Manifiesto Pirenaico 2002
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EMBALSES EN EL PIRINEO: UN NUEVO ASALTO QUE NO PODEMOS CONSENTIR

La esencia del Plan Hidrológico Nacional está constituida por los trasvases de agua desde la cuenca del Ebro a Barcelona y al Levante y por la construcción de más de 100 presas, de las cuales las 5 pirenaicas -y sus correspondientes valles inundados- juegan un importante papel en la regulación de los caudales que se transfieran al Mediterráneo. Los ríos pirenaicos son la fuente del agua a trasvasar y los valles los almacenes de la misma, por lo que se puede hablar de trasvase del Pirineo y reconocer que la montaña pirenaica, junto con el Delta del Ebro (principio y final de cuenca) son los dos territorios principalmente afectados por los trasvases.

El Pirineo ya ha sufrido mucho y buena parte de su futuro ha quedado hipotecado por los embalses construidos en las décadas pasadas para la puesta en servicio de los grandes planes de regadío del Valle del Ebro y la producción hidroeléctrica. 5.600 montañeses se vieron obligados a abandonar sus hogares, quedando vacíos, mudos, 40 pueblos cargados de historia. Desaparecieron bajo las aguas 9.000 hectáreas de fondo de valle, los espacios más productivos, donde se alojan los servicios, los que organizan la vida de la gente en los territorios de montaña. El patrimonio cultural y natural perdido –iglesias románicas, cañones fluviales, bosques de galería- tenía un valor incalculable. El atropello de la minoría pirenaica llevado a cabo durante la dictadura hizo daño, mucho daño y el dolor ha dejado secuelas imborrables en la actual generación. Se tiene la conciencia de que se aportó mucho, más de lo que se podía, al desarrollo de otros territorios, y que el propio Pirineo aún no se ha recuperado de tamaña perturbación.

La previsión del PHN es la construcción de 5 grandes obras de regulación más en el macizo: el embalse de Itoiz en el río Irati, el recrecimiento de Yesa en el Aragón, Biscarrués en el Gállego, Santaliestra en el Ésera y Rialp en el Segre, este último recientemente puesto en servicio. Esto supone la inundación de 1.145 Ha en el valle del Irati, afectándose a 15 pequeños núcleos de población, de ellos 8 inundados. En el Segre Medio, Lérida, Rialp inunda 5.000 Ha. Se han visto afectadas 6 localidades, 2 de ellas inundadas.

En cuanto al Pirineo Aragonés el sacrificio que exige la administración con los tres embalses previstos acentuaría aún más los dramáticos efectos de los anteriores. De nuevo se quieren anegar 3.650 Ha de fondo de valle, fundamentales para la articulación de la Jacetania, Galliguera y Alta Ribagorza como territorios. Quizá el tributo más inaceptable de los que se exige pagar a los pirenaicos sea poner en riesgo la seguridad de miles de vidas humanas, las de los habitantes de localidades como Graus o Sangüesa, situadas aguas abajo de las -geológicamente inestables- presas de Santaliestra, Yesa e Itoiz. Y más ríos, se exige sacrificar tramos de ríos de alto valor simbólico y paisajístico cuya explotación turística constituye en la actualidad una importante actividad económica, especialmente en La Galliguera. Y más ecosistemas singulares: comunidades naturales y cañones fluviales de alto valor ecológico y riqueza en biodiversidad con categoría para ser Lugares de Importancia Comunitaria, fundamentales para el bienestar y la identidad de las gentes de los valles y foráneas. Y un valiosísimo patrimonio cultural ¡incluso 22 kilómetros del Camino de Santiago, patrimonio de la Humanidad de la UNESCO! Detrás de estos sacrificios materiales, de nuevo el desalojo y desarraigo de más familias de los pueblos de Erés y Sigüés y el aislamiento, soledad y marginación de las gentes de los pueblos del entorno como Artieda o Mianos (unas 400 personas afectadas en un territorio ya de por sí despoblado). Esa cuota de sufrimiento humano que exige la administración española y aragonesa a los montañeses –más aún cuando todavía no han cicatrizado las heridas del pasado-, ya no es aceptada en ninguno de los países de nuestro entorno.

Estos son los datos, que resultan sobrecogedores. Tras ellos surge una pregunta sencilla: ¿por qué y cómo una parte de la administración y algunas personas de determinados sectores sociales –regantes, hidroeléctricos, políticos- se atreven a exigir de nuevo semejante sacrificio de territorio, patrimonio, identidad y dolor  a las sufrientes comarcas de la montaña pirenaica?

Porque hay una falta de respeto y de consideración hacia la minoría pirenaica, contraviniendo lo que constituye la esencia de la democracia, esto es, el respeto a las minorías. Así lo ha recogido la reciente sentencia judicial que declara ilegal el proceso administrativo de la presa de Santaliestra, en la que se pone de manifiesto la indefensión a que han estado sometidos los afectados por parte del Ministerio de Medio Ambiente. Así se desprende del hecho de que no haya representantes directos de los territorios “productores” y almacenadores del recurso en los órganos de gestión del agua. Y así lo refleja la escasa importancia que se da a la seguridad de las presas que amenazan con la supervivencia física de miles de montañeses.

Porque hay una falta de conciencia sobre el valor de la Naturaleza y del territorio donde se asientan las gentes y un desprecio por ambos. Las Declaraciones de Impacto Ambiental de los proyectos de Yesa, Santaliestra y Biscarrués tuvieron que ser firmadas por los políticos ante la negativa de los técnicos, para quienes los supuestos beneficios de las presas no justificaban la pérdida de patrimonio ambiental que ocasionaban. Mientras la Unión Europea denegó la subvención de 16.000 millones de pesetas solicitada por el gobierno español por considerar ambientalmente inviable el recrecimiento de Yesa, ésta última administración lo aprobó. Por otra parte, el gobierno de Aragón no es capaz de interpretar la Declaración de Impacto Ambiental negativa del proyecto de Jánovas como una contribución al enriquecimiento del patrimonio de Aragón, sino como una derrota. Tan es así que en la delimitación de Lugares de Importancia Comunitaria se excluyen los espacios naturales situados en las zonas a embalsar.

Porque hay una avaricia y codicia desmedidas en las cúpulas de las organizaciones de regantes que apoyan los embalses y el trasvase para poder comerciar con los levantinos los caudales regulados en el Pirineo de los que serían concesionarios. Negaron a los vecinos de El Grado instalar una piscifactoría ¡en su propio río! y bloquean la construcción de pequeñas obras de regulación que apenas tienen afecciones medioambientales y gozan de amplio consenso social, destinadas al beneficio directo del regante de base, pues contribuyen a la mayor eficiencia y comodidad en el uso del agua. Por contra, exigen las que conllevan mayores afecciones y, además, están cuestionadas por los tribunales.

Por la torpeza política de los gobernantes de Aragón. Instalados todavía en el viejo paradigma de los tiempos del hambre decimonónica de “Agua y embalses: bases del desarrollo de Aragón”, pugnan con el gobierno central por apropiarse del agua pirenaica a través del Pacto del Agua. Nuestros gobernantes regionales han apoyado proyectos de embalses que luego han sido descartados por diversos motivos, como Comunet, Campo, Embún y Jánovas, además de miles de hectáreas de Monegros que han sido declaradas ZEPAs en vez de regadíos. Siguen vendiendo el modelo de embalses y mega-regadíos, que nunca verán la luz, que ya no pueden constituir los mimbres de la política de aguas del siglo XXI en Aragón. Sería más sensato que asumieran antes que tarde que no van a poder contar con ninguna gran presa más en estas montañas, pues de las cuatro previstas ya se han "caído" Jánovas y Santaliestra. Y se adivina un espectacular batacazo con Yesa y Biscarrués. Más aún, en las próximas décadas asistiremos al desmantelamiento de algunas presas hidroeléctricas como Búbal y Lanuza, para descanso de Biescas. Este es el escenario más realista para afrontar una política de aguas factible en esta tierra, el que está teniendo lugar en Estados Unidos o Francia, donde se han derribado decenas de presas. En relación al regadío tampoco es realista el espíritu costista que defienden de la ley de Riegos de 1915 (250.000 Ha), sino la modernización, la regulación interna y las 48.000 Ha para Aragón del actual Plan Nacional de Regadíos.

Por los enormes intereses económicos y políticos en el Levante defendidos con autoritarismo por el gobierno del PP, que basa su PHN en el aumento de la oferta de agua mediante la construcción de embalses y trasvases y la subvención pública del recurso, manteniendo la insostenible espiral del incremento de la superficie de regadío y de la demanda de agua, acentuada con los usos turísticos y urbanísticos.

Ante este nuevo intento de asalto al Pirineo, con el lema “Por la Dignidad de la Montaña”, se ha producido en los últimos años la respuesta limpia, contundente y tajante de los montañeses y de muchos ciudadanos defendiendo el mensaje de la Nueva Cultura del Agua de forma pacífica y razonada: Paro general en todo el Pirineo Aragonés secundado masivamente; ayuno colectivo que congregó a más de 2000 personas el último día; manifestaciones multitudinarias (Jaca, Huesca, Zaragoza, Madrid, Barcelona, Bruselas). Amplios sectores sociales están incorporando el pensamiento de la Nueva Cultura del Agua, en un fenómeno que resulta imparable y en sintonía con otros grupos de los países de nuestro entorno.

Por todo ello, como asociación y como personas queremos que apoyes nuestros objetivos:

1.       Que se paralicen las obras y los procesos administrativos de los proyectos de embalses del Pirineo ampliamente contestados socialmente y que acumulan una gran cantidad de recursos judiciales en trámite e incluso sentencias de ilegalización.

2.       Que desde el diálogo se establezcan nuevas políticas que conlleven una gestión más moderna y eficaz del agua, en sintonía con la Nueva Cultura del Agua.

3.       Que se produzca la democratización ya inaplazable de los órganos de gestión del agua para que los afectados por obras hidráulicas tengan la voz y el voto que hasta ahora se les ha negado.

4.       Que se reconozca el valor de los ríos y su patrimonio asociado como un elemento fundamental para el desarrollo de los valles por los que discurren.

5.       Que se reconozca y se pague la deuda histórica contraída con el territorio pirenaico para que los montañeses puedan construir su futuro recuperándose de las heridas de una política hidráulica ya obsoleta en el siglo XXI, y que lo haga a partir de la integridad de sus gentes y de su patrimonio que, una vez más, se quieren poner en peligro con la vigente política de embalses.

    Alfredo Solano Calvo, Presidente de la Asociación Río Aragón

C/ Mayor, 17. 50683 Artieda (Zaragoza)

Tfno.-fax: 948 439 341. C.e.: rio.aragon@yesano.com

Web: www.yesano.com

 

Queremos que desde los ámbitos artísticos, científicos, culturales y universitarios se adhieran a este manifiesto, por ello si quieres unirte al mismo, rellena el formulario o envía un correo con tu nombre completo, titulación y centro de trabajo.

Asociación Río Aragón-COAGRET