La cuestión de los sobrantes del Ebro en el Plan Hidrológico Nacional

José Javier Gracia Santos. Geólogo e ingeniero ambiental


 
Resumen
El análisis de los datos del Plan demuestra que el crecimiento del regadío no explica totalmente la disminución de las aportaciones del Ebro en el Delta, y se ve corrobora por la tendencia a la disminución de aportaciones en afluentes del Ebro antes de los regadíos.
El debate de las causas del decrecimiento de caudales en Tortosa no está ni mucho menos cerrado con el análisis que realiza el Plan Hidrológico Nacional.



ÍNDICE
1. El Plan reconoce la importancia de conocer los "sobrantes" y le preocupa la posible tendencia a la baja de las aportaciones del Ebro en Tortosa
2. El Plan reconoce una tendencia a la baja de los caudales del Ebro en Tortosa
3. Según el Plan, la tendencia a la baja de las aportaciones es exclusivamente por el aumento de la demanda y consumo de agua en la cuenca
4. Breve descripción de la metodología seguida por el PHN para llegar a la conclusión de que la tendencia a la baja en las aportaciones del Ebro en Tortosa es debido al aumento del consumo en la cuenca
5. El Plan comete ¿deliberadamente? errores técnicos para conseguir demostrar una hipótesis que le interesa políticamente
6. La disminución sistemática de las aportaciones naturales del Ebro también es reconocida implícitamente por el propio Plan
7. La garantía de los caudales a trasvasar ya es baja en la hipótesis de trabajo del Plan
8. El Plan precisa que todo el descenso de caudales en Tortosa sea explicado por consumos
9. ¿Por qué no preocupan estos temas en el PHN?
10. Conclusiones
11. ANEXO


1. El Plan reconoce la importancia de conocer los "sobrantes" y le preocupa la posible tendencia a la baja de las aportaciones del Ebro en Tortosa
"Entre las referencias que se ocupan del asunto es muy frecuente que, a la luz de los datos de aforos observados en las proximidades de la desembocadura, se ponga de manifiesto el hecho aparente de que estos sobrantes tienden a disminuir con el paso del tiempo, mostrando una inequívoca tendencia que, de continuar en el futuro, acabará por anularlos. Las razones que se apuntan para ello son muy diversas (disminución de las lluvias en las últimas décadas, deforestación, aumento de consumos, manifestación del cambio climático, etc.), y han sido enunciadas por lo común como meras hipótesis, sin un contraste crítico. El resultado es que la idea de una anómala disminución de los caudales del Ebro se ha extendido ampliamente por la opinión pública, creando inquietud social, sin que se haya clarificado rigurosamente la exactitud de esta hipótesis y, en su caso, las razones a las que se debe.
En la discusión sobre posibles transferencias desde el Ebro esta cuestión adquiere una importancia capital, pues cualquier posible iniciativa ha de partir, evidentemente, de la existencia de tales sobrantes, como requisito previo a cualquier otro. Distintas voces desde la cuenca del Ebro han argumentado, con fundamento, que no cabe plantear una transferencia desde ese río sin que este asunto quede debidamente aclarado, y desde otras áreas del país, posibles receptoras de las transferencias, se ha reclamado también tal clarificación de forma que, como condición previa e inexcusable para abordar el proyecto, se asegure razonablemente una cierta continuidad y seguridad de los posibles aportes en el futuro". (Plan Hidrológico Nacional: Análisis de los sistemas hidráulicos. Pág. 106).

2. El Plan reconoce una tendencia a la baja de los caudales del Ebro en Tortosa
"En la serie de aforos mostrada en la figura anterior (se refiere a la fig. 66 de aportaciones del Ebro en Tortosa) puede observarse una significativa tendencia global descendente, inducida probablemente por el exacerbado efecto descendente desde los años 60 hasta la actualidad, que resulta ser claramente significativo. Ambas tendencias se han representado también en la figura. Puesto que el análisis previo revela que estos datos son suficientemente fiables, debe pensarse que la tendencia detectada es real, lo que nos conduce a la investigación de sus causas". (PHN: Análisis de los sistemas hidráulicos. Pág. 114).


3. El Plan se fuerza en demostrar técnicamente que la tendencia a la baja de las aportaciones es exclusivamente por el aumento de la demanda y consumo de agua en la cuenca

Esto es de vital importancia para toda la discusión siguiente que va a realizar el Plan, ya que al ser la tendencia a la baja fruto de una variable conocida (el aumento de consumo, función a su vez de la extensión del regadío), se puede incluir esta en el cálculo de los "sobrantes" futuros ya que conocemos la extensión del nuevo regadío que queremos poner en la cuenca. No existe para el Plan ninguna indeterminación en sus cálculos, ninguna variable que se le escape y por tanto eleva el cálculo de sus "sobrantes" a rango de verdad científica, despreciando cualquier voz que achaque la disminución de aportaciones a causas climáticas o variables de otro tipo (que el cálculo de "sobrantes" no podría integrar):
 
"Las consecuencias de este resultado son muy importantes: toda la información manejada de la cuenca del Ebro sobre aportaciones naturales, aportaciones registradas, superficies en regadío, demandas consuntivas, y consumos netos, es plenamente coherente entre sí, exceptuándose los datos de la primera mitad de siglo de la serie de aportaciones registrada en Tortosa, que han sido descartados tras el análisis realizado. Los sobrantes observados en la desembocadura pueden explicarse completamente como una consecuencia directa del incremento de los aprovechamientos de regadío en la cuenca, y cualquier otra posible interpretación (cambios climáticos, fenómenos no conocidos, etc.), carece, en principio, de fundamento.
En definitiva, y reiterando la conclusión básica, la merma de los sobrantes del Ebro observada en las últimas décadas es un hecho cierto, no hipotético, y puede ser completamente explicado simplemente por el desarrollo de los regadíos en la cuenca. No se requiere, en principio, recurrir a ninguna otra causa para explicar el fenómeno, pues las aportaciones naturales en la cuenca no parecen mostrar tendencias decrecientes en el periodo desde 1940 hasta hoy." (PHN: Análisis de los sistemas hidráulicos. Pág. 121).


4. Breve descripción de la metodología seguida por el PHN para llegar a la conclusión de que la tendencia a la baja en las aportaciones del Ebro en Tortosa es debido al aumento del consumo en la cuenca

En primer lugar calcula el consumo, año a año en toda la cuenca, desde 1940 hasta 1995 por diferencia entre la aportación en régimen natural y lo que realmente se ha aforado en Tortosa. Hay que decir que la aportación en régimen natural (si no hubiera usos humanos ni embalses) es un dato calculado, y no medido de forma directa, por medio de un modelo denominado "Sacramento" que deduce el agua que baja por el río en función de las precipitaciones en la cuenca y las características fisiográficas de la misma.

Hay que observar que los resultados de este método de cálculo de consumos en la cuenca son realmente disparatados y un mínimo análisis debería haber desechado la metodología y las afirmaciones posteriores que en ellos se apoyan. Especialmente elocuente es la figura 69 del Plan (Análisis de los sistemas hidráulicos, pág. 117) donde la variación de los consumos de un año para otro es sencillamente disparatada. Como ejemplo, en 1977 el consumo en la cuenca es de unos 2.500 hm3 y al año siguiente es de 5.900 hm3 Esto equivale a una diferencia de evapotranspiración de los cultivos (ETC) de 5.167 m3/ha y año en 1977 a 12.025 m3/ha y año en 1978. ¿Cómo se explica esta y otras diferencias entre año y año si la superficie de regadío de un año para otro es prácticamente la misma? Desde luego esta enorme diferencia no se puede explicar por un cambio de temperatura que modifique las condiciones de evapotranspiración. Para las ETC de 12.025 m3/ha y año hace falta una Tª media en la época de riegos de 46 ºC, mientras que para una ETC de 5.167 sería necesaria una temperatura media en época de riego de –17 ºC aplicando el método de Blaney-Criddle. La Tª de 46 ºC es a todas luces inaceptable.

El Plan, después de realizar el cálculo de los consumos, estudia su tendencia temporal, mediante la aplicación de diferentes medias móviles y alisados hasta que la curva de evolución de consumos consigue parecerse a la curva de evolución temporal del regadío desde 1940 hasta la actualidad. La semejanza de las dos gráficas es razón suficiente para afirmar que toda la tendencia a la baja de las aportaciones en Tortosa son debidas al aumento de la superficie regable en la cuenca.


5. El Plan comete ¿deliberadamente? errores técnicos para conseguir demostrar una hipótesis que le interesa políticamente

Nosotros hemos aceptado que, efectivamente, un aumento del consumo en la cuenca puede producir una disminución de las aportaciones en la estación de aforos de Tortosa. Hemos intentado calcular año a año el consumo de agua en la cuenca del Ebro a partir de los datos de superficie regable con el fin de poder sumar esa serie de valores a la serie de aportaciones en Tortosa. El resultado obtenido debería ser una "aportación en régimen natural". Si no se observara tendencia alguna en esa serie calculada (aforos + consumos) significaría que toda la tendencia a la baja de aforos medida en Tortosa se explica por los consumos; si por el contrario, todavía existiese una tendencia, esta sería debida a otras causas que sería preciso analizar y conocer.

Hemos calculado el consumo en la cuenca desde el año hidrológico 1953-54 hasta el 1998-99 multiplicando la superficie anual de regadío por su dotación y suponiendo que retornan un 20% de las demandas agrícolas. La superficie anual la hemos calculado suponiendo un ritmo lineal de crecimiento desde 1953 en el que existirían 400.000 Ha de regadío en toda la cuenca hasta 1998 en la que habría ascendido hasta 783.948 Ha (estos datos de evolución de superficies están extraídos del propio Plan). Para el cálculo de la dotación se ha supuesto una dotación creciente de forma lineal en el que en 1953 la dotación era de 7.771 hm3 y en la actualidad es de 8.046 m3/Ha y año (datos deducidos a partir del Plan). Este escenario integra el hecho cierto de la variación de la estructura de cultivos en la cuenca hacia productos más demandantes de agua.

Los resultados se pueden observar en la tabla:
 

  Superficie regada (Ha) Consumo hm3 (Dotación variable)
1953
400.000 2.487
1998
783.948 5.046
Diferencia
383.948 2.559

Como se ve en las siguientes gráficas, en la que se representa la aportación medida realmente en Tortosa y la supuesta "aportación natural" si no existiera consumo, la tendencia a la baja se sigue observando, aunque suavizada, pese al aumento progresivo de consumo en la cuenca.

El análisis equivocado que hace el Plan no justifica otros datos observados. Efectivamente, si la hipótesis de partida del Plan fuese cierta no existiría tendencia a decrecer en las series de aportaciones de aquellas estaciones de aforos de ríos que estuvieran antes de las detracciones para zonas regables. Así, ríos como el Gállego antes del embalse de Ardisa o el Cinca antes de Mediano, deberían mostrar series desde 1953 hasta 1998 marcadamente estables sin tendencia al crecimiento ni decrecimiento. Esto no es así. Sin pretender ser exhaustivo, en todas las estaciones de aforos estudiadas, escogidas por encontrarse en tramos de ríos previos a las grandes detracciones de regadío, se observa una marcada tendencia a disminuir sus aportaciones (web CHE, datos de aforos). ¿Cómo explica el Plan dichas tendencias?
 

Aportación estadística en 1950 (hm3) Disminución anual de la aportación Aportación estadística en 1992 (hm3) Disminución en los 42 años (hm3)
Ésera en Graus
724,6 3,8 565,5 159,1
Segre en Seo de Urgel
475,6 0,7 444,5 31,1
Ara en Boltaña
567,3 0,3 556,2 11,1
Isábena en Capella
241,8 2,7 129,1 112,8
Cinca en Escalona
1257,8 11,8 763,4 494,4
Gállego en Santa Eulalia
1046,7 4,4 860,5 186,2
Veral en Biniés
170,8 1,4 111,0 59,7
Esca en Sigüés
438,7 3,3 301,4 137,3
Irati en Liédena
1585,7 19,3 773,3 812,4
Noguera Ribagorzana en Pont de Suert
564,9 1,9 483,2 81,7
Arga en Huarte
324,4 4,5 134,6 189,8


6. La disminución sistemática de las aportaciones naturales del Ebro también es reconocida implícitamente por el propio Plan

Para llegar el Plan a la conclusión de que no existe tendencia a la baja de las aportaciones del Ebro en régimen natural analiza la tendencia de toda la serie desde 1940 a 1996. En efecto, matemáticamente existe una leve tendencia a la baja. El proceso cambia si analizamos desde 1960 hasta la actualidad, periodo en el cual se observa una clara tendencia a la baja tal y como se observa en la siguiente gráfica. La pregunta que queda en el aire es si esta tendencia es debida a encontrarnos en la zona de bajada de un ciclo natural o si por el contrario es la señal de un reajuste hacia una nueva situación de equilibrio provocada por un cambio climático.


7. La garantía de los caudales a trasvasar ya es baja en la hipótesis de trabajo del Plan

En efecto, bajo las hipótesis de 2º horizonte del Plan de cuenca realizado (unos 3.000 hm3 más de consumo en la cuenca), mantenimiento de caudal ecológico en el delta de otros 3.000 hm3, la garantía del trasvase es relativamente baja. Con los datos del Plan se observa que de repetirse las aportaciones naturales de los años 40 hasta la actualidad, el trasvase no podría llevarse a cabo más que con 200 hm3 en 7 años de 56 (12,5%), garantía insuficiente para las inversiones en juego.

En este sentido es interesante el reconocimiento que el Plan realiza de esta baja garantía y la solución que le ofrece (pp 150 y 151 del tomo: Análisis de los sistemas hidráulicos). Los años que el trasvase falle se pondrán en marcha todas las baterías de pozos que ahora extraen agua de los acuíferos sobre explotados, porque al cubrir esas demandas el trasvase, los acuíferos ya no se encontrarán en esa situación.


8. El Plan precisa que todo el descenso de caudales en Tortosa sea explicado por consumos

En la necesidad del Plan de contentar a todos, culminando el regadío de toda la cuenca del Ebro y manteniendo unos caudales ambientales en el delta, no existe cabida a disminuciones de aportaciones de ningún tipo que estropeen lo políticamente correcto.

Un descenso de aportaciones no atribuible a consumos provoca la incompatibilidad entre desarrollar completamente el 2º horizonte del Plan Hidrológico de la cuenca del Ebro, mantener el caudal ambiental del delta y abastecer un trasvase con las suficientes garantías. En efecto, una disminución de aportaciones de un 10% como consecuencia de cualquier efecto supone en la práctica (fig. 94 del PHN: Análisis de los sistemas hidráulicos) el pasar del 12,5% de años con fallos en el trasvase al 19,6%. ¿Cuántos años fallaría el trasvase si la disminución de aportaciones alcanzara un 17% o un 20% como citan determinadas fuentes ministeriales? El trasvase se realizaría sin ninguna garantía.


9. ¿Por qué no preocupan estos temas en el PHN?

Dos son los motivos:

1. El Plan considera que no se va a realizar todo el regadío de la cuenca del Ebro que, recordemos, evaporaría unos 3.000 hm3 más que en la actualidad. Por lo tanto el Plan se encuentra con un "colchón" de entre 2.000 y 3.000 hm3 con los que garantizar el trasvase. Cita el Plan textualmente:
 
"Bajo los supuestos básicos de este Plan Hidrológico Nacional la determinación de posibles recursos sobrantes en cuencas de carácter globalmente excedentario se realizan sobre la base de considerar alcanzadas las estimaciones de demanda realizadas en su correspondiente Plan Hidrológico para el segundo horizonte de planificación. Se trata de una premisa marcadamente conservadora y protectora de intereses de la posible cuenca cedente, por cuanto dichas estimaciones de futuro, en el caso del regadío, que constituye la demanda más cuantiosa, - no responden a una previsible evolución de la demanda, sino que tienen el carácter de catálogo de actuaciones potenciales, tal como señala el Consejo Nacional del agua en su informe sobre las propuestas de los Planes Hidrológicos de Cuenca, de abril de 1998. Ello querría decir que los sobrantes así determinados lo serían aún en el poco probable caso de que se desarrollaran todas las posibilidades identificadas en el Flan hidrológico de la cuenca cedente, por lo que ésta no vería mermado, en ningún caso su potencial de desarrollo".

2. El otro motivo es que en años de escasez siempre se pude modificar la asignación de caudales medioambientales en el delta. Esta falta de credibilidad de la administración hidráulica tiene su origen en la gestión realizada hasta la fecha del Trasvase Tajo-Segura. En este trasvase se estableció como restricción al mismo, un caudal ecológico para el Tajo a su paso por Aranjuez de 6 m3/s. Dicho caudal, a pesar de que así lo establecía la normativa, no fue mantenido en numerosas ocasiones por la administración hidráulica a principios de los noventa, durante la última sequía, según denunció y demostró en numerosas ocasiones la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha


10. Conclusiones



11. ANEXO



 

Asociación Río Aragón