OPINIÓN

El Ecologista n.º 23, diciembre de 2000

Los valles pirenaicos llevan la peor parte ante la 'necesidad' de acumular agua para trasvasarla al litoral mediterráneo

Embalses del Pirineo

Chesús Ferrer, Comisión de Aguas de Ecologistas en Acción de Aragón

Una de las zonas donde más se sufriría las consecuencias de la aprobación y posterior ejecución de las actuaciones recogidas en el Plan Hidrológico Nacional sería el Pirineo. El 25 de octubre en todo el Altoaragón se realizó un paro general para denunciar la construcción de las cuatro grandes obras de regulación, cuyo proceso administrativo está muy adelantado (Biscarrués, Jánovas, Santaliestra y recrecimiento de Yesa). Por un lado son necesarios para almacenar agua para llevar a cabo el trasvase de aguas del Ebro, por otro son las estrellas del Pacto del Agua (listado de obras hidráulicas demandado por la mayoría de los políticos aragoneses y regantes). Sin embargo, independientemente de la justificación que se les quiera dar, su construcción significa seguir apostando por una política hidráulica que ya ha provocado unas graves afecciones ambientales y sociales en el territorio pirenaico.

El paro del día 25 no es más que la última de las acciones realizadas por un importante movimiento social, impulsado por diferentes colectivos creados en las comarcas afectadas por grandes obras de regulación. Otra fue la huelga de hambre de 21 días, iniciada por doce personas y secundada el último día por más de 2.000. La totalidad de ayuntamientos del Pirineo aragonés (de todas las orientaciones políticas) apoyan sus manifiestos rechazando esas presas, dejando en evidencia las justificaciones de que el pacto del agua cuenta con el apoyo unánime de toda la población aragonesa.

Los cuatro proyectos de pantanos se caracterizan por poseer una historia muy parecida en lo referente a sus impactos sociales y ambientales, su falta de justificación, la no búsqueda de alternativas, procesos administrativos muy irregulares con graves ocultaciones de información, falta total de diálogo con los afectados, etc.

Impacto social

El impacto social es sumamente grave. En zonas como Jánovas lo vienen sufriendo desde hace unas cuantas décadas, con la expropiación de tres pueblos y la expulsión de sus habitantes en plena época franquista y con los métodos que la caracterizaba. La democracia no está sirviendo para que esta comarca pueda recuperar su futuro, todavía en manos del Ministerio de Medio Ambiente y de las empresas eléctricas. También en Yesa, cuando se construyó el embalse actual más de 1.500 personas fueron desplazadas, con el recrecimiento proyectado tendrían que hacerlo 400 más al destruir tres pueblos. Erés, también quedaría por debajo de las aguas en caso de construirse el embalse de Biscarrués.

La construcción del embalse de Santaliestra no anegaría ningún pueblo directamente, pero amenaza la vida de miles de personas. Diversos informes de universidades, consultoras y del propio Ministerio, advierten sobre el riesgo que la explotación del embalse tendría sobre las poblaciones situadas aguas abajo, debido a un posible desbordamiento de la presa como consecuencia de un corrimiento de tierras por la inestabilidad de las laderas. En Vaiont (Italia) se dio este hecho, causando la muerte de 2.600 personas en 1963. Una ladera se desplomó sobre el embalse levantando una pared de agua de más de 70 metros de altura que arrasó cuatro poblaciones situadas aguas abajo.

Impacto ambiental

No podríamos olvidar el impacto ambiental de la construcción de estas moles de cemento. Sería interminable resumir las afecciones a espacios de interés y a especies con diferente grado de amenaza que se producirían de seguir adelante con los proyectos. Por el contrario, los tramos afectados han ido esquivando la posibilidad de acogerse a alguna de las figuras de espacios protegidos existentes, a pesar de los informes emitidos por técnicos de las diversas administraciones involucradas, por una cuestión política fácil de imaginar.

El caso más reciente lo tenemos en la designación por parte del Gobierno de Aragón de los LIC (Lugares de Interés Comunitario) de las regiones alpina y mediterránea. En una entrevista al Director General de Medio Natural de la Diputación General de Aragón, Carlos Ontañón, publicada en la revista Aragón Municipal (n.º 50, julio-agosto 2000), éste reconoce abiertamente que a la hora de confeccionar la lista de lugares a proteger se habían excluido aquellos que pudieran perjudicar proyectos de desarrollo, en una clara alusión a los actuales proyectos de nuevas pistas de esquí y embalses. Esto, trasladado a la práctica, se traduce en que los mejores tramos de ríos (o mejor dicho los pocos que quedan en unas condiciones mínimas de conservación) se encuentran amenazados por la construcción de grandes embalses y a pesar de su gran importancia medioambiental no cuentan con un reconocimiento normativo y político que pueda poner las mínimas trabas o prevenir este hecho.

Estos embalses tienen una larga lista de procesos judiciales y denuncias abiertas por ayuntamientos y vecinos afectados y por Ecologistas en Acción. Desde este colectivo hemos presentado contenciosos contra la aprobación de los proyectos de Santaliestra, Biscarrués y recrecimiento de Yesa, encontrándose cada uno de ellos en diferentes fases. También, sobre el primero se denunció ante la Comisión Europea por incumplimiento de las directivas de Evaluación de Impacto Ambiental, conservación de aves y hábitats y se está preparando las del resto.

Segundo horizonte

Además de estos cuatro grandes embalses no debemos perder la pista a otros que aparecían en el Plan de Cuenca para un segundo horizonte y que están recogidos en el documento presentado por el Ministerio de Medio Ambiente. Entre estos tenemos el embalse de Beranuy sobre el río Isábena, concebido para la explotación hidroeléctrica según el Plan de Cuenca del Ebro, la regulación de los ríos Alcanadre, Vero, Arba de Biel y el Arba de Luesia, todos ellos ríos del Pirineo y Prepirineo sin ningún tipo de regulación, además de que la mayor parte de los mismos han sido designados como LIC por la importancia natural de sus sotos y fauna asociada al ecosistema fluvial.

No hay justificación posible

Los grandes errores y contradicciones que se dan en los proyectos de estos embalses al hablar de su justificación o entre los diferentes documentos de planificación hidrológica (Pacto del Agua, Plan de Cuenca del Ebro, PHN), dejan bien a las claras que su principal función es almacenar agua para el trasvase del Ebro.

En este apartado es interesante destacar que cinco de estos embalses: Biscarrués, Jánovas (aunque éste es principalmente hidroeléctrico), regulación del Alcanadre, el embalse del Vero, así como posibles excedentes del recrecimiento de Yesa (más otros embalses no contemplados en este artículo por su menor impacto ambiental), con una capacidad total mínima de 900 hm3, se justifican para abastecer de agua a Riegos del Altoaragón. Esta comunidad regantes ya dispone de una regulación muy superior a esa cifra en la actualidad, basada estructuras de principios de siglo, con enormes posibilidades de ahorro y eficiencia del uso del agua aún sin explotar. La intención de la nueva regulación es crear 65.000 Ha nuevas de regadío en Monegros II, sin una rentabilidad clara y con enormes impactos ambientales.

El Plan Hidrológico Nacional no apuesta por la recuperación de los ríos del Pirineo que ya soportan una regulación excesiva; que tienen cientos de kilómetros con graves detracciones de caudales (en muchos casos total) para fines hidroeléctricos; que sus orillas se han visto invadidas por un montón de urbanizaciones e instalaciones turísticas destruyendo los sotos y modificando la dinámica fluvial, al igual que las múltiples explotaciones de extracción de áridos que han soportado; que muchos de sus tramos se siguen canalizando con escolleras, algunas de decenas de kilómetros; que soportan una importante contaminación urbana e industrial. Al contrario, apuesta por seguir con la misma política que ha provocado esta situación.

De llevarse a cabo el PHN supondría el mayor atentado social y medioambiental contra el Pirineo que hayamos conocido. Ríos como el Ara, el Isábena, el Alcanadre... merecen una oportunidad para demostrar que su conservación es un motor de desarrollo importante para sus gentes y un derecho que muchos queremos seguir teniendo.
 
Asociación Río Aragón