OPINIÓN

Diario de Noticias, domingo 17 de diciembre de 2000
"Con el Plan Hidrológico se financia una operación especulativa a través del agua"

Entrevista a Pedro Arrojo, presidente del Congreso Ibérico sobre Planificación y gestión de Aguas

Con la facilidad de palabra y clarividencia que todo buen profesor y pedagogo debiera tener, Pedro Arrojo, catedrático de Física de la Universidad de Zaragoza, sabe explicar los auténticos y dramáticos problemas que vive este país por la eterna discusión de la mala cultura del agua. Personalidad destacada en la materia (es uno de los catedráticos a los que el Gobierno solicita estudios sobre el plan hidrológico), sus juicios no son meras opiniones sino datos estudiados y contrastados sobre un tema que esconde no sólo negocios e intereses turbios, sino quizás la destrucción de lugares de gran importancia ecológica.

FERMÍN PÉREZ-NIEVAS - Tudela

-¿Qué significa el Congreso Ibérico sobre Planificación y Gestión de Aguas que usted preside? -Es un congreso que se realiza cada dos años. Surgió la idea hace cuatro en el ámbito universitario entre muchos profesores que tratábamos temas de agua desde distintos enfoques como el de la economía, el jurídico, el geográfico o el biológico. Hicimos una reunión en Madrid ya que entendimos que este tema afloraba en interés de la sociedad y que la Universidad tenía un caudal de profesores independientes que se supone tenían mucho que decir en lo que vaticinamos como un tiempo de cambio en la política de aguas. Con el apoyo de 12 rectorados se lanzó la primera iniciativa del primer Congreso Ibérico que tuvo lugar en Zaragoza en 1998. Cuando concluyó teníamos ya el apoyo de 50 universidades españolas y portuguesas y se quedó en hacerlo bianual. El segundo ha sido en noviembre, en Oporto, para dejar claro el carácter ibérico de la iniciativa.

-Parecen haberse calmado las aguas en torno al Plan Hidrológico... ¿En qué momento se encuentra ahora? -Pienso que ni se han calmado las aguas ni me da la impresión de que se hayan emitido señales de diálogo, paciencia o voluntad de hacer un debate técnico y científico como sería razonable y deseable. En el Gobierno se sigue apremiando el proceso. Después de las últimas declaraciones famosas del señor Cañete, con sus argumentos testiculares y sus marchas militares, vinieron las declaraciones de Aznar, que han venido a decir lo mismo pero con lenguaje políticamente correcto. Me consta que se está acelerando, o al menos apremiando, para que a lo sumo en enero se culmine ese pretendido debate. Digo pretendido porque no ha habido tal en el Consejo Nacional del Agua y de ahí quedará en manos del Gobierno para llevarlo al Congreso. Las últimas declaraciones son que antes del verano quieren tenerlo preparado. En el debate científico sólo ha habido un centenar de expertos que hemos sido formalmente requeridos por el ministerio para presentar dictámenes de opinión y de valoración del plan. Se nos ha pagado 200.000 pesetas y se nos ha requerido hacerlo en mes y medio. Sólo el plazo en sí mismo dice muy poco de la voluntad de hacer un debate sosegado, serio y riguroso. Porque lógicamente yo no puedo desaparecer del planeta durante mes y medio, leerme los más de 2.000 folios y hacer lo que me gustaría hacer en cuanto a seriedad y rigor. Lo mismo que yo todos los demás. Mientras no se demuestre lo contrario la aparente voluntad del Gobierno es la de hacer una política de hechos consumados acelerada antes de que se transponga la directiva marco europea, que ya ha sido aprobada, y que entra en flagrante contradicción con este plan.

-¿A qué conclusiones le ha dado tiempo a llegar en este mes y medio? -El tiempo acabó el 15 de noviembre. Ya se enviaron dos dictámenes y lo que he solicitado en nombre del Congreso Ibérico al Ministro es que se nos convoque públicamente a un simposium para que estos estudios que se nos han solicitado sean públicos y defendidos responsablemente por esos autores y queden no sólo a disposición del Gobierno, metidos en un cajón, sino también de la oposición y de los ciudadanos para colaborar al debate que, teóricamente, dice el Gobierno que quiere hacer, aunque esta política de hechos consumados acelerada no parece que esté en sintonía con ello.

-Quizás de lo que más se acusa a este Plan Hidrológico es de potenciar el desequilibrio entre las comunidades... -Los casos más dramáticos son el Pirineo y el delta del Ebro, principales víctimas del plan. Este plan requiere de 1.000 hectómetros cúbicos nuevos de regulación añadidos y aunque el habla de que podría expropiarse Mequinenza, obviamente estando Itoiz (que está absolutamente sobredimensionado con respecto a los verdaderos regadíos que se van a hacer en el futuro), un recrecimiento de Yesa con 1.000 hectómetros cúbicos, Santaliestra, Biscarrués o Rialp, estos embalses son los que dan una capacidad conjunta de 1.000 nuevos hectómetros cúbicos de regulación. No se va a expropiar Mequinenza y la realidad es que allí se va a destruir unos patrimonios de naturaleza y unos impactos sociales sobre las poblaciones pirenaicas tremendas. Las otras grandes víctimas van a ser las gentes del delta y sus patrimonios de naturaleza. El delta es el segundo tesoro de biodiversidad de la Unión Europea después de Doñana. Sus impactos van a ser demoledores. Según un estudio realizado por el equipo de investigación más solvente en la materia, que es el del departamento de ecología de la Universidad de Barcelona, el delta del Ebro desaparece si no cambiamos la política. Desaparecerá en 50 años, y por lo tanto, esto traerá falta de caudal, salinización, falta de aportes sólidos, colapso biológico... Al mismo tiempo el plan alienta un desarrollo insostenible, es decir, alimenta la especulación urbano-turística del litoral mediterráneo en una escala de dimensión absolutamente insostenible e inviable de cara al futuro. Es decir, se está preparando lo que ya es una realidad en toda la cuenca mediterránea, la muerte de éxito. En ese proceso especulativo unos pocos tienen mucho que ganar.

-¿Cómo afecta este plan a Navarra y a la Ribera? -Hay que entender que el plan ideológico no es una lucha de pueblos contra pueblos, no es un problema de qué gana Aragón frente a Murcia, qué pierde uno o gana otro. No es eso. Ese es el enfoque mal hecho de los políticos por el que siempre es más fácil ganar votos en la guerra que en la paz, hay que buscar enemigos para ganar votos. El debate del Plan Hidrológico es un debate por una nueva cultura del agua, y eso afecta a los de Tudela, Murcia, Madrid, Coruña o Zaragoza. Este plan está alentando un coste de un dinero público, que pagamos todos, en donde llevar un metro cúbico de agua hasta Almería va a costar más de 150 pesetas de las que, seguramente, no menos de 120 sean pagadas por el erario público. ¿Para qué? Para resolver lo que se llama un déficit, que es un eufemismo. Es el resultado de un desgobierno estructural en donde impera la rapacidad sobre el patrimonio público ante la pasividad y la colaboración de la administración. En estos momentos hay 200.000 hectáreas ilegales de regadíos en el olivar andaluz, 40% de regadíos ilegales en la comarca emblemática de Murcia (Águilas), en Almería en 1983 se declaró oficialmente, por el BOE, acuífero sobreexplotado, había 9.000 hectáreas bajo plástico, hoy hay 30.000, más de un 70% de ilegalidad. ¿Hay déficit, o exceso de avaricia? Los que lo están haciendo no son familias pobres, sino especuladores que tienen bulldocers, potente maquinaria y capacidad para ignorar a la Guardia Civil, que no para de realizar denuncias que quedan archivadas en los juzgados. Hay una situación de desgobierno estructural y al Gobierno le es más fácil llamarle déficit y pretender resolverlo con un trasvase. Eso es un escándalo. El trasvase Tajo-Segura que ya se hizo, prometió 1.000 hectómetros cúbicos y en la práctica no hubo para hacer más de 300 de media al año. Con los 1.000 se iban a hacer 50.000 hectáreas de regadío nuevas, se tenía un 70% menos de agua y, sin embargo, 10 años después, el Gobierno había legalizado 87.000 hectáreas. Es decir, con un 70% menos de agua se han legalizado un 80% más de regadíos. ¿Cómo afecta a Tudela y a Navarra?, como a todo el mundo, vamos a financiar una operación especulativa a través de los mercados de agua. Con un patrimonio público que es de toda la sociedad se van a forrar cuatro sinvergüenzas. Además esos trasvases se pretextan desde la prioridad de los usos urbanos. En realidad no son tales, sino turísticos, pero se pretextan como urbanos y van a tener prioridad sobre el regadío. El año que haya escasez, con la ley de aguas en la mano diga lo que diga el Gobierno, Terra Mítica tendrá prioridad sobre cualquier regadío de la cuenca del Ebro.

-¿Sé necesita realmente hacer un Plan Hidrológico? -España es el primer país del mundo en infraestructuras hidraúlicas por habitante y kilómetro cuadrado. Sí se necesita, pero que sea moderno, no un modelo del siglo XIX de esos que dicen 'de una vez y por todas vamos a resolver todos los problemas'. Eso es imposible, pues es un problema muy complejo y variado. Hay que hacerlo en varios niveles. Primero lo que es de consenso social y científico-técnico, y eso se ejecuta. En segundo término, grandes embalses polémicos, se dan de 5 a 10 años para resolver la cuestión y, mientras tanto, el primer nivel está operativo. Mientras se debate sobre los conflictos se actúa sobre los consensos, esa es una de las claves.

-¿Cuál es su opinión acerca de las dos centrales térmicas que están construyendo en Castejón? -No conozco el problema de forma directa, pero sí sé que en todas estas cuestiones el poder fáctico de los grupos de presión, en este caso las constructoras y las eléctricas usando siempre el pretexto y el colchón social del regadío como argumento para introducir sus intereses, es omnipotente. Está presente en todos los proyectos y se disfrazan de mil maneras. Hoy en día este país no necesita más producción eléctrica. Lo que pasa es que determinados módulos de producción eléctrica con las subvenciones adecuadas son buenos negocios, sea la eólica o cualquier otra. Hay que ser muy prudentes. Hoy en día no se puede dar ni una sóla concesión más de aguas mientras no se discuta la nueva directiva marco que exige dar entrada en el mundo de la gestión de aguas a ese gran usuario principal que habíamos olvidado, los recursos ambientales. Los ríos deben seguir siendo ríos y en 10 años la directiva obliga a recuperar su estado ecológico natural. Mientras eso no se arregle dar nuevos usos es una temeridad y una irresponsabilidad.

-Itoiz y el Canal de Navarra. -Itoiz es fruto de lo mismo que todos los grandes embalses que hace 20 ó 30 años hubieran tenido sentido en una economía de carácter agrario y todavía dependiente de aumentar las cuotas de producción. Hoy en una Unión Europea en la que tenemos cubiertos nuestros cupos de producción agraria, hacer 50.000 hectáreas de regadío en Navarra es hacer 50.000 Ha de multas europeas, que recaen sobre el regadío que ya existe. Por eso los regadíos previstos en el Canal de Navarra no lo están en el Plan Nacional de Regadíos, porque la previsión es una política de modernización de lo existente y no entrar en una dinámica de muchos productos en la que somos sobreexcedentarios. Creo que Itoiz ha sido un tema fruto de las sinergias históricas que se ha complicado en ese enquistado espectro de la política de Navarra y del País Vasco, donde quien no está conmigo está contra mí y donde se hace difícil el diálogo social. Son obras no rentables para el país que producen pérdidas tremendas que no van a ser recuperadas. Se está ofreciendo un regadío que nunca se va a realizar en esas dimensiones y eso lo saben todos. Se harán las hectáreas que requiera la política, no la economía ni la sociedad. En vísperas electorales se harán 500 Ha aquí otras 500 allá y se parará como se ha parado Riaño. Este embalse será fundamentalmente hidroeléctrico, por eso se han sobredimensionado las turbinas por que esperan mover mucha más agua. Además va a ser uno de los grandes depósitos que se esperan usar para la regulación se los grandes trasvases.
 
Asociación Río Aragón