Opinión
Diario del AltoAragón, 15-XII-2001

Thomas Chatel, hidrólogo

“Si alguien quiere dañar una zona sólo tiene que proponer un embalse”

Luisa PUEYO

JACA.- El hidrólogo alemán Thomas Chatel, autor de una tesina sobre el Plan Hidrológico Nacional, denuncia que, como en España ya hay presas construidas sobre todas las cerradas posibles, las que ahora quieren hacerse requieren muros de un kilómetro o dos de longitud. Esto supone una gran afección, aunque una zona ya queda dañada por el simple hecho de proponer que se haga en ella un embalse.

Thomas Chatel tiene un conocimiento directo de las zonas más afectadas por el PNH, el Pirineo, por los proyectos de Santaliestra y Biscarrués y el recrecimiento de Yesa, y el Delta del Ebro, y consolidó el contacto con sus gentes a través de la Marcha Azul. El estudio realizado del Plan para su tesina le lleva a asegurar que “ante la disyuntiva de gestionar la oferta o la demanda como soluciones para el Gobierno español, éste ha optado por la oferta, cuando debería haber sido lo contrario. Es necesario gestionar mejor el uso de agua en agricultura y en las ciudades, en la construcción de hoteles y de campos de golf”. Asegura que lo importante es tratar “de que haya otro modelo de desarrollo para regular un crecimiento incontrolado. El Gobierno ha elegido aumentar la oferta porque es más cómodo que entrar en conflicto con los agricultores y, sobre todo, con el sector de la construcción”.

El PHN “no soluciona el problema que pueda haber con el agua, sino que lo va a agravar porque si se aumenta la cantidad disponible sucederá lo mismo que con el trasvase Tajo-Segura, se crearán expectativas y aumentará la demanda. Este aumento ya se da nada más mencionar que va a haber un trasvase”. Esto supone que el PHN “ignora las dimensiones social y ecológica respecto al impacto de los proyectos hidráulicos. Hay políticos en Aragón que dicen que los embalses del Pirineo no tienen que ver con el PHN, sino con el Pacto del Agua, cuando es todo lo mismo. Da igual quien financie el Plan y quien lo ejecute, y que el Pacto del Agua sea una gran mentira. En Aragón hay gente que sólo está en contra del trasvase, no de los embalses, y los aragoneses que sí se oponen a estos tienen que luchar contra su propia gente”.

No se tiene nunca en cuenta que “una zona ya se daña suficientemente sólo con anunciar que se va a construir un embalse. Si alguien quiere perjudicarla, no tiene más que lanzar la propuesta. El precio de esas tierras baja tanto que abarata las indemnizaciones”. Además, quedan pocos lugares para construir embalses eficientes porque “en tiempos de Franco ya se buscaron todos los sitios posibles, y ahora hay que construir muros de uno o dos kilómetros de longitud, de lo que resultan unos embalses con una evaporación tremenda. Hay otras muestras de esquizofrenia, como el contar con dinero del programa europeo Leader para el río Gállego mientras el Gobierno pide financiación europea para construir aquí un pantano”. Está demostrado que “el valor turístico y ecológico de un río es enorme, y el de un pantano, mínimo”.

 

Asociación Río Aragón-COAGRET