OPINIÓN

El Periódico de Aragón, lunes 9 de abril de 2001

Ese Aragón que me duele...
Pedro Arrojo. Miembro de COAGRET

A estas alturas no sé cuanta gente medianamente bien informada seguirá pensando en el recrecimiento de Yesa, en Biscarrués o en Santaliestra como la clave que permitirá regar más de cien mil nuevas hectáreas en Aragón. Es de notar que sólo Yesa con sus 1000 hm3 de recrecimiento, si se llenara, permitiría regar teóricamente unas 140.000 hectáreas, siendo que el Plan Nacional de Regadíos prevé poco más de 6000 nuevas en Bardenas.

En todo caso sería bueno que los ciudadanos supieran que hoy España cubre prácticamente sus cupos de producción en los productos herbáceos que se producen masivamente en este tipo de regadíos, con lo cual, si se llegaran a transformar esos cientos de miles de nuevas hectáreas de regadío, previstos demagógicamente en el Plan de Cuenca, tendríamos cientos de miles de hectáreas de multas europeas que arruinarían a esos mismos regantes que hoy defienden el Plan Hidrológico del PP con sus trasvases incluidos.

Me duele ese Aragón simple y fácil de engañar. Ese Aragón rancio, anclado en aquel Costa que Franco metió en una urna con alcanfor hace medio siglo, y que hoy la derecha retoma para enmascarar el negocio de los modernos mercados de aguas públicas dirigidos a través de los trasvases al tinglado especulativo urbano-turístico del litoral mediterráneo.

Me duele el egoísmo de quienes piden más y más regadío a costa de la desgracia ajena, de pueblos y valles inundados, eso si, con dinero público, por supuesto. Pero me duele más esa actitud, viendo como ese egoísmo, unido a la ignorancia, se amasa haciendo de esas gentes carne de cañón para justificar en nuestra tierra esos proyectos trasvasistas del PP. Me duele el desprestigio en el que los dirigentes de las Comunidades Generales y Sindicatos Centrales de Riego están sumiendo al conjunto de los regantes.

Me duele ver a esos partidos firmantes del famoso Pacto del Agua prisioneros en la trampa de sus propias contradicciones. Me duele constatar lo difícil que es para la mayoría de los políticos comprender y asumir ese viejo proverbio de que rectificar es de sabios. Me duele ver lo difícil que le está resultando a la DGA hablar claro y explicar a los aragoneses simplemente que nos engañaron y que nos equivocamos. Que nos vendieron un Pacto del Agua en forma de hormigón subvencionado en nombre de un regadío, que no es sino un pretexto encubridor de la política de trasvases y mercados especulativos.

Pero sin duda lo que más me ha dolido en estos últimos días son actitudes como la del alcalde de Sigüés, acogiendo como una bendición rodear su pueblo con un muro que le libre de la inundación, aunque más allá de ese muro se inunden campos, vidas e ilusiones de otros vecinos y pueblos cercanos. Me duele esa docilidad humillante frente a los poderosos. Me duele la pobreza de espíritu de quienes venden la dignidad propia y ajena, de quienes buscan salvar el pellejo a costa de la desgracia de otros. Me duele el egoísmo de quien, habiendo recibido la solidaria ayuda de decenas de miles de personas en defensa de Sigüés, se pliega hoy ante el poder, dando la espalda a quienes le apoyaron, ofreciendo su apoyo a un Recrecimiento de Yesa que no es sino la pieza clave de los trasvases.

Afortunadamente igual que a mí, le duele, estoy seguro, a miles y miles de aragoneses. Nos duele el alma y eso es buena señal. Es señal de que estamos vivos y dispuestos a parar este "paseo militar", preñado de corrupción y compraventa de dignidades indignas.


Asociación Río Aragón