SIETE DE ARAGÓN n.º 281: 12-13, del 26 de junio al 2 de julio de 2000

Embalses para trasvases
José Luis Benito Alonso. Biólogo. Instituto Pirenaico de Ecología, CSIC

Para justificar el trasvase de agua del Ebro a levante se habla de déficit estructural en sus cuencas, pero no se dice que, paradójicamente, éste ha sido provocado por el trasvase Tajo-Segura. Así, las grandes espectativas de desarrollo que supusieron la puesta en marcha en los años setenta de dicho trasvase, con cálculos de caudales de 1000 hm3/año, hicieron que se ampliaran los regadíos murcianos en más de 53.000 Ha. Sin embargo, la media trasvasada nunca ha superado los 400 hm3, siendo normales cifras que rondan el centenar. Antes de la llegada de las aguas del Tajo, los episodios de sequía resultaban esporádicos y no excesivamente frecuentes. Hoy, cada nuevo año hidrológico nace con un déficit hídrico estimado en medio millar de hm3. Por increíble que parezca, la llegada del trasvase convirtió una sequía eventual y episódica en estructural y permenente.

El trasvase del Ebro hacia levante se haría a través del sistema Mequinenza-Ribaroja. Éstos son embalses privados dedicados a producción hidroeléctrica, así como reserva estratégica ante catástrofes en las centrales nucleares de Ascó y Vandellòs aguas abajo, por lo que tienen que tener un nivel de llenado mínimo asegurado. No parece realista pensar que se vayan a expropiar o comprar a precios millonarios las concesiones a las hidroeléctricas que los explotan, para trasvasar el agua, así que la concusión inmediata es que se necesitan nuevos depósitos de agua en la cuenca para hacer efectivo el envío de agua al entorno de Barcelona y Levante. Y los objetivos están claros: recrecimiento de Yesa (que pasaría de los 450 hm3actuales de capacidad a 1525 hm3) y embalses de Biscarrués (192 hm3) y Santaliestra.

El agua que hipotéticamente se embalsara en Yesa recrecido, Biscarrués o Santaliestra no iría por tanto para los campos aragoneses, que según el Plan Nacional de Regadíos sólo contempla para Aragón 67.000 nuevas hectáreas a lo sumo, y no las 250.000 que se solicitan, sino para trasvasarla a levante. Mención a parte merece Jánovas, pues se trata de un proyecto para uso hidroeléctrico y no de regadío, a pesar de que los regantes lo pidan.

El doble lenguaje de los políticos aragoneses con respecto a la política hidráulica en general y a los trasvases en particular, es vergonzoso. Por una parte, hablan de no consentir los trasvases, pero por otra son los que más hacen para que se puedan llevar a cabo, al poner tanto empeño en que se realicen las obras del caduco y trasnochado "Pacto del agua", y que servirán para que los trasvases sean posibles.

El Gobierno de Aragón está argumentando, y con mucha razón, que es necesario racionalizar la gestión del agua, teniendo en cuenta todos sus costes ambientales, sociales y económicos, que es necesario ahorrar agua, reutilizarla, que una mayoría no puede aplastar a una minoría, que hay que llevar desarrollo en donde está el agua y no al revés y que el diálogo es el instrumento necesario para llegar a un consenso. Totalmente de acuerdo. Sin embargo, es hora ya de denunciar el doble discurso de nuestro Gobierno: favorece el despilfarro de agua sobre la modernización del regadío, no ha reconocido a los afectados por embalses como una parte del conflicto hidráulico en Aragón, la movilización de la ciudadanía en las comarcas de montaña es despreciada sistemáticamente bajo el argumento de que se trata de "minorías", prefiere llevar el agua al rico llano del Ebro en lugar de llevar recursos al Pirineo.

Hoy el Gobierno de Aragón es víctima de su propia política: en una u otra medida somos "minorías" la montaña frente al llano, el llano frente a Zaragoza y Aragón entero frente a Cataluña, Valencia o España en su conjunto - sólo respetando a nuestras minorías tendremos la fuerza moral de exigir respeto para nosotros mismos como aragoneses.

Como la administración autonómica es incapaz de entender este hecho, los colectivos del Pirineo y Prepirineo aragonés contrarios a los embalses (Asociación Río Ara, Asociación Río Aragón, Asociación Cultural para la Defensa del Río Ésera y Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos) han hecho un llamamiento a los ciudadanos de la montaña para que secunden dos horas de paro general el 25 de octubre para conseguir, entre otras cosas, parar el trasvase desde su raíz, es decir, paralizando los embalses que permitirían en trasvase del Ebro [http://www.jaca.com/yesano/paro.htm].

La perspectiva científica
En palabras del Profesor Narcís Prat, catedrático de la Universidad de Barcelona, "los trasvases entre cuencas son la aberración más grande, desde el punto de vista científico, que puede realizarse en una política de gestión de recursos. Por ello, la realización de nuevos trasvases debería congelarse y a la vez emprender estudios para devolver el agua a las cuencas hidrográficas que en estos momentos proporcionan agua a otras cuencas. Cada cuenca hidrográfica debería realizar un plan para poder mantener su funcionamiento con los recursos propios, o como máximo, para no aumentar el uso de recursos actuales".

Desde el punto de vista biológico y físico-químico, los trasvases intercuencas son desastrosos, tanto para la cuenca cedente como para la receptora. En la cuenca cedente, la detracción de caudales, en este caso del río Ebro, provocaría el descenso en el nivel freático aguas abajo, salinizando las tierras del delta por penetración de agua del mar, contaminándose el acuífero deltaico y los pozos que se utilizan para abastecimiento humano; menos agua también significa menor capacidad de transporte de sedimentos, que conlleva la reducción de la superficie del Delta del Ebro y de la cantidad de nutrientes que abastecen el banco pesquero de la plataforma litoral de la desembocadura del Ebro, por lo que mermarán las capturas.

Para las cuencas receptoras, los principales perjuicios ambientales van desde la extinción de especies (sin duda los siluros introducidos en Mequinenza llegarán a la albufera de Valencia y acabarán comiéndose todo bicho viviente, incluyendo el "samaruc", una especie en peligro de extinción), hasta la contaminación por nitratos y fosfatos, que agravarían el problema de las cuencas receptoras, con eutrofización de las balsas y embalses de recepción, disminución de la cantidad de oxígeno disponible en el agua y por lo tanto muerte de buena parte de la vida acuática.

La perspectiva social
Pero si ya de por sí los impactos biológicos son lo suficientemente importantes como para desechar la ejecución de trasvases intercuencas, hay otros impactos si cabe mucho más evidentes como son los socioeconónicos. Nunca se habla de los perjuicios en las zonas cedentes: inundación de las mejores zonas de cultivo y ganadería de montaña, pueblos bajo las aguas, familias desplazadas, desvertebración territorial, pérdida de la identidad cultural, creación de desiertos demográficos, barreras para la fauna, etc. Como diría mi abuela "desvestir a un santo para vestir a otro". El recrecimiento de Yesa y el embalse de Biscarrués en el Pirineo aragonés van a suponer la deportación de unas 400 personas, con dos pueblos completamente inundados (Sigüés y Erés) y otros tres afectados profundamente en sus términos muncipales (Artieda, Mianos y Biscarrués).

En el caso de Yesa, el actual embalse ya desplazó a cerca de 1500 personas, creando un vacío territorial en la Canal de Berdún que se agravaría con el recrecimiento. En un momento en el que el turismo rural está en auge y los pueblos de montaña está levantando cabeza, esta sería la puntilla definitiva.

En el entorno de Biscarrués, al pie de los Mallos de Riglos, hay una floreciente industria de turismo de aventura ligada al río vivo y salvaje, que está permitiendo que no sólo se pare la emigración sino que se invierte el proceso. El embalse mataría a la comarca de la Galliguera.

Pero claro, los que vivimos en la montaña somos una "minoría" que debemos plegarnos "democráticamente" a los deseos de la mayoría que ya ha decidido lo que hacer con nuestro futuro, sin siquiera consultarnos. No se dan cuenta de que todos somos una minoría en algún momento.

La actual política hidráulica consiste en complacer una lista de las apetencias de cada zona, que se convierte en una "carta a los Reyes Magos del agua", que nada tiene que ver con las necesidades reales, unas peticiones que se quieren satisfacer ofreciendo unos caudales de los que no disponen las cuencas peticionarias y que por lo tanto habría que importar, de forma que se crea artificialmente una necesidad trasvasista que no es real.

La política hidráulica de este país debería pasar por el ahorro, la racionalización, la modernización y el buen uso de los recursos de cada cuenca, y no por aumentar la oferta de agua que lo único que hace es generar unas espectativas que provocan un aumento descontrolado y desproporcionado en la demanda de los escasos recursos, creando una espiral oferta-consumo-más demanda sin límites.

Los trasvases, por lo tanto, sólo agravarán el desequilibrío territorial actual, potenciando las zonas ya ricas y desarrolladas del litoral a costa de las zonas de montaña que ya están padeciendo o padecerán la hipoteca acumulación del agua. Se nos condena a la pobreza y a la emigración, cosa que queremos evitar.
 

José Luis Benito Alonso
Biólogo
Instituto Pirenaico de Ecología, CSIC