Noticias

 

 


El Periódico de Aragón,
12 de marzo de 2006

LA POLÉMICA HIDRÁULICA
Hijastros políticos

  • Ningún representante de los gobiernos de Aznar ha asistido esta semana al juicio por el recrecimiento de Yesa para respaldar a los responsables de la política hidráulica de aquella época

  • Los acusados se han llegado a sentir abandonados en el tribunal



EDUARDO BAYONA (12/03/2006)


Nadie. Ningún cargo político de la era Aznar se pasó esta semana por la Audiencia Provincial de Madrid para dar apoyo moral con su presencia a los seis acusados --uno de ellos ausente por convalecencia-- en el juicio por las presuntas corruptelas en la tramitación del proyecto de recrecimiento de Yesa. Se enfrentan, en el peor de los casos, a nueve años de cárcel, 16 de inhabilitación para puestos públicos y 216.000 euros de multa.

Durante su declaración en el segundo día de la vista, el exdirector general de Obras Hidráulicas del primer Gobierno del PP, Carlos Escartín, declaró que "la Administración es a veces un poco madrastra" con quienes la abandonan. Los acusados, entre los que se encuentran piezas clave de la estrategia hidráulica del PP, como el propio Escartín o el expresidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) Tomás Sancho, se han sentido estos días como hijastros políticos. Es sabido que los efectos corruptores de la política llegan a convertir una madre en una suegra por simple asociación.

Por el contrario, los regantes han acudido en bloque a respaldarlos. Fueron el presidente de la Federación de Regantes, José Luis Rubio, y los presidentes de los principales sistemas aragoneses y navarros. También apareció el actual presidente de la CHE, José Luis Alonso, y varios técnicos y antiguos directivos. Algunos, pendientes de un juicio similar por Santaliestra.

Un banquillo con pedigrí en un juicio inusual

El pedigrí del banquillo ha añadido a la dimensión jurídica del proceso otra de carácter mediático. Se trata de uno de los primeros -y escasos- juicios por corrupción derivados de la etapa de Gobierno del PP. La Fiscalía sostiene que varios exaltos cargos prevaricaron para que el Ministerio de Medio Ambiente desencallara el proyecto de recrecimiento del embalse de Yesa obviando la prevención de los riesgos sísmicos que entrañaba la obra y pasando por alto las exigencias de carácter ambiental que debía contemplar.

Los trabajos fueron adjudicados a un grupo de empresas liderado por la constructora ACS, del expresidente del Real Madrid Florentino Pérez, que, unos meses después de recibir la contrata, fichó a Escartín por 120.000 euros anuales. Sancho está acusado también de haber adjudicado, como presidente de ACESA la empresa de inversiones de la CHE , el diseño del abastecimiento de agua a Zaragoza desde Yesa a B&S, una consultora de la que, aunque había vendido sus acciones, era el apoderado.

La Administración ha perdido un tanto

En la primera de las tres semanas de juicio, a la espera de que declaren el grueso de los testigos y peritos, su propia actitud ha impedido a la Administración apuntarse algún tanto. En el caso del exdirector técnico de la CHE, José Luis Uceda, la no aportación del documento en el que afirma que propuso estudiar los riesgos del pantano apunta a una retirada de acusación del fiscal por falta de pruebas que, al mismo tiempo, impediría una absolución «con todos los pronunciamientos favorables». No obstante, la inexistencia del documento supondría una prueba de cargo contra el ingeniero. Juega a su favor la «obediencia debida» a sus superiores y la carencia de capacidad decisoria.

No ocurre lo mismo con sus superiores, Escartín, Sancho y Dolores Carrillo exdirectora de Evaluación Ambiental acusada de dar al recrecimiento un visto bueno arbitrario, según el fiscal, tras recibir presiones de los otros dos imputados . Los tres son cargos de libre designación. El testimonio de Carrillo, convaleciente y en tratamiento de quimioterapia, será una de las claves del juicio. Aunque el presidente de la sala ya advirtió que «las pruebas de cargo rara vez se obtienen de la confesión» de los acusados en el juicio. Entre otros detalles, porque tienen derecho a mentir para protegerse.
 
Relaciones empresariales y la mujer del César

Los argumentos exculpatorios de Escartín y Sancho en su vertiente empresarial dejaron dudas en el aire. Su valoración jurídica dependerá del tribunal. Se medirán con otro rasero en la calle, donde el ciudadano exige a los cargos públicos lo que los romanos pedían a la mujer del César: que además de ser honrados, lo parezcan. Sancho reconoció que seguía siendo apoderado de B&S cuando, siendo presidente de la CHE y ACESA, esta última entidad otorgó una contrata de 1,38 millones de euros a la consultora que había fundado unos años antes. Aseguró que se enteró por la prensa y lo atribuyó a que el documento con la revocación del cargo amo se había llevado del notario al Registro Mercantil».

Escartín, por su parte, situó su cargo en limbo jurídico en el que se limitaba a firmar montones de expedientes que diariamente le proporcionaban los funcionarios «llegaban en un carro», dijo para cursarlos y que los resolvían definitivamente sus superiores. Afirmó que «un director general es una persona que cae ahí», aunque cifró en 3.600 millones el volumen de contratación mientras él pasaba por allí.

La explicación de su relación con ACS también tuvo lagunas. Destacó que la constructora sólo recibió en cuatro contratas suyas por 5,3 millones, es decir, el 0,14 del total. Puro veneno: estaba explicando que entre su salida del ministerio y su llegada a ACS las adjudicaciones a la constructora se multiplicaron por 25 en una sola operación. Sus antiguos subordinados ratificaron la decisión que iban a tomar tres meses antes, cuando, con él en el cargo, fue retirada de la mesa al denunciar un empresario presuntas irregularidades.

Con todo, reiteró su inocencia y negó tratos de favor. «Es completamente falso», tronó. Todo fue legal, explicó. Como su salida de ACS a los nueve meses de llegar y provocar una tormenta política y mediática. Se fue con un finiquito de 18.000 euros que incluía, dijo, los «salarios de tramitación», que sólo se pagan cuando se llega a juicio.

Sancho y Escartín son hoy de nuevo compañeros de trabajo. Están empleados en Eptisa, consultora que trabaja en varios proyectos públicos.

Las claves para el veredicto final

Otra de las claves del proceso está, parcialmente, en manos de los peritos. Deberán determinar los riesgos ambientales del recrecimiento el Ayuntamiento de Artieda sostiene que son elevados e ilustrar al tribunal sobre si requerían un estudio específico.

Después, con las pruebas inculpatorias y exculpatorias que aporten los abogados y el fiscal, los tres jueces deberán determinar si la tramitación del expediente incluyó las salvaguardas ambientales y de seguridad necesarias o si la Administración eludió su cumplimiento. Y, en el segundo caso, si alguno de los acusados fue el responsable de esa inobservancia.

Sólo si al individualizar las responsabilidades resultara que uno, o varios, de los seis ocupantes del banquillo quebrantó la ley podría haber una sentencia condenatoria. De más pena si quedara probado que la arbitrariedad se hubiera cometido para beneficiar a alguien. Y mayor todavía si el beneficiado hubiera sido uno de los acusados.

 



Acusados, delitos imputados y penas solicitadas  -   Cronología del proyecto  -  Irregularidades en la tramitación - Dosier completo

 

Asociación Río Aragón-COAGRET