Opinión

 

Diario de Noticias, 21-II-2007

Colaboración

Yesa-Itoiz. Ya vale

 JOSÉ LUIS BEAUMONT ARISTU

Se me eriza la piel cuando me informan del contenido del informe realizado para la Confederación Hidrográfica del Ebro en agosto pasado, y del que este periódico se hizo eco en su edición de ayer.

Al parecer, a principios del mes de agosto de 2006, los responsables de las obras de recrecimiento de la presa de Yesa detectan que se ha producido un gran deslizamiento de tierras en la ladera izquierda vertiente al fondo del embalse, y solicitan con urgencia asesoramiento técnico.

El citado informe señala que se ha producido y sigue produciéndose un gigantesco deslizamiento, con una longitud y anchura en superficie de la zona deslizada del orden de 500-300 metros, con una profundidad de 20 metros, con grietas en la ladera de más de 1 metro de anchura, con un volumen de la zona que se mueve de 3 hm3 (¡¡3 millones de metros cúbicos!!), y con posibles velocidades del movimiento de hasta 3 cm/día.

El informe señala también que la causa más posible del deslizamiento sean las obras del recrecimiento y el depósito de materiales de excavación en la parte baja de la zona deslizada, afirmando también que el desembalse que entonces se estaba produciendo agravaba el deslizamiento. Proponía, como medida urgente e inmediata, la retirada de los materiales depositados vertiéndolos al embalse.

Nada de esto se hizo al parecer en su momento, y hoy el embalse está prácticamente lleno.

Pero de entre todos estos detalles extremadamente graves, hay otro que llama poderosamente la atención. El informe en cuestión señala que la ladera deslizada presentaba en el pasado, antes de comenzar las obras, algún síntoma de movimiento.

Surge así una pregunta tan lógica como de urgente y obligatoria respuesta. Si esta ladera presentaba síntomas de movimiento, ¿por qué en tales condiciones se aprueba un proyecto y comienzan sus obras? Lo que de lógica tiene la pregunta, tiene de inquietante la respuesta.

Pero la respuesta es, hoy mejor que mañana, obligatoria y de la competencia directa, personal e ineludible de la ministra de Medio Ambiente señora Narbona. Sus subalternos en la Confederación Hidrográfica del Ebro no tienen credibilidad alguna en cuanto responsables técnicos de este proyecto escabroso. Mientras la respuesta y la asunción de responsabilidades llegan, otra medida se revela como imprescindible: la inmediata paralización de toda actividad constructiva en Yesa. En la ribera del Aragón, aguas abajo, las gentes de bien seguro que lo agradecerán.

Cuando escribo estas líneas, este proyecto escabroso está en la mesa de la Sala 2ª de lo Penal del Tribunal Supremo, donde hoy se analiza el recurso del Ayuntamiento de Artieda (Zaragoza) contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 16 de marzo de 2006 que absolvió a diversos ex altos cargos y ex funcionarios del Ministerio de Medio Ambiente, que habían sido acusados por el Ayuntamiento y el Ministerio Fiscal de diversos delitos de prevaricación, contra el patrimonio histórico artístico, de riesgo catastrófico y contra los recursos naturales y el medio ambiente, como consecuencia de su intervención personal en la tramitación administrativa, autorización y aprobación del Proyecto de recrecimiento de la presa de Yesa, en las condiciones de seguridad de las que el informe que hoy hemos conocido es un claro exponente práctico.

Un proceso penal éste en el que el Ayuntamiento de Artieda dedicó especial atención a los riesgos geológicos y sísmicos del proyecto de recrecimiento y de la zona en la que el mismo se sitúa, en contraposición con los peritos de la defensa, que negaron a pies juntillas que existiera riesgos alguno, para defender que todo estaba perfectamente estudiado. El tiempo, como siempre, coloca a cada cual en su sitio.

Así las cosas, nunca, pero menos hoy, la Justicia puede ni debe mirar para otro lado.

Todos los párrafos anteriores vienen referidos a Yesa, pero recuerdan, con hondo desasosiego, a Itoiz. Itoiz y Yesa, separados por escasos 25 kilómetros en línea recta, no son sólo dos grandes embalses. Ambos proyectos comparten hoy director de llenado y de obras (de la Confederación Hidrográfica del Ebro), y asesoramiento técnico. No sólo eso, en ambos proyectos existen importantes deslizamientos en sus respectivas laderas izquierdas, que no cabe ya calificar de riesgos, y existen también en ambos casos muy importantes dificultades para acceder a la información disponible. En Itoiz con el agravante añadido de que siguen los terremotos en su entorno, incrementándose en número e intensidad cuando la Confederación llena el embalse. El pasado sábado, sin ir más lejos, siete nuevos seísmos.

La señora Narbona tiene que hablar claro a los ciudadanos, y pronunciarse personalmente para decirnos si sigue apostando por estos proyectos en estas condiciones o, en otro sentido, hasta dónde piensa llegar, o si aquí vale todo.

 

Asociación Río Aragón-COAGRET