Noticias de la Marcha |
El Pirineo Aragonés, 14-IX-2001 |
¡Qué
duro es ser manifestante! |
Empotrarse
en un autobús hasta fundirse en el asiento, o arañar los ahorros
para viajar en avión, más la culminación del recorrido bajo un agua
inclemente, son sacrificios que los manifestantes que el domingo día
nueve estuvimos en Bruselas hemos asumido sin amilanarnos. A todos
estas dificultades hay que añadir, en el caso de los convocantes, las
tensiones previas en las reuniones para acordar quiénes merecían ir
en cabecera y a quiénes habría que sacar a codazos. El Gobierno de Aragón, en su “entro y salgo” de la manifestación de Bruselas o en el “voy y no voy” de la Plaza del Pilar, ha mostrado su total falta de respeto hacia los participantes de cualquiera de las dos grandes tendencias (a favor del Pacto del Agua o en contra del mismo), que en concordia más superficial que real protagonizaron la jornada. Esto, aparte de una irresponsabilidad y un proceder aún más criticable que el del alcalde de Zaragoza, José Atarés, que no recibió a la Marcha Azul, es una incoherencia que priva a nuestro Gobierno de toda credibilidad tanto dentro como fuera de nuestra Comunidad. ¿Cuáles eran los principios de la Marcha Azul...?, ¿no han estado claramente expuestos a lo largo de toda su trayectoria...?, ¿por qué se sorprenden ahora nuestros primeros cargos de lo que se pretendía con esta movilización...?, ¿acaso pretendían que la Marcha Azul rebajara sus aspiraciones por contar con políticos de primera división en primera fila...? Es
duro ser manifestante y tener que soportar aglomeraciones, esperas,
caminatas, calores y chaparrones. Pero más duro aún resulta
comprobar cómo quienes deberían ser norte y guía, en vez de ejercer
como árbitros de la democracia, son los oportunistas de salir en la
foto y que, no sólo no propician ni lideran el imprescindible diálogo,
sino que acentúan fricciones argumentando la existencia de
manipulaciones a cargo de grupos minoritarios, grupos que, gracias a
sus méritos propios y a los respaldos internacionales recibidos, van
camino de ser mayoritarios, pues la Nueva Cultura del Agua es ya una
corriente imparable que navega por encima de los caprichos de la
intolerancia, de la inmadurez o de la insensatez. v.trigo@able.es |