OPINIÓN

Trébede n.º 43, octubre de 2000

AL CIERRE
«Como decíamos ayer... »

José Ramón Marcuello. Director de Trébede

Francamente, sorprende tanta sorpresa anunciada. Alarma tanta alarma social en un Aragón marcado, desde antiguo, por la «teohidráulica» episódica y espasmódica. Asombra tanto asombro por el creciente «fundamentalismo hidráulico». Indigna tanta indignación a bote pronto por un trasvase paradójicamente pre-diseñado desde Aragón hace ahora justamente ocho años. Cabrea, en definitiva, tanto cabreo hipócrita o, cuando menos, insensato.

Nada de lo que está pasando o vaya a pasar en la cuenca del Ebro -o sea, en Aragón, que es donde está la nieve, los valles inundables y las presas a recrecer- dejó de tener su oportuno «aviso a los navegantes» a lo largo de las páginas de Trébede en sus cuarenta y dos números de vida.

Decíamos ayer que en el Arco Mediterráneo y en la fachada atlántica andaluza viven casi veinte millones de habitantes/votantes (más los casi cuarenta millones de turistas que veranean a la vera del Mare Nostrum). ¿Qué tiene de extraño, en consecuencia, que Levante, Murcia, Cataluña o Andalucía Oriental reclamen más agua y que el Gobierno -ya en situación privilegiada de mayoría absoluta- esté dispuesto a sacarla de donde sea y al precio que sea?

Decíamos ayer que el llamado Pacto del Agua, del que se cumplen ahora algo más de ocho años, era un descomunal despropósito consensuado preñado de trampas. ¿Qué partido político de los abajo firmantes tiene ahora autoridad moral para impedir que se haga el Yesa de 1.500 hm3, una capacidad ocho veces superior a la del agua que Zaragoza y su entorno consumen al año?

Decíamos ayer que estábamos en puertas de un conflicto fratricida entre aragoneses que acabaría favoreciendo a terceros. ¿Qué partido, institución o entidad ha puesto paz y cordura en una situación cada vez más tensa e irreversible?

Decíamos ayer que el agua iba a entrar en un progresivo proceso de privatización y de encarecimiento y que, en consecuencia, acabaría en manos de quien pueda pagarla y no al servicio de quien más la necesita. ¿Qué ha hecho el órgano gestor de la cuenca sino abrir la veda con la creación de Aguas de la Cuenca del Ebro Sociedad Anónima (ACESA)? ¿Va a ser ahora la CHE la que le diga al PP gobernante que el agua es un bien tan comunal como el aire que respiramos?

Decíamos ayer que había que revisar con urgencia y en profundidad las concesiones, las dotaciones y los usos del agua en Aragón. ¿Qué han hecho la DGA, la CHE, el Ayuntamiento de Zaragoza u otros ayuntamientos para que el uso primero y preferente del recurso -es decir, el abastecimiento de agua de boca de calidad- sea el último o que tengan más fuerza los minoritarios grandes regantes que el resto de los ciudadanos?

Decíamos ayer que los partidos políticos y los sindicatos (sobre todo, los agrarios) debían diseñar y mantener un discurso hidráulico coherente y único. ¿Que tiene de raro que, lejos de ello, unos y todos digan una cosa en la Montaña y la contraria en el Llano?

Decíamos ayer que la megalomanía hidráulica que subyace en el quimérico Pacto del Agua era una auténtico «trasvase interior» de afecciones e hipotecas tan grandes como irreversibles. ¿Con qué autoridad moral se puede usar ahora el doble lenguaje de «Pacto del Agua, sí», «Trasvase, no»? .

Decíamos ayer, en definitiva, que aún estábamos a tiempo de subirnos al tren del futuro en la estación del Desarrollo Sostenible y todo apunta hacia una situación de creciente Subdesarrollo Insostenible. ¿Y quien tendrá finalmente la culpa de ello? ¿Los gobernantes o los gobernados?

La culpa, desde luego que no. Pero las consecuencias las acabaremos pagando los gobernados.

Y que nadie vea en lo escrito ni un atisbo de vanidad de augur. Se trata, simplemente, de un acceso de rabia y de impotencia ante la pasividad y la indefinición de quienes dicen ostentar y administrar la voluntad popular de (todos) los administrados.
Asociación Río Aragón