Opinión
YesaNo.com, 28-IX-2003
La mejora del abastecimiento a Zaragoza no requiere recrecer Yesa
 

Ricardo Aliod

Profesor Titular de la Universidad de Zaragoza
 

Cuando hace unos años la entonces alcaldesa Dña. Fernanda Rudí anunció a bombo y platillo un proyecto de abastecimiento a Zaragoza y su entorno desde Yesa, sin necesidad de recrecimiento del pantano, desde muchos ámbitos - y entre ellos la Comunidad Europea, que negó los Fondos de Cohesión que el Gobierno del Sr. Aznar solicitó para el proyecto- sospechamos que bajo la pretendida mejora de calidad del abastecimiento, que puede conseguirse razonablemente por otros medios, se ocultaba un pretexto para introducir argumentos que forzaran el recrecimiento de Yesa, sospecha ahora plenamente confirmada.

Para disponer de una mejora suficiente en la calidad del agua actual, que ya quisieron para sí muchas ciudades del Levante, sólo es necesario culminar el plan de mejora que la ciudad está llevando a cabo, tanto para modificar la estación potabilizadora, corrigiendo las deficiencias de tratamiento respecto al tipo agua disponible, como para renovar la red de tuberías, que poseía numerosa pérdidas, y junto a todo ello, poner en marcha el sistema al almacenamiento de aguas seleccionadas del Canal Imperial en el embalse de la La Loteta, que suplirán a aquel en los periodos de estiaje o corte, cuando la calidad empeora sensiblemente.

Este diseño, que prescinde totalmente de Yesa, pero que resulta suficiente y viable en sí mismo, es el que propusieron, y al que se comprometieron, las autoridades nacionales tras la primera negativa de Bruselas, accediendo entonces si, a una subvención de 71 millones de euros de los Fondos de Cohesión que pagan casi íntegramente la conducción entre La Loteta y Zaragoza y otras 22 localidades. Nada mas lejos de la verdad, pues, que la interpretación que se hace correr por ahí de que Europa asignó estos fondos para financiar la primera parte de las obras del proyecto de abastecimiento desde Yesa.

Muchos aragoneses que acudimos reiteradamente a Bruselas para demandar que se negaran Fondos al transvase del Ebro, hemos aprendido que las instituciones europeas, sujetas a la presión de los gobiernos, no se pronuncian a la ligera denegando una solicitud de Fondos de Cohesión, por lo que hay que concluir que en existieron en el caso de Yesa poderosas razones ambientales, sociales y económicas, que quizá algunos sectores con una visión muy “sui generis” de lo que implica la Directiva Marco del Agua, no están interesados en conocer y pretenden ignorar, pero que sugerimos indaguen.

Pero, dejando al margen esta contradicción -que no es baladí, puesto que las instituciones deberían medir el riesgo de que Bruselas en un momento dado considere que ha habido un uso fraudulento de los Fondos de Cohesión- si se insiste en proseguir con el proyecto y que Zaragoza pueda permitirse el lujo de disponer de agua del río Aragón, puede técnicamente hacerlo, pero sin necesidad de añadir regulación adicional alguna en Yesa.

Para ello, tal y como se propuso en el proyecto inicial, basta derivar caudales de rebose del río Aragón a través de la acequia de Sora y mediante la conducción adicional Sora- La Loteta almacenar el agua en La Loteta, que de esta manera se convierte en un embalse de regulación en tránsito, o balsa lateral del sistema del río Aragón, específicamente destinado a almacenar los volúmenes que Zaragoza y su entorno consumen.

Eso si, Zaragoza en este caso debe asumir íntegramente el pago de la conducción adicional necesaria, y posiblemente otros sobrecostes, que al no tener financiación alguna implican, en el mejor de los casos (sin recrecimientno alguno y sin penalización de Bruselas), triplicar la repercusión de las obras en el recibo del agua respecto a la opción anterior, y duplicar, al menos, el importe neto de dicho recibo.

Lo importante ahora, y a diferencia con el proyecto inicial, es que en un horizonte que va mas allá del año 2020, la conexión de Yesa con La Loteta permite suministrar agua del Río Aragón a Zaragoza con garantía total, sin necesidad de recrecimiento.

Esto es así porque aunque el proyecto inicial estableció una demanda hiperdimensionada de 132 Hm3, de los cuales nada menos que 113 Hm3 se destinaban a la capital, posteriormente Zaragoza se ha comprometido ante Bruselas, precisamente en función del acceso a los Fondos de Cohesión, a una reducción de las pérdidas de agua tal que su demanda no supere los 65 Hm3 en el año 2008. Objetivo que se está consiguiendo a costa de un importante esfuerzo del municipio. Si a esto añadimos las demandas previstas para las otras 22 localidades del corredor del Ebro, 8 Hm3, cuyas pérdidas en redes asimismo tienen un amplio margen de ahorro, y aún añadimos otros 8 Hm3 para prever hipotéticas incrementos de consumo, tenemos un horizonte de unos 80 Hm3 de máxima demanda real previsible a largo plazo.

Si con el suministro supuesto de 132 Hm3, el sistema de conexión con La Loteta se diseñó para tener una garantía de suministro completo en 8 de cada 10 años, con una demanda real máxima de 80 Hm3, un 40% menor, la garantía es total. Y aún se disponen de otros 26 Hm3 de capacidad de regulación adicional en la Loteta, y eso sin recurrir a políticas de banco de aguas o a otras estrategias de acopio y gestión, si fuera puntualmente necesario.

Incorporar arbitrariamente demandas de abastecimiento en las cuentas de los volúmenes a regular en un nuevo pantano de Yesa no consigue sino agudizar las tensiones existentes, al arrastrar a Zaragoza a convertirse en un nuevo agente en el conflicto, lo que resulta especialmente grave en un momento en la ciudad, a través del proyectos como la Expo 2008, apuesta por convertirse en un punto de referencia, modelo y ejemplo del uso sostenible del agua.

Los ciudadanos de Zaragoza además resultan involuntariamente paganos de beneficios ajenos, al tener que muy posiblemente verse comprometidos a financiar íntegramente todas las obras de traída, el embalse de La Loteta y el recrecimiento de Yesa, amén de las mejoras en su propia de red y sistemas de tratamiento, medidas prioritarias que esta manera se ven desincentivadas y pagadas por partida doble.

Si hace unos días se escucharon protestas por la subida, en dos años, de las tasas del agua en un 25% con objeto de equilibrar los gastos actuales, no se sabe bien cual será puede ser la reacción de público cuando vea repercutidos todos los costes que se le preparan, especialmente con Yesa recrecido, para finalmente ver una mejora de calidad que quizá no será ni tan espectacular ni tan imprescindible como se pensaba.

Ricardo Aliod Sebastián

Asociación Río Aragón-COAGRET