Cuando hace unos años la entonces
alcaldesa Dña. Fernanda Rudí anunció a bombo y platillo un
proyecto de abastecimiento a Zaragoza y su entorno desde
Yesa, sin necesidad de recrecimiento del pantano, desde
muchos ámbitos - y entre ellos la Comunidad Europea, que
negó los Fondos de Cohesión que el Gobierno del Sr. Aznar
solicitó para el proyecto- sospechamos que bajo la
pretendida mejora de calidad del abastecimiento, que puede
conseguirse razonablemente por otros medios, se ocultaba un
pretexto para introducir argumentos que forzaran el
recrecimiento de Yesa, sospecha ahora plenamente confirmada.
Para disponer de una mejora
suficiente en la calidad del agua actual, que ya quisieron
para sí muchas ciudades del Levante, sólo es necesario
culminar el plan de mejora que la ciudad está llevando a
cabo, tanto para modificar la estación potabilizadora,
corrigiendo las deficiencias de tratamiento respecto al tipo
agua disponible, como para renovar la red de tuberías, que
poseía numerosa pérdidas, y junto a todo ello, poner en
marcha el sistema al almacenamiento de aguas seleccionadas
del Canal Imperial en el embalse de la La Loteta, que
suplirán a aquel en los periodos de estiaje o corte, cuando
la calidad empeora sensiblemente.
Este diseño, que prescinde
totalmente de Yesa, pero que resulta suficiente y viable en
sí mismo, es el que propusieron, y al que se comprometieron,
las autoridades nacionales tras la primera negativa de
Bruselas, accediendo entonces si, a una subvención de 71
millones de euros de los Fondos de Cohesión que pagan casi
íntegramente la conducción entre La Loteta y Zaragoza y
otras 22 localidades. Nada mas lejos de la verdad, pues, que
la interpretación que se hace correr por ahí de que Europa
asignó estos fondos para financiar la primera parte de las
obras del proyecto de abastecimiento desde Yesa.
Muchos aragoneses que acudimos
reiteradamente a Bruselas para demandar que se negaran
Fondos al transvase del Ebro, hemos aprendido que las
instituciones europeas, sujetas a la presión de los
gobiernos, no se pronuncian a la ligera denegando una
solicitud de Fondos de Cohesión, por lo que hay que concluir
que en existieron en el caso de Yesa poderosas razones
ambientales, sociales y económicas, que quizá algunos
sectores con una visión muy “sui generis” de lo que implica
la Directiva Marco del Agua, no están interesados en conocer
y pretenden ignorar, pero que sugerimos indaguen.
Pero, dejando al margen esta
contradicción -que no es baladí, puesto que las
instituciones deberían medir el riesgo de que Bruselas en un
momento dado considere que ha habido un uso fraudulento de
los Fondos de Cohesión- si se insiste en proseguir con el
proyecto y que Zaragoza pueda permitirse el lujo de disponer
de agua del río Aragón, puede técnicamente hacerlo, pero sin
necesidad de añadir regulación adicional alguna en Yesa.
Para ello, tal y como se
propuso en el proyecto inicial, basta derivar caudales de
rebose del río Aragón a través de la acequia de Sora y
mediante la conducción adicional Sora- La Loteta almacenar
el agua en La Loteta, que de esta manera se convierte en un
embalse de regulación en tránsito, o balsa lateral del
sistema del río Aragón, específicamente destinado a
almacenar los volúmenes que Zaragoza y su entorno consumen.
Eso si, Zaragoza en este caso
debe asumir íntegramente el pago de la conducción adicional
necesaria, y posiblemente otros sobrecostes, que al no tener
financiación alguna implican, en el mejor de los casos (sin
recrecimientno alguno y sin penalización de Bruselas),
triplicar la repercusión de las obras en el recibo del agua
respecto a la opción anterior, y duplicar, al menos, el
importe neto de dicho recibo.
Lo importante ahora, y a
diferencia con el proyecto inicial, es que en un horizonte
que va mas allá del año 2020, la conexión de Yesa con La
Loteta permite suministrar agua del Río Aragón a Zaragoza
con garantía total, sin necesidad de recrecimiento.
Esto es así porque aunque el
proyecto inicial estableció una demanda hiperdimensionada de
132 Hm3, de los cuales nada menos que 113 Hm3 se destinaban
a la capital, posteriormente Zaragoza se ha comprometido
ante Bruselas, precisamente en función del acceso a los
Fondos de Cohesión, a una reducción de las pérdidas de agua
tal que su demanda no supere los 65 Hm3 en el año 2008.
Objetivo que se está consiguiendo a costa de un importante
esfuerzo del municipio. Si a esto añadimos las demandas
previstas para las otras 22 localidades del corredor del
Ebro, 8 Hm3, cuyas pérdidas en redes asimismo tienen un
amplio margen de ahorro, y aún añadimos otros 8 Hm3 para
prever hipotéticas incrementos de consumo, tenemos un
horizonte de unos 80 Hm3 de máxima demanda real previsible a
largo plazo.
Si con el suministro supuesto
de 132 Hm3, el sistema de conexión con La Loteta se diseñó
para tener una garantía de suministro completo en 8 de cada
10 años, con una demanda real máxima de 80 Hm3, un 40%
menor, la garantía es total. Y aún se disponen de otros 26
Hm3 de capacidad de regulación adicional en la Loteta, y eso
sin recurrir a políticas de banco de aguas o a otras
estrategias de acopio y gestión, si fuera puntualmente
necesario.
Incorporar arbitrariamente
demandas de abastecimiento en las cuentas de los volúmenes a
regular en un nuevo pantano de Yesa no consigue sino
agudizar las tensiones existentes, al arrastrar a Zaragoza a
convertirse en un nuevo agente en el conflicto, lo que
resulta especialmente grave en un momento en la ciudad, a
través del proyectos como la Expo 2008, apuesta por
convertirse en un punto de referencia, modelo y ejemplo del
uso sostenible del agua.
Los ciudadanos de Zaragoza
además resultan involuntariamente paganos de beneficios
ajenos, al tener que muy posiblemente verse comprometidos a
financiar íntegramente todas las obras de traída, el embalse
de La Loteta y el recrecimiento de Yesa, amén de las mejoras
en su propia de red y sistemas de tratamiento, medidas
prioritarias que esta manera se ven desincentivadas y
pagadas por partida doble.
Si hace unos días se escucharon
protestas por la subida, en dos años, de las tasas del agua
en un 25% con objeto de equilibrar los gastos actuales, no
se sabe bien cual será puede ser la reacción de público
cuando vea repercutidos todos los costes que se le preparan,
especialmente con Yesa recrecido, para finalmente ver una
mejora de calidad que quizá no será ni tan espectacular ni
tan imprescindible como se pensaba.
Ricardo Aliod Sebastián
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