OPINIÓN

Diario del AltoAragón, lunes 23 de octubre de 2000

Carles Ibáñez, biólogo e investigador de la SEO

"El trasvase será una lenta estrangulación para el delta del Ebro"

Luisa Pueyo. JACA.- Carles Ibáñez, biólogo, investigador de la SEO (Sociedad Española de Ornitología) en el delta del Ebro y portavoz de la Asociación Antitrasvase del Delta del Ebro, asegura que el drama para esta zona es que los efectos de la política hidráulica prevista no van a ser catastróficos, sino que se verán a medio y largo plazo y será una lenta estrangulación. Los políticos solo miran a cuatro años vista, pero la gente está saliendo a la calle porque ya ve su futuro amenzado.



Carles Ibáñez intervino la pasada semana en Jaca en el debate organizado por Falca dentro de los actos previos al paro del 25-O en el Pirineo. "El Ebro vierte actualmente 300 metros cúbicos por segundo, la mitad del caudal que vertía hace un siglo, antes de hacer los embalses. El Plan Hidrológico Nacional quiere acabar con este río, en cuyo tramo final la calidad del agua empieza a ser bastante mala. En vaso pueden bajar unos 40 metros cúbicos por segundo, y son 33 los que se quiere trasvasar", explicó

Añadió que "la política hidráulica, ignora que los aportes de sedimentos mantienen los sistemas litorales, y que de ellos depende la propia supervivencia de las costas. A un siglo vista, no sólo desaparecería el delta, sino que el agua trasvasada dejaría de recibir aportes de los barrancos y el coste económico para mantener las playas sería insostenible". Puso como ejemplo el cambio operado en la política de Estados Unidos, "donde los diques en las zonas costeras se han sustituido por sistemas de adaptación. Incluso empiezan a dinamitar embalses".

La cuestión es que "se trata de una implicación no sólo referida a la gestión del agua, sino de mantenimiento de ecosistemas y zonas turísticas que reclaman esa agua".

La supervivencia del delta depende del río, y su ecología, sus marismas, la pesca, el marisqueo, la acuicultura y la agricultura necesitan el agua dulce que llega. "Ya sabemos lo que significa un aporte cero en la desembocadura por las experiencias del Nilo, en Egipto, o el Colorado, en Estados Unidos. Aquí ocurriría lo mismo. La economía de la zona, su futuro en peligro lo ha percibido la población y está saliendo a la calle para protestar. El drama es que los efectos del trasvase serán a medio y largo plazo. No será una catástrofe inmediata, sino una lenta estrangulación. Esto lleva a que no haya una reacción inmediata de los políticos, que sólo miran a cuatro años vista. Estamos luchando contra un enemigo muy fuerte y una realidad muy dura".

El Pacto del Agua de Aragón "es muy perjudicial para nosotros. Ya los actuales regadíos han disminuido la aportación a la mitad, pero hasta aquí lo comprendemos. Sin embargo, no se hace un uso eficiente del agua y somos todos los que hemos de cambiar porque somos los perjudicados por un sistema destructivo que cada vez pide más recursos. La política hidráulica es insostenible y va a destruir el sistema, aunque a la gente le cueste creerlo". Un ejemplo de esta política son las recientes palabras del presidente de la CHE, José Vicente Lacasa, quien negó que haya efectos por el cambio climático, "pero dijo que si los hay en el 2060, se harán más embalses. Como puede decirse algo tan demencial, si cada vez va a haber menos agua".
Asociación Río Aragón