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La Razón, 26 de abril de 2004
«También se deben derogar estos embalses»
  • Los ecologistas reclaman al PSOE que aplique a las obras más impactantes del Pacto de Agua la misma política que ha seguido con el trasvase del Ebro.
  • Aseguran que las presas proyectadas en Pirineos pueden sustituirse por más ahorro y balsas interiores.

En la nueva política del agua defendida por el PSOE para derogar el trasvase del Ebro tampoco hay sitio para muchos de los embalses de Aragón incluidos en el Plan Hidrológico Nacional. Así lo aseguran los grupos ecologistas, que reclaman al Gobierno que aplique los mismos criterios seguidos con el trasvase a unas obras que se justifican por un pacto político de hace 12 años (el Pacto del Agua de Aragón) y que, en algunos casos, tendrán un enorme impacto en las montañas de Pirineos. «También se deben derogar estos embalses», afirma el director de Greenpeace, Juan López de Uralde, «cuando una Administración ha estado utilizando argumentos en favor de una nueva cultura del agua, luego debe aplicarlos en su propia casa».
 

Clemente Álvarez LA RAZÓN

Madrid- Yesa, Biscarrués, Santaliestra, Mularroya, Torre del Compte, Biota, Beranuy... Son nada menos que una treintena los embalses de Aragón cuya construcción está prevista en el Plan Hidrológico Nacional. Algunos no plantean ningún problema -como el de San Salvador, que los ecologistas pidieron incluso que fuese más grande. Pero otros, además de provocar un gran impacto en el Pirineo y prepirineo aragonés, han originado auténticas revueltas sociales. Y eso que, como explica Chesús Ferrer, portavoz de Ecologistas en Acción de Aragón, todos ellos son el resultado de un documento político aprobado hace ya doce años (el Pacto del Agua de Aragón) que utiliza las estimaciones de demanda de regadíos de una ley de 1915. Hoy en día, el único de estos embalses terminado es el de El Val, una obra de 25,3 hectómetros cúbicos (hm3) sobre el río de mismo nombre. Y, según Ferrer, «es el mejor ejemplo de la incoherencia de estos embalses, pues aunque está acabado desde hace 8 años, todavía no se usa por el desacuerdo de los usuarios».

Del resto, el más contestado es el recrecimiento del embalse de Yesa, cuya capacidad se quiere ampliar de 490 hm3 a 1.525, lo que lo convierte en el más grande. «Es una monstruosidad», destaca el portavoz de Ecologistas en Acción, «regula más agua que la que suele bajar por el río». Este macroembalse está situado en pleno Pirineos y, técnicamente, está contestado por la inestabilidad geológica del terreno. De hecho, se ha abierto una grieta en la misma zona donde se asienta la presa. Y, por si fuera poco, hay siete altos cargos de Medio Ambiente imputados de delitos de prevaricación, cohecho y tráfico de influencias en su tramitación.

Esta situación judicial se repite en el caso del embalse de Santaliestra, otro de los más rechazados. «Consideramos que está parado judicialmente, pues han sido anulados todos los trámites administrativos», señala Ferrer. Este pantano está situado sobre el río Ésera, también en los Pirineos, y aunque no es de los más grandes (80 hm3), tiene un gran impacto por ser muy alargado. Además, ha tenido problemas geológicos. «Yo creo que la Administración lo da por perdido y, desde luego, sería el más fácil de eliminar».

El siguiente es Biscarrués, un embalse de 192 hm3 sobre el río Gállego que inunda un pueblo entero, el Eres. Según el portavoz de Ecologistas en Acción, el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, se comprometió a no inundar ningún pueblo más. Sin embargo, «parece haberse olvidado de éste». Además, afectaría a la zona de los Mallos de Riglos, uno de los paisajes más emblemáticos de Aragón.

De otros embalses como Biota, Beranuy, Luna-Arbas o Usía (el sustituto del ya eliminado Jánovas), no se tiene mucha información, porque todavía no se ha comenzado ningún trámite. En cualquier caso, Ferrer tiene claro que, dado que se construirían en las montañas, también tendría un enorme impacto. «Hoy en día quedan tan pocos tramos de ríos pirenaicos y prepirenaicos en estado salvaje, que cualquier presa nueva que se construya será catastrófica», recalca.

Algo parecido ocurriría, en Teruel, con el embalse de Torre del Compte, puesto que afectaría al Matarraña, una corriente que tiene el cartel de ser «el tramo de río mediterráneo mejor conservado del país». En cuanto, al Mularroya (120 hm3), en Zaragoza, ha sido recurrido en los tribunales por los municipios cercanos después aprobarse una declaración de impacto ambiental favorable. Es el más caro del Pacto del Agua, ya que, como explica Ferrer, incluye la construcción de un canal de 15 kilómetros desde el río Jalón al Grío.

Alternativas. Frente a estas presas tan contestadas, existen otras como La Loteta (104 hm3) o San Salvador, que no sólo no plantean ningún problema, sino que son defendidos como ejemplo positivo. Se trata de balsas de agua próximas a las tierras agrícolas interiores que, en lugar de construirse sobre el río, se levantan a un lado. Según Ferrer, junto al fomento del ahorro y la mejora de la eficiencia de los regadíos, constituyen la alternativa a las otras presas. De hecho, en el caso de San Salvador, los ecologistas reclamaron que fuese más grande.

Juan López de Uralde, director de Greenpeace, solicitó hace unos días al propio presidente de Aragón en persona la revisión de estas obras, tal y como ha hecho el PSOE con el trasvase del Ebro. «Cuando una Administración ha estado utilizando argumentos en favor de una nueva cultura del agua, también debe aplicarlos en su propia casa», asegura. De Uralde entiende que «en lo que viene a llamarse la nueva cultura del agua o nueva política del agua no hay sitio para la construcción de grandes embalses». Por ello, el director de este grupo ecologista considera que «si el PSOE deroga el trasvase del Ebro» en base a estos nuevos principios ambientales, «entonces también se deben derogar estos embalses».

 

Asociación Río Aragón-COAGRET