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 El Mundo,
20 de febrero de 2007


Un deslizamiento de 3,5 millones de metros cúbicos de tierra amenaza la presa de Yesa

  • Según un informe mantenido oculto, las obras de recrecimiento del embalse, situado en la frontera entre Navarra y Aragón, y la construcción de un vertedero pueden provocar una ola gigante

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GUSTAVO CATALÁN DEUS

MADRID.- La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) mantiene oculto que el pasado mes de agosto se produjo un importante deslizamiento de 3,5 millones de metros cúbicos de tierra en una ladera de la margen izquierda del embalse de Yesa, a consecuencia de las obras de recrecimiento de esa presa. La magnitud del deslizamiento mantiene desde entonces casi paralizadas las obras.

Pulsa en la imagen para agrandarla (Diario El Mundo)

Un documento de la empresa Ingeniería del Suelo remitido a la CHE (organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente), al que ha tenido acceso EL MUNDO, da cuenta de la visita realizada por el técnico Antonio Soriano tras haber sido alertado, el 2 de agosto de 2006, por la dirección de obra de la gravedad del suceso y de la necesidad urgente de acometer medidas «si se quiere impedir el avance de la ladera» de manera súbita.

Sin embargo, aunque las obras del recrecimiento de Yesa se han ralentizado, no se tiene constancia de que se hayan acometido los trabajos urgentes propuestos en el documento, que no son otros que retirar los 450.000 metros cúbicos de escombros procedentes de las obras, acumulados en un vertedero -probable causa del deslizamiento- para dejar que los tres millones de metros cúbicos de la ladera inestable se precipiten hacia el fondo del embalse, situado en el río Aragón, a caballo entre Navarra y Zaragoza.

Imprudencia

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Es más, según la página web de la CHE, el embalse de Yesa se encuentra absolutamente lleno, lo que es una imprudencia -según las fuentes consultadas- ante una posible caída de la ladera, ya que provocaría una ola gigante que podría rebasar el muro de hormigón y provocar una gran crecida en el río. Los técnicos no creen que pudiera derribar la presa de hormigón, lo que, no obstante, originaría una gran catástrofe.

Según el profesor de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Zaragoza, Antonio Casas, estos movimientos «demuestran que la ladera izquierda de Yesa es inestable, a lo largo del embalse y donde se quiere apoyar el estribo de la nueva presa de materiales sueltos». Ésa ha sido la posición defendida por este experto, que ha elaborado informes en los años pasados desaconsejando las obras.

Sin embargo, el recrecimiento del embalse obtuvo el Informe de Evaluación Ambiental (IEA) de Medio Ambiente. La firmante del IEA fue la directora general de Evaluación Ambiental, Dolores Carrillo, quien dio el visto bueno pese a que el director general de Obras Hidráulicas de entonces, Carlos Escartín, había licitado en el BOE realizar otro nuevo ante lo irregular del que se avaló.

Esta situación provocó una demanda del Ayuntamiento de Artieda (Zaragoza) por delitos de prevaricación, riesgo catastrófico y contra el medio ambiente y un delito contra el patrimonio artístico, ya que el recrecimiento de Yesa sepultará bajo el agua 12 kilómetros del Camino de Santiago. A la demanda se sumó el Ministerio Fiscal.

En la causa, además de estar imputadas las dos personas citadas, también lo estaban Carlos Vázquez Cobos, secretario general técnico del Ministerio, y algún funcionario de la CHE. La defensa de los demandantes fue llevada a cabo por el despacho Beaumont de Pamplona, especializado en este tipo de causas. La vista tuvo lugar en Madrid en marzo pasado, durante más de un mes, y todos los acusados fueron absueltos. «Los técnicos y peritos que declararon mintieron como bellacos. Se pusieron todos de acuerdo para ayudar a los procesados», declaró José Luis Beaumont a este diario.

Sin embargo, un recurso de casación contra ese dictamen se verá y resolverá mañana ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo.

El deslizamiento anunciado por Casas e incluso por el ingeniero que construyó Yesa, René Petit -quien siempre mantuvo que «allí no había que tocar nada»-, afecta a 400 metros de un camino de servicio de las obras por el que se han llevado los 450.000 metros cúbicos de los desmontes realizados. El vertedero está justo debajo de la ladera inestable. El peso de los materiales del vertedero, junto al movimiento de tierras para su construcción, parecen ser las causas del deslizamiento ladera arriba.

Cuando se realizó el informe técnico en agosto, el deslizamiento tenía una velocidad «importante» de tres centímetros cada día, según el estudio. La masa crítica que se mueve es de 325 metros de anchura por otros 250 metros de altura, y una profundidad media de 20 metros. Se han abierto grietas de incluso cinco metros de profundidad.

Luis Solana, alcalde independiente [de Chunta Aragonesista] de Artieda, señaló ayer a EL MUNDO que intuían hace tiempo que algo ocurría por la desaceleración de las obras: «Esto lo explica todo». «Nosotros no estamos en alerta pues vivimos aguas arriba, pero cuando se enteren los de aguas abajo, que nunca nos han querido escuchar, me imagino que se asustarán, porque el agua del pantano está en su cota máxima con las lluvias y el deshielo de los últimos días».

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