EMBALSES
EN EL PIRINEO: UN NUEVO ASALTO QUE NO PODEMOS CONSENTIR
La
esencia del Plan Hidrológico Nacional está
constituida por los trasvases de agua desde la
cuenca del Ebro a Barcelona y al Levante y por la
construcción de más de 100 presas, de las
cuales las 5 pirenaicas -y sus correspondientes valles
inundados- juegan un importante papel en la regulación
de los caudales que se transfieran al Mediterráneo.
Los ríos pirenaicos son la fuente del agua a trasvasar
y los valles los almacenes de la misma, por lo que
se puede hablar de trasvase del Pirineo y
reconocer que la montaña pirenaica, junto con el
Delta del Ebro (principio y final de cuenca) son los
dos territorios principalmente afectados
por los trasvases.
El Pirineo
ya ha sufrido mucho y buena parte de su futuro ha
quedado hipotecado por los embalses construidos en las décadas
pasadas para la puesta en servicio de los grandes planes
de regadío del Valle del Ebro y la producción hidroeléctrica.
5.600 montañeses se vieron obligados a abandonar
sus hogares, quedando vacíos, mudos, 40 pueblos
cargados de historia. Desaparecieron bajo las aguas 9.000
hectáreas de fondo de valle, los espacios más
productivos, donde se alojan los servicios, los que
organizan la vida de la gente en los territorios de
montaña. El patrimonio cultural y natural perdido
–iglesias románicas, cañones fluviales, bosques de
galería- tenía un valor incalculable. El atropello de
la minoría pirenaica llevado a cabo durante la
dictadura hizo daño, mucho daño y el dolor ha dejado
secuelas imborrables en la actual generación. Se tiene
la conciencia de que se aportó mucho, más de lo que se
podía, al desarrollo de otros territorios, y que el
propio Pirineo aún no se ha recuperado de tamaña
perturbación.
La
previsión del PHN es la construcción de 5
grandes obras de regulación más en el macizo: el
embalse de Itoiz en el río Irati, el
recrecimiento de Yesa en el Aragón, Biscarrués
en el Gállego, Santaliestra en el Ésera y Rialp
en el Segre, este último recientemente puesto en
servicio. Esto supone la inundación de 1.145 Ha en el
valle del Irati, afectándose a 15 pequeños núcleos de
población, de ellos 8 inundados. En el Segre Medio, Lérida,
Rialp inunda 5.000 Ha. Se han visto afectadas 6
localidades, 2 de ellas inundadas.
En
cuanto al Pirineo Aragonés el sacrificio que
exige la administración con los tres embalses previstos
acentuaría aún más los dramáticos efectos de los
anteriores. De nuevo se quieren anegar 3.650 Ha de
fondo de valle, fundamentales para la articulación de
la Jacetania, Galliguera y Alta Ribagorza como
territorios. Quizá el tributo más inaceptable de los
que se exige pagar a los pirenaicos sea poner en
riesgo la seguridad de miles de vidas humanas, las
de los habitantes de localidades como Graus o Sangüesa,
situadas aguas abajo de las -geológicamente
inestables- presas de Santaliestra, Yesa e Itoiz. Y
más ríos, se exige sacrificar tramos de ríos de alto
valor simbólico y paisajístico cuya explotación turística
constituye en la actualidad una importante actividad
económica, especialmente en La Galliguera. Y más
ecosistemas singulares: comunidades naturales y cañones
fluviales de alto valor ecológico y riqueza en
biodiversidad con categoría para ser Lugares
de Importancia Comunitaria, fundamentales para
el bienestar y la identidad de las gentes de los valles
y foráneas. Y un valiosísimo patrimonio cultural ¡incluso
22 kilómetros del Camino de Santiago, patrimonio de
la Humanidad de la UNESCO! Detrás de estos sacrificios
materiales, de nuevo el desalojo y desarraigo de más
familias de los pueblos de Erés y Sigüés y el
aislamiento, soledad y marginación de las gentes de los
pueblos del entorno como Artieda o Mianos (unas 400
personas afectadas en un territorio ya de por sí
despoblado). Esa cuota de sufrimiento humano que exige
la administración española y aragonesa a los montañeses
–más aún cuando todavía no han cicatrizado las
heridas del pasado-, ya no es aceptada en ninguno de los
países de nuestro entorno.
Estos
son los datos, que resultan sobrecogedores. Tras ellos
surge una pregunta sencilla: ¿por qué y cómo una
parte de la administración y algunas personas de
determinados sectores sociales –regantes, hidroeléctricos,
políticos- se atreven a exigir de nuevo semejante
sacrificio de territorio, patrimonio, identidad y dolor
a las sufrientes comarcas de la montaña
pirenaica?
Porque
hay una falta de respeto y de consideración hacia la
minoría pirenaica, contraviniendo lo que constituye la
esencia de la democracia, esto es, el respeto a las
minorías. Así lo ha recogido la reciente sentencia
judicial que declara ilegal el proceso
administrativo de la presa de Santaliestra, en la que se
pone de manifiesto la indefensión a que han estado
sometidos los afectados por parte del Ministerio de
Medio Ambiente. Así se desprende del hecho de que no
haya representantes directos de los territorios
“productores” y almacenadores del recurso en los órganos
de gestión del agua. Y así lo refleja la escasa
importancia que se da a la seguridad de las presas que
amenazan con la supervivencia física de miles de montañeses.
Porque
hay una falta de conciencia sobre el valor de la
Naturaleza y del territorio donde se asientan las gentes
y un desprecio por ambos. Las Declaraciones de Impacto Ambiental
de los proyectos de Yesa, Santaliestra y Biscarrués
tuvieron que ser firmadas por los políticos ante la
negativa de los técnicos, para quienes los supuestos
beneficios de las presas no justificaban la pérdida de
patrimonio ambiental que ocasionaban. Mientras la Unión
Europea denegó la subvención de 16.000 millones de
pesetas solicitada por el gobierno español por
considerar ambientalmente inviable el recrecimiento de
Yesa, ésta última administración lo aprobó. Por otra
parte, el gobierno de Aragón no es capaz de interpretar
la Declaración de Impacto Ambiental negativa del
proyecto de Jánovas como una contribución al
enriquecimiento del patrimonio de Aragón, sino como una
derrota. Tan es así que en la delimitación de Lugares
de Importancia Comunitaria se excluyen los espacios
naturales situados en las zonas a embalsar.
Porque
hay una avaricia y codicia desmedidas en las cúpulas de
las organizaciones de regantes que apoyan los
embalses y el trasvase para poder comerciar con los
levantinos los caudales regulados en el Pirineo de los
que serían concesionarios. Negaron a los vecinos de El
Grado instalar una piscifactoría ¡en su propio río! y
bloquean la construcción de pequeñas obras de regulación
que apenas tienen afecciones medioambientales y gozan de
amplio consenso social, destinadas al beneficio directo
del regante de base, pues contribuyen a la mayor
eficiencia y comodidad en el uso del agua. Por contra,
exigen las que conllevan mayores afecciones y, además,
están cuestionadas por los tribunales.
Por
la torpeza política de los gobernantes de Aragón. Instalados todavía en el viejo
paradigma de los tiempos del hambre decimonónica de
“Agua y embalses: bases del desarrollo de Aragón”,
pugnan con el gobierno central por apropiarse del agua
pirenaica a través del Pacto del Agua. Nuestros
gobernantes regionales han apoyado proyectos de embalses
que luego han sido descartados por diversos motivos,
como Comunet, Campo, Embún y Jánovas, además de miles
de hectáreas de Monegros que han sido declaradas ZEPAs
en vez de regadíos. Siguen vendiendo el modelo de
embalses y mega-regadíos, que nunca verán la luz, que
ya no pueden constituir los mimbres de la política de
aguas del siglo XXI en Aragón. Sería más sensato que
asumieran antes que tarde que no van a poder contar con
ninguna gran presa más en estas montañas, pues de las
cuatro previstas ya se han "caído" Jánovas y
Santaliestra. Y se adivina un espectacular batacazo con
Yesa y Biscarrués. Más aún, en las próximas décadas
asistiremos al desmantelamiento de algunas presas
hidroeléctricas como Búbal y Lanuza, para descanso de
Biescas. Este es el escenario más realista para
afrontar una política de aguas factible en esta tierra,
el que está teniendo lugar en Estados Unidos o Francia,
donde se han derribado decenas de presas. En relación
al regadío tampoco es realista el espíritu costista
que defienden de la ley de Riegos de 1915 (250.000 Ha),
sino la modernización, la regulación interna y las
48.000 Ha para Aragón del actual Plan Nacional de Regadíos.
Por
los enormes intereses económicos y políticos en el
Levante defendidos con autoritarismo por el gobierno del
PP,
que basa su PHN en el aumento de la oferta de agua
mediante la construcción de embalses y trasvases y la
subvención pública del recurso, manteniendo la
insostenible espiral del incremento de la superficie de
regadío y de la demanda de agua, acentuada con los usos
turísticos y urbanísticos.
Ante
este nuevo intento de asalto al Pirineo, con el lema
“Por la Dignidad de la Montaña”, se ha producido en
los últimos años la respuesta limpia, contundente y
tajante de los montañeses y de muchos ciudadanos
defendiendo el mensaje de la Nueva Cultura del Agua de
forma pacífica y razonada: Paro general en todo el
Pirineo Aragonés secundado masivamente; ayuno colectivo
que congregó a más de 2000 personas el último día;
manifestaciones multitudinarias (Jaca, Huesca, Zaragoza,
Madrid, Barcelona, Bruselas). Amplios sectores sociales
están incorporando el pensamiento de la Nueva Cultura
del Agua, en un fenómeno que resulta imparable y en
sintonía con otros grupos de los países de nuestro
entorno.
Por
todo ello, como asociación y como personas queremos que
apoyes nuestros objetivos:
1.
Que se paralicen las obras y los procesos
administrativos de los proyectos de embalses del Pirineo
ampliamente contestados socialmente y que acumulan una
gran cantidad de recursos judiciales en trámite e
incluso sentencias de ilegalización.
2.
Que desde el diálogo se establezcan nuevas políticas
que conlleven una gestión más moderna y eficaz del
agua, en sintonía con la Nueva Cultura del Agua.
3.
Que se produzca la democratización ya
inaplazable de los órganos de gestión del agua para
que los afectados por obras hidráulicas tengan la voz y
el voto que hasta ahora se les ha negado.
4.
Que se reconozca el valor de los ríos y su
patrimonio asociado como un elemento fundamental para el
desarrollo de los valles por los que discurren.
5.
Que se reconozca y se pague la deuda histórica
contraída con el territorio pirenaico para que los
montañeses puedan construir su futuro recuperándose de
las heridas de una política hidráulica ya obsoleta en
el siglo XXI, y que lo haga a partir de la integridad de
sus gentes y de su patrimonio que, una vez más, se
quieren poner en peligro con la vigente política de
embalses.
Alfredo Solano Calvo, Presidente de la Asociación Río Aragón
C/
Mayor, 17. 50683 Artieda (Zaragoza)
Tfno.-fax:
948 439 341. C.e.: rio.aragon@yesano.com
Web: www.yesano.com
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