AYER
vimos morir una parte de esta montaña, tierras que
fecundaron semillas, semillas que producían frutos, frutos
que alimentaban personas, personas que construyeron casas y
culturas, casas que albergaron vida y culturas que dieron
sentido a un territorio.
Un buen
día, todo esto, tierras, frutos, casas y culturas quedaron
anegados por las aguas. Las aguas se llevaron los caudales
de las termas que desde antiguo contribuyeron a dar vida a
Tiermas. Las aguas borraron las huellas de los peregrinos
que marcaron la ruta jacobea, por Ruesta. Las aguas apagaron
las luces que con sus contrastes dibujaban la silueta de
Escó. Se nos dijo que era un sacrificio necesario, que el
desarrollo del país lo requería, que las aguas a nosotros
nos “sobraban” otros las necesitaban.
Fueron
años de sacrificio y resignación, años en los que la Montaña
lo dio todo por el Llano y años en los que, a pesar del
dolor, nadie emitió una queja. Todo lo que se fue se llevó
también una parte de lo que se quedó, de los sentimientos de
los amigos que permanecieron aquí, de nuestra confianza en
el futuro, de nuestras escuelas y médicos, de nuestras
fiestas y trabajos. Se llevó una parte de nuestra vida.
El HOY
lo comenzamos a construir hace días, cuando nos dimos cuenta
de que nuestra tierra y nuestros pueblos son un buen lugar
para vivir, cuando decidimos acabar con la resignación y el
silencio, cuando volvimos a tener esperanza. Nos costó
soltar el lastre del pasado, tirar con fuerza cuando su peso
no nos dejaba levantar el vuelo, volver a tener confianza en
nosotros y en nuestras posibilidades. Nuestro hoy lo quieren
volver a detener. Vuelven con argumentos viejos a exigimos
solidaridad y nosotros no entendemos que la solidaridad
siempre deban practicarla los mismos. No entendemos por qué
siempre tiene que ser el pequeño el que tenga que ser
solidario con el grande.
No
entendemos por qué tienen que seguir borrándose las huellas
de los peregrinos que aún recorren el secular Camino de
Santiago por Mianos, Artieda y Ruesta; o por qué una lengua
del pantano tiene que cubrir la preciosa foz de Sigüés o las
calles cargadas de historia de este pueblo; o por qué
quedarán anegadas para siempre las aún vivas aguas de
Tiermas. Somos gentes sencillas pero entendemos la razón y
si
esto no lo entendemos es porque quedamos convencidos de su
sinrazón. ¿Pero es que siempre tiene que pagar la Montaña?
MAÑANA
está a la vuelta de la esquina. Lo vamos a encontrar cuando
de una vez por todas echemos el proyecto de recrecimiento al
cesto del olvido, cuando seamos capaces de hacer frente
entre todos a proyectos como éste, tan dañinos para esta
Montaña, cuando nos ilusionemos por tener buenas
comunicaciones, por aprovechar aquí nuestros recursos
naturales, por asegurar el futuro para nuestros hijos, por
tener servicios de calidad y, sobre todo, por levantar una
voz común que se deje oír donde, hasta la fecha, deciden por
nosotros.
Ahora
podremos darle la vuelta a la Historia. Tenemos que
transformar en energía positiva, todas y cada una de las
fuerzas y voces que hoy y aquí hemos sido capaces de reunir.
Cada pueblo, cada asociación, cada persona que estamos hoy
aquí, hemos respondido a una llamada de auténtica
solidaridad. Si esta llamada es el punto de partida para
construir una Montaña con el horizonte despejado y llena de
proyectos habremos ganado el futuro. Es nuestro reto y lo
vamos a lograr.
Hace
unos treinta años, en el valle de Tena, al reflejo de las
aguas de Búbal y Lanuza, nació una canta, una canta preciosa
pero que deja enganchado el corazón:
«Ploraba mientras dormiba
pensando en a Balle Tena,
de bier as presas tan plenas
y ras casas tan bazibas».
De
aquello ya no vale la pena lamentarse. Lo peor de todo es
que aún no se han aprendido ciertas lecciones, lo mejor es
que muchos han podido volver. A partir de ahora, en un
luminoso día, me gustaría cantar:
«Soñaba mientras dormiba
que en Sigüés, Artieda y Mianos
ya
no bieban más pantanos,
que as boiras negras
s'en iban».
Manifiesto leído por Ricardo Mur al final de la
manifestación en contra del recrecimiento de Yesa, el sábado
9 de enero de 1999, en el ayuntamiento de Jaca.
NOTICIA DE LA MANIFESTACIÓN DE LOS
PARAGUAS (PDF)
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