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El Agua de Zaragoza a debate: los nuevos retos sanitarios (YESA III)

Juan José Marcén Letosa

Licenciado en Medicina, Especialista en Microbiología Clínica

Seminario Interdisciplinar del Agua. Universidad de Zaragoza

 


Índice

1. Publicidad engañosa

2. Reunión en el Ministerio de Sanidad

3. Los riesgos sanitarios tradicionales

4. Características de los nuevos riesgos sanitarios

5. Las nuevas epidemias infecciosas

5.1. Las epidemias hídricas de Cryptosporidium

5.2. Otras epidemias emergentes

5.2.1. Contaminaciones con quistes de protozoos

5.2.2. Contaminaciones con bacterias emergentes

6. Los riesgos químicos derivados de la potabilización y distribución

6.1. Contaminaciones añadidas en la clarificación de las aguas

6.2. Contaminaciones añadidos en la cloración

6.3. Contaminaciones añadidas en las tuberías y depósitos

7. Contaminaciones y recontaminaciones en las redes domésticas

8. El cambio necesario

9. BIBLIOGRAFÍA

 


En la nueva Directiva Comunitaria, relativa a la calidad de las aguas destinadas al consumo humano [i], ha desaparecido el término AGUA POTABLE, para ser sustituido por AGUA SALUBRE Y LIMPIA, reconocimiento oficial de las limitaciones de las actuales tecnologías.


1. Publicidad engañosa

La Publicidad es una poderosa herramienta para crear opinión. La actual campaña institucional sobre la Calidad del Agua en Zaragoza [ii] está creando una opinión equivocada sobre los riesgos sanitarios que afectan a las redes de Abastecimiento:

¿Significa esto que nuestras autoridades políticas confunden la calidad del agua captada con la servida en los domicilios? ¿Aprovechan la nueva Directiva Comunitaria, que obliga a los estados miembro a controlar el agua de la red general, pero les exime de controlar el agua que beben los ciudadanos en sus casas?

Reunión en el Ministerio de Sanidad

A finales de noviembre de 1996, tuvo lugar en el Ministerio de Sanidad y Consumo el Seminario sobre Microbiología de las Aguas de Abastecimiento [iii]. Sus objetivos se dirigían a la búsqueda de sistemas de control más eficaces contra los nuevos riesgos sanitarios de las aguas, planteando además una pregunta desconcertante: ¿Desde el punto de vista de la Salud Pública, podríamos prescindir de los desinfectantes como el cloro y sus derivados en las redes de distribución?

Entre las conclusiones generales se afirmaba que las grandes epidemias hídricas históricas han desaparecido en los países de nuestro nivel de desarrollo, y que hacen falta nuevos estudios epidemiológicos para hacer frente a los nuevos riesgos:

Entre otras conclusiones relativas a los sistemas de distribución se indicaba que:

Las conclusiones se cerraban con dos preguntas sin respuesta:

3. Los riesgos sanitarios tradicionales

La organización Mundial de la Salud considera imprescindible la desinfección de los abastecimientos de agua, siendo el cloro el agente más utilizado. La cloración del agua evita un 20% de mortalidad infantil en los países subdesarrollados y reduce la mayoría de los contagios en las epidemias hídricas clásicas (cólera, tifoideas y disentería). Estas metas ya se han alcanzado en las ciudades de nuestro entorno, aunque persistan zonas rurales con deficiente cloración de las aguas. 

En cambio, la contaminación química de las aguas (muy difícil de evitar con la tecnología disponible) afecta sobre todo a países desarrollados, aunque se extiende rápidamente por todos los países que practican un crecimiento insostenible.

4. Características de los nuevos riesgos sanitarios

A los riesgos tradicionales, bien estudiados con método epidemiológico, y suficientemente controlados por los análisis oficiales, han venido a añadirse nuevos problemas sanitarios, que se caracterizan por:

Presentar menor incidencia y mortalidad que los riesgos clásicos.

Se puede señalar al año 1993 como el de alerta sobre los nuevos riesgos sanitarios, aunque desde hace 20 años  se conocía la implicación de varias enfermedades emergentes [iv] y se debatían los riesgos químicos añadidos en el proceso de potabilización.

5. Las nuevas epidemias infecciosas

En los últimos diez años los países desarrollados han sido afectados por epidemias debidas a microbios resistentes al cloro. En muchos casos han ido asociadas a defectos de filtración de las aguas. Ciertas autoridades sanitarias centran su atención en evitar míninos de cloración, aunque permiten excesos de cloración y defectos de clarificación, sobre todo en el medio rural.

5.1. Las epidemias hídricas de Cryptosporidium

La falsa seguridad que aporta la cloración llegó a su fin el año 1993,  en la mayor epidemia transmitida por un abastecimiento de aguas; en Milwaukee, EE.UU., un fallo en la clarificación provocó 400.000 casos de Criptosporidiosis [v], un parásito intestinal que resiste elevadas concentraciones de Cloro (80 mg/l). Un año más tarde, en  Las Vegas, ocurría la primera epidemia de Cryptosporidium documentada en un abastecimiento urbano sin ningún fallo aparente [vi]. Esta ciudad se abastece de remotas aguas de calidad, a través de cientos de kilómetros de canales, como se proyecta hacer para Zaragoza.

En Salamanca se detectaron en 4 plantas potabilizadoras y en agua de grifo de dos áreas geográficas [vii].  En Zaragoza, los niños de 2-3 años son los más diagnosticados con este parásito [viii].

 La complejidad del análisis ambiental de estos protozoos, y la ausencia de métodos oficiales, dificulta que este patógeno se incluya entre los controles rutinarios de las aguas.

5.2. Otras epidemias emergentes

5.2.1. Contaminaciones con quistes de protozoos

Desde ese año de 1993, se han descrito numerosas epidemias hídricas de otros protozoos, siendo frecuente que sucedan después de las lluvias, lo que suele interpretarse como si los modernos canales de conducción se contaminasen con tierra y heces de roedores silvestres, portadores de estos parásitos.  La esperanza depositada en la retención de estos gérmenes con los filtros de las potabilizadoras se está derrumbando conforme se publican los datos referentes a las epidemias por microsporidios, cuyos pequeños quistes apenas son retenidos por los filtros convencionales.

Un aspecto inquietante en estos agentes es que, cualquier contaminación cruzada en la redes generales y domésticas, resulta incontrolable debido a su elevada resistencia al cloro. Es el fin de la creencia sanitaria de que el Cloro circulante por la red de tuberías garantiza por completo la desinfección de los abastecimientos.

5.2.2. Contaminaciones con bacterias emergentes

Aunque se desconoce su incidencia en procesos intestinales, crece la preocupación sobre la presencia en aguas de grifo de bacterias con moderada resistencia al cloro: Mycobacterium avium y Legionella pneumophila.  La primera tiene parentesco con el bacilo de la tuberculosis, aunque es mucho menos patógena; se estudió su presencia en aguas municipales de Boston, encontrándose en el 42% de las muestras [ix]. Legionella es muy frecuente en las aguas domésticas, sobre todo en los sistemas de agua caliente.

Las nuevas epidemias resultan poco evitables con remotas captaciones y conducciones de aguas, y suponen un grave reto que la ciencia y la tecnología deben de afrontar en los próximos años.

 

6. Los riesgos químicos derivados de la potabilización y distribución

6.1. Contaminaciones añadidas en la clarificación de las aguas

Las aguas turbias precipitan mucho mejor que las claras, por lo que la entrada de aguas limpias en una planta potabilizadora supone añadir mucha más alúmina y otros elementos floculantes. En cultivos experimentales, el aluminio resulta tóxico para las células nerviosas; desde hace 20 años se intenta relacionar su ingesta con el riesgo de provocar la enfermedad de Alzheimer, sin conclusiones claras [x].

6.2. Contaminaciones añadidas en la cloración

Durante los últimos 20 años se ha mantenido un debate bibliográfico sobre la relación entre la cloración de las aguas y el aumento de cierto tipo de cánceres. En julio de 1992, Robert D. Morris [xi] y otros investigadores publicaron una revisión crítica de la bibliografía, emitiendo un dictamen claro: “The results of this meta-analysis suggest a positive association between consumption of chlorination by-products in drinking water and bladder and rectal cancer in humans.” . Estos resultados ya no son rechazadas en la bibliografía más reciente, aunque se insiste en que se sigan clorando los abastecimientos, ya que se considera que la cloración evita muchas más enfermedades de las que causa.

6.3. Contaminaciones añadidas en las tuberías y depósitos

Las duras aguas de Zaragoza pueden producir costras y estrechamientos en las redes de distribución, pero reducen el paso de materiales de las tuberías al agua circulante y, sobre todo, al agua retenida. Las aguas blandas son más agresivas para las conducciones convencionales. Se han descrito varias enfermedades asociadas a la solubilidad de esos materiales: Saturnismo,  por el plomo de las tuberías domésticas antiguas; y Enfermedad Hepática Infantil, a partir del cobre liberado en la fontanería moderna [xii]. Otros tipos de tuberías pueden transmitir elementos perjudiciales para la salud humana, como el amianto de ciertos fibro-cementos [xiii], y los ftalatos del PVC [xiv].

7. Contaminaciones y recontaminaciones en las redes domésticas

En los domicilios, las aguas de abastecimiento tienen frecuentes contaminaciones en los aljibes domiciliarios, como ha evidenciado la reciente epidemia de Alcalá de Henares [xv]. Los descalcificadores contaminan las aguas con sal, los filtros no limpiables recontaminan las aguas al secuestrar el cloro, los termos de agua caliente amplifican a las poblaciones de Legionella...

La captación remota de aguas de calidad reduce la carga de muchos contaminantes químicos a la salida de las plantas potabilizadoras, pero apenas afecta a las contaminaciones de la red general, y no afecta al estado sanitario de las redes domiciliarias.

 

8. El cambio necesario

Es necesario un giro radical en nuestros conceptos, en nuestras investigaciones y en nuestras tecnologías para afrontar los nuevos retos.

El discurso sobre el agua de calidad para Zaragoza, aunque resulte aceptable en cuanto a calidad cosmética e industrial, desvía la atención de los graves problemas sanitarios que emergen en los abastecimientos modernos.

El recrecimiento de Yesa substrae los importantes recursos económicos que se deben de reservar para afrontar los cambios radicales e integrales de los futuros abastecimientos

Mientras se preparan nuevos programas sanitarios, se debe de suspender la campaña institucional actual, que aporta desmedidas esperanzas a los ciudadanos.

Es el momento para sensibilizar a los vecinos sobre los cuidados de salud que deben de introducir en sus redes domésticas.

 

9. BIBLIOGRAFÍA

[i] Anónimo. Considerando n.º 22. Directiva 98/83/CE del Consejo, de 3 de noviembre de 1998, relativa a la calidad de las aguas destinadas al consumo humano. Diario oficial de las Comunidades Europeas, 5 de diciembre de 1998. L 330 / 32-54

[ii] Anónimo. Calidad de Agua, Calidad de Vida. Folleto editado sin fecha ni referencia al depósito legal, sin autores ni logotipos de ninguna institución zaragozana. Contiene el logotipo de la Unión Europea, y la referencia a un Plan de Abastecimiento de Agua a Zaragoza y su entorno. Ha sido ampliamente repartido en la primavera de 1999, por la ciudad de Zaragoza, a partir de las exposiciones móviles y de la Lonja. Por otras informaciones en la prensa, esta campaña parece promovida por el Gobierno de Aragón, por el Ayuntamiento de Zaragoza y por la Confederación Hidrográfica del Ebro.

[iii] Seminario Organizado por la Subdirección General de Sanidad Ambiental; Dirección General de Salud Pública; Ministerio de Sanidad y Consumo. Coorganizado por la Asociación Española de Abastecimiento y Saneamiento (AEAS). Información publicada en la Revista Española de Salud Pública, nº2, Marzo- Abril de 1997  (Rev. Esp. Salud Pública 1997; 71: 205-207).

[iv] WHO. Report of WHO meeting on emerging infectious disease. Ginebra : CDS/BVI/92.2, 25-26 de abril de 1994.

[v] Mac Kenzie y otros 10 autores: “A massive outbreak in Milwaukee of Cryptosporidium infection transmitted through the public water supply” N Engl J Med 1994;331:161-7.

[vi] Ramírez Quirós, Francisco. El Cryptosporidium y su eliminación en las ETAPs. Tecnología del Agua, 1997; 168:33-41.

[vii] Rodríguez Hernández J. y tres autores. Cryptosporidium oocysts in water for human concumption. Comparison of staining methods. Eur J Epidemiol 1994; 10: 215-218

[viii] Moles, Beatriz y cinco autores. Incidencia de Crytosporidium en Zaragoza: estudio de 8 años (1989-1996) Enfer. Infec Microbiol Clin 1998; 16: 356-358.

[ix] Du Molin GC, Stottmeiner KD. ASM News, 1986; 525

[x] Berr, Claudine. En “Alzheimer, la enfermedad del siglo”. Mundo Científico 1998; 186: 59.

[xi] Morris RD, y otros. Chlorination, Chlorination By-products and Cancer: A Meta-analysis. American Journal of Public Health. 1992; 82:955-963

[xii] Fewtrell l. y otros. Copper in drinking water--an investigation into possible health effects. Public Health, 1996, 110: 175-7

[xiii] Alleman JE., y Mossman, BT. "Reconsideración del amianto". Investigación y Ciencia (1997), 252: 56-62.

[xiv] Jobling S et al “A variety of environmentally persistent chemicals, including some phthalate plastizers, are weakly estrogenic” Environ Health Prespect, 1995, 103:6, 582-7

[xv] Ministerio de Sanidad y Consumo. "Informe preliminar del brote de neumonía por Legionella en Alcalá de Henares". Boletín Epidemiológico Semanal  1996, n.º 16: 129/136.

 

Asociación Río Aragón-COAGRET