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El Periódico de Aragón, 22  de mayo de 2005
La otra cara de los pantanos
La regulación del Ebro en Aragón desplazó a casi 10.000 personas
  • Este coste humano equivale a deportar la población del Sobrarbe y el Maestrazgo
  • De los 64 núcleos inundados en la cuenca, más de la mitad, 38, son de la comunidad

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E. BAYONA 22/05/2005

La regulación de la cuenca del Ebro ha tenido elevados costes humanos y territoriales. Los efectos demográficos de la construcción de pantanos equivalen, sólo en Aragón, a desplazar a la población del Sobrarbe y el Maestrazgo. Las consecuencias territoriales en la comunidad suponen haber cubierto de agua media comarca del Moncayo: los pantanos anegan 23.737 hectáreas.

La Comisión de Medio Ambiente del Senado aprobó el jueves una enmienda al Plan Hidrológico Nacional que obliga al Gobierno a paliar los efectos de los embalses en el territorio. La modificación exige "establecer las compensaciones de carácter ambiental y desarrollo socioeconómico de los municipios que hayan visto afectado negativamente su desarrollo como consecuencia de la construcción de embalses, de acuerdo con la legislación vigente".

"El objetivo de la enmienda es asegurar compensaciones para los pueblos que han visto anegado parte de su territorio por obras en ríos", explicó Pedro Santorromán, senador del PSOE, vicepresidente de la Asociación de Municipios Afectados por Embalses y Centrales Hidroeléctricas y autor de la iniciativa. Quedan fuera los municipios con balsas de regulación, ya que su construcción "se considera beneficiosa para la zona", añadió.

En Aragón, 87 municipios tienen terrenos inundados y/o albergan centrales hidroeléctricas. Si se incluyen las obras proyectadas --Mularroya, Lechago, Biscarrués-- llegarán a la centena: uno de cada siete. En toda España rondan el millar.
 

NÚCLEOS ABANDONADOS

Un informe de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) señala que la construcción de pantanos de más de diez hectómetros cúbicos de capacidad ha provocado el desplazamiento de 13.083 personas en toda la cuenca. La mayor parte de ese coste humano lo ha asumido Aragón, donde 9.583 personas tuvieron que abandonar sus pueblos. La regulación del Ebro y sus afluentes ha causado la inundación o el abandono de 64 núcleos habitados. Más de la mitad de ellos, 38, en Aragón.

El mayor desplazamiento de personas lo provocó la construcción del pantano de Ribarroja, en el límite de Zaragoza y Tarragona. Concebido como una pieza hidroeléctrica, anegó los pueblos aragoneses de Mequinenza --3.500 habitantes-- y Fayón --1.620-- y triplicó, por ejemplo, el desplazamiento humano que causó la construcción del pantano de cabecera del Ebro: 1.620 habitantes de doce pueblos. Muchos de sus habitantes intentaron, en vano, resistir en los tejados de las casas mientras el agua las inundaba.

CALLES SIN NOMBRE

La construcción de Ribarroja cambió la forma de vida de Mequinenza, una población ribereña que hasta entonces fundamentaba su economía, además de en las minas, en el comercio fluvial con el trasiego de los llauts por el Ebro. Sus habitantes fueron compensados con nuevas viviendas junto a la confluencia del Cinca y el Segre. Las calles del nuevo pueblo no tenían nombres comunes: eran calle A, calle B... La fórmula evitaba tensiones entre quienes quisieran conservar los nombres de sus antiguas vías.

Otros pantanos, como Canelles, a caballo entre la Litera, la Ribagorza y la Noguera leridana, añadieron daños colaterales al inicial abandono de Fet, Fenestres y Montfalcó, que sumaban 238 vecinos. Más tarde quedaba desierto Caserras del Castillo mientras la zona se despoblaba.

En El Grado, en el Cinca, las previsiones superaron en catastrofismo a la realidad. Las obras desalojaron a 542 habitantes de siete pueblos, aunque dos de ellos, Mipanas y Ligüerre, sobrevivieron a la inundación. Algo similar pasó en Mediano, que desplazó a 469 habitantes de ocho núcleos. Uno de los mayores, Morillo de Tou, es hoy un centro de descanso sindical. En otros, como en Búbal, se ha recuperado la parte no anegada del pueblo.

Otra de las principales sangrías humanas de la cuenca del Ebro se produjo en Yesa: 1.450 vecinos de Tiermas, Ruesta y Esco. Le sigue de cerca el último pantano del Noguera Ribagorzana: Santa Ana desplazó a 1.115 habitantes de Tragó de Noguera, Boix y Auberola, en la orilla catalana. La construcción de Barasona, en el Ésera, obligó a marcharse a los 116 habitantes del pueblo que da nombre al pantano y de Cáncer.

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Un tormento gratuito en el Sobrarbe

  • Jánovas, un embalse que nunca se construyó, echó de sus pueblos a más de 200 personas

E. BAYONA 22/05/2005


Los antiguos vecinos de Jánovas, Lacort y Lavelilla, en el Sobrarbe, empiezan a ver cerca la compensación por el sufrimiento gratuito que durante más de medio siglo les causó un pantano nonato . La Comisión de Medio Ambiente del Senado aprobó el jueves una enmienda al Plan Hidrológico Nacional que obliga a redactar, en un año y con la participación de la DGA, el Ayuntamiento de Fiscal y la Administración central, un "plan de restitución, reversión y compensación" por las consecuencias del proyecto del embalse.

La concesión a Iberduero, en 1951, de la explotación hidroeléctrica del pantano, que iba a almacenar 550 hectómetros cúbicos, obligó, en 1963, a dejar su tierra a los 224 habitantes de los tres núcleos ribereños del Ara, tributario del Cinca.

Tras varios replanteamientos en los que su volumen se iba reduciendo, acabó desestimado por no superar las condiciones ambientales. En el 2001, el Ministerio de Medio Ambiente reconoció que su impacto era excesivo. No obstante, Riegos del Alto Aragón tiene recurrida la desestimación, formalizada este año.

En los últimos meses, la Comisión del Agua ha salvado de la inundación a otro pueblo aragonés. Sigüés, un núcleo de 135 habitantes enclavado en la ribera del Aragón, a orillas del pantano de Yesa, iba a ser anegado por el recrecimiento del pantano, que en su primera versión ya acabó con Tiermas, Esco y Ruesta. Sin embargo, la Ponencia de Obras Conflictivas concluyó que se debía elevar la presa a una cota intermedia entre la actual y la inicialmente proyectada, que suponía inundar 1.500 hectáreas.

El último pueblo aragonés amenazado por un pantano es Erés, un núcleo de 38 habitantes de la ribera del Gállego. Construir Biscarrués, un embalse de 192 hectómetros cúbicos, sería su fin. Su ejecución o la de sus posibles alternativas está en estudio en la Ponencia. Sus miembros, que han llegado a estudiar la posibilidad de bombear agua subterránea del Gállego para cubrir las dotaciones de Riegos del Alto Aragón, siguen trabajando mientras circulan rumores de todo tipo: desde que unos sondeos geológicos desaconsejan construir la presa hasta que el Gobierno se inclina por un pantano de sólo 40 hectómetros, pasando por la viabilidad del proyecto inicial.

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Dos tercios de la tierra inundada en la cuenca se hallan en la comunidad

22/05/2005

Los pantanos de más de diez hectómetros cúbicos inundan en la cuenca del Ebro 38.314 hectáreas. Casi dos tercios de esa superficie, 23.737, está en Aragón. Ese medio centenar de pantanos genera una capacidad de embalse de 7.367 hectómetros. También casi dos terceras partes del vaso se hallan en Aragón, cuyos pantanos disponen de espacio para almacenar 4.593,65 hectómetros. Los efectos prácticos de esta capacidad son superiores, ya que la mayoría de los embalses se llenan más de una vez al año. A estas cifras hay que sumarles la capacidad de los pantanos de menos de diez hectómetros y las balsas de regulación intermedia de los canales y las comunidades de base de regantes, además de los depósitos municipales.

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Asociación Río Aragón-COAGRET