ahora discurren, en su ya cercenada y maltrecha libertad. 

No es tiempo ya de hacer más pantanos, más grandes regadíos ni más trasvases; es tiempo de poner un poco de orden y sabiduría en el gobierno de la cosa pública, que es la casa común. Si no es así, entre todos acabaremos destruyendo hogares, historias y raices. Aragón no será mas que un hecho administrativo. Y nadie se sentirá responsable. 

Este país, que ya ha perdido muchos trenes de la historia en estos dos últimos siglos, muchas revoluciones que llegaron tarde, va a perder ahora la revolución de lo medioambiental, que para nosotros es una revolución muy importante, ligada al bienestar natural, a nuestro sentimiento de identidad, a nuestra cultura, a nuestra memoria, y... a nuestra economía también. 

 
www.trasvasesadebate.org
Asociación Río Aragón