Luisa PUEYO
JACA.- Los 50 atletas que
el pasado domingo protagonizaron la Carrera Reivindicativa por el
Camino de Santiago, organizada por la Asociación Río Aragón con
motivo del Año Jacobeo, ayudaron a este colectivo con una nueva
protesta pacífica de alerta contra la amenaza de inundación de
varios kilómetros de esta ruta de peregrinación que supondría el
recrecimiento del embalse de Yesa a cualquier cota, una obra
básica del Plan Hidrológico Nacional y el Pacto del Agua respecto
a la que existe una fuerte contestación social. Los atletas, que
corrieron por relevos, cada cual de acuerdo a su condición física
y varios de ellos más etapas de las que se habían propuesto en un
principio, completaron en 8 horas y 11 minutos los 82 kilómetros
que separan el puerto de Somport de la ermita de San Juan Bautista
de Maltray, en Ruesta, a donde llegaron portando pancartas y
pegatinas con el lema “Yesa no”.
Los deportistas, el más
mayor de 60 años de edad y los más jóvenes, de 14, pertenecían a
las entidades jaquesas Club Atletismo Jaca y Club Oroel El Cisne,
así como a la Asociación Río Aragón, aunque también hubo
representación de la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos y
Ebro Vivo-COAGRET. La firma Distribuciones Diego de Jaca
contribuyó con el agua del avituallamiento y Panadería A Piquera,
de Puente la Reina, con empanadico para quienes querían reponer
fuerzas con algo sólido.
La climatología, con un
día nublado que frenó el calor, también ayudó, sobre todo a
quienes hicieron el recorrido entre Puente la Reina y el final,
mucho más difícil de realizar bajo el sol inmisericorde de los
meses estivales.
La carrera la iniciaron en
Somport a las 6 y 10 de la mañana –casi de noche y con llovizna-
nueve corredores, de los que uno fue relevado en Canfranc Estación
y otro, en Villanúa. El grupo invirtió en los casi 32 kilómetros
de itinerario tres horas, y eso sin forzar la marcha y a pesar de
que algunos tramos, con piedras en lugar de sendero, son duros de
pisar con la fuerza que se hace al correr. En Jaca les esperaba su
relevo, catorce corredores, y el público dispuesto a animar. El
testigo, una rama de boj, pasó a manos de una deportista del nuevo
grupo, y éste emprendió la carrera en dirección a La Botiguera.
Dos de los atletas pararon en esta etapa y el resto siguió hasta
Esculabolsas, donde se incorporaron otros dos. En la siguiente
etapa, Santa Cilia, se pasó el testigo a cuatro nuevos
deportistas, que llegaron hasta Puente la Reina. Allí les
esperaban otros cuatro, los esforzados que hicieron el recorrido
más duro –de casi 30 kilómetros-, el que llegaba hasta el final
por la margen izquierda del río Aragón, aunque en la Venta de
Artieda se sumaron otros quince que completaron con ellos los casi
8 kilómetros que separaban este punto de la meta. Los cuatro
atletas que venían de Puente la Reina invirtieron 2 horas y 50
minutos en llegar a la ermita, donde hubo recibimiento de público
y vermú para celebrar el éxito de la prueba.
La carrera finalizó a las
2 y 21 minutos de la tarde, 40 minutos más tarde de lo que había
programado el coordinador de la actividad, Daniel Goñi, quien
explicó que “se ha hecho una protesta más, ésta de carácter
deportivo, porque se sigue hablando de recrecer Yesa, ahora a la
cota intermedia, sin considerar que sigue habiendo gravísimas
afecciones, como la referida al patrimonio, y que existen otras
alternativas”.
El objetivo planteado con
esta carrera por Río Aragón era “realzar el valor que tiene en la
Comarca de la Jacetania el Camino de Santiago como eje cultural
vertebrador de su territorio y soporte de actividades turísticas
de calidad”, y alertar sobre la amenaza de inundación que se
cierne sobre este itinerario pese a haber sido calificado como
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ya que “sería afectado
por el recrecimiento de Yesa, sea cual fuese la cota”.
Si con la cota máxima se
inundarían 22 kilómetros de esta ruta, 15 en el ramal Norte y 7 en
el Sur, con todos sus hitos (el casco urbano de Sigüés, con la
iglesia de San Esteban -siglo XII-, el antiguo Hospital de
Peregrinos de Santa Ana y numerosas casonas, las ermitas románicas
de San Jacobo y San Juan Bautista de Ruesta, y la de San pedro en
Artieda, así como varias necrópolis romanas y otros restos
arqueológicos de gran valor), con la cota intermedia sigue
habiendo graves afecciones. Tal y como se señala en los informes
con alternativas a esta obra realizados por la Fundación Nueva
Cultura del Agua por encargo de la Asociación Río Aragón y
presentados el pasado miércoles en rueda de prensa y en la
Comisión del Agua, con el embalse a esta cota se inundarían entre
12 y 15 kilómetros de Camino en el ramal Norte. Además, el embalse
entraría en las primeras calles de Sigüés, “justo por las que pasa
el camino hacia el puente del Esca, que puede tener origen
medieval y donde está el Hospital de Peregrinos de los Pomar,
edificio construido en el siglo XIV o en el XV”. En el ramal Sur
se inundarían 5 kilómetros de Ruta Jacobea y el embalse se
acercaría a la ermita de San Pedro de Artieda y su entorno
arqueológico.
Río Aragón insiste en que
no se trata de debatir sobre una única alternativa para hacer
efectivas las demandas de los regantes de Bardenas, la cota
intermedia, cuando existen otras “mejores, más rápidas, más
inteligentes y con menos afecciones”, de forma que “la solución de
los problemas de Bardenas no pasa por dañar a otros”. Además, “una
vez descartado el trasvase, ya no tiene sentido realizar esta
obra, que no va a servir para lo que se concibió”. “En todo caso
–añade-, su realización a cualquier cota mantendrá viva la
posibilidad de un futuro trasvase, ya anunciado por el PP si llega
al gobierno. Por ello, con esta carrera, además de reivindicar la
no inundación del Camino y celebrar el descarte del trasvase,
pedimos que se reconsidere recrecer Yesa a cualquier cota, pues
existen alternativas más inteligentes para Aragón”.
El fantasma de Tiermas,
Ruesta y Esco, los tres pueblos deshabitados a causa del actual
embalse planea sobre la zona desde que sus moradores, 1.500
habitantes, se vieron forzados a marcharse a principios de los 60,
sin opción de oponerse al mandato de una dictadura. Esta pérdida
social, junto a la de un valioso patrimonio, como las aguas
termales del balneario situado al pie del primero de ellos y en la
actualidad inundado, y de un territorio fértil, se considera una
factura desproporcionada ya pagada con creces, y ahora se pretende
que no aumente, algo que no tiene sentido porque el colonialismo,
el que un territorio crezca y se desarrolle a costa de otro, tiene
todavía menos sentido en el Aragón del siglo XXI que el poco que
tuvo en el pasado siglo XX, concluyen desde Río Aragón.
Fotos
de la carrera
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