BRUSELAS.- En torno a
unos 7.000 manifestantes (5.000 según la policía y 15.000 según los
organizadores), la mayoría aragoneses y catalanes, recorrieron ayer
los céntricos bulevares de la capital belga para protestar contra el
Plan Hidrológico Nacional.
Totalmente empapados por la intensa
lluvia que cayó sobre la ciudad en el momento de la protesta, la
manifestación finalizó la llamada Marcha Azul que salió el pasado 10
de agosto del delta del Ebro para recorrer varias ciudades europeas.
Los manifestantes pedían a la Comisión Europea que no financie
con el presupuesto común las obras previstas por el Gobierno en el
PHN. En nombre de la Plataforma en Defensa del Ebro, Pedro Arrojo
reclamó una «nueva cultura del agua» y pidió que el PHN «sea
coherente con la política europea y la directiva marco sobre el
agua».
Señalando que la Plataforma cuenta con un amplio respaldo social
que desborda a los movimientos políticos, este profesor de la
Universidad de Zaragoza denunció los trasvases que sirven para
«privatizar el mercado público del agua».
Al acto asistieron diputados europeos de los Verdes, los
Socialistas e Izquierda Unida. El ex ministro del Interior y
Justicia, Juan Alberto Belloch, el diputado por la Chunta
Aragonesista en el Congreso, José Antonio Labordeta, y el
coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, se
desplazaron a Bruselas para participar en la protesta.
«Ni un euro para este Plan Hidrológico Nacional», «En defensa de
una nueva cultura del agua», fueron los lemas bajo los cuales
marcharon, sin incidentes, los miles de manifestantes.
Por otra parte, varias decenas de miles de personas -entre 50.000
y 75.000, según los organizadores- se concentraron ayer en la Plaza
del Pilar de Zaragoza para rechazar el Plan Hidrológico Nacional.
También hubo concentraciones, en apoyo de la Marcha Azul y la
manifestación de Bruselas, en Huesca, Teruel y Jaca, Informa Javier
Ortega.
La unidad de anteriores movilizaciones celebradas en Zaragoza,
Barcelona y Madrid, en las que se calcula participaron hasta un
millón de personas contra el trasvase, se rompió ayer. No hubo
ningún miembro del Gobierno autónomo y los líderes del PSOE y PAR se
ausentaron cuando se leyó el manifiesto final al estar en desacuerdo
con parte de su contenido y con algunas de las pancartas.
El presidente aragonés, Marcelino Iglesias, y el vicepresidente,
José Angel Biel, decidieron no asistir a la concentración de
Zaragoza pese a que su presencia estaba anunciada. Tras una reunión
urgente, el Gobierno acordó no participar al no estar de acuerdo con
uno de los puntos del manifiesto, el mismo que se leyó en Bruselas,
en el que se rechazaba la construcción de nuevos embalses.
El Ejecutivo criticó el intento de un uso partidista del acto por
parte de algunos grupos minoritarios, en alusión a Izquierda Unida y
la Chunta Aragonesista.
El Gobierno aragonés, que había hecho llamamientos a la
participación, rechaza el trasvase pero defiende las obras del Pacto
del Agua, suscrito en 1992 por todos los grupos de las Cortes
regionales.
El Ejecutivo de Marcelino Iglesias proseguirá su batalla para
frenar el PHN mediante un recurso de inconstitucionalidad, una queja
ante la Unión Europea, así como el seguimiento puntual mediante una
comisión de expertos. Por otra parte, las Cortes de Aragón debatirán
en el pleno del próximo día 20 la presentación de otro recurso
contra el PHN en el Tribunal Constitucional.
«Determinación absoluta» del Gobierno
MADRID.- El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué,
manifestó ayer en Bruselas la «determinación absoluta» del Gobierno
de llevar a cabo el Plan Hidrológico Nacional, y aún de contar con
fondos comunitarios para su financiación.
El ministro fue el más tajante de cuantos miembros de la
Administración hicieron referencia al PHN. «A partir de ahí
-añadió-, lo que hay que hacer es respetar el derecho de
manifestación».
Por su parte, el secretario de Estado de Aguas y Costas, Pascual
Fernández, aseguró que «no existen razones reales» para oponerse al
Plan Hidrológico, y calificó los argumentos contrarios de carácter
«partidista y político».
El Gobierno de Murcia, a través de su vicepresidente, Antonio
Gómez Fayrén, calificó las manifestaciones como un «extraño cóctel
de insolidaridad».
A favor de las protestas se manifestó la secretaria de Política
Internacional del PSOE, Trinidad Jiménez, quien pidió al Gobierno
que escuche el «clamor» de los ciudadanos en contra del Plan.