Los
ríos pirenaicos del Alto Aragón constituyen una
riqueza en sí mismos que ha querido ser subrayada por
la Asociación Río Aragón en un momento de pugna entre
la conservación de espacios naturales –en este
aspecto esta entidad habla de “poner el candado a los
ríos”, es decir, frenar la intervención sobre estos
ecosistemas, lo que se resume como “ríos sin presas,
pueblos vivos” en la Nueva Cultura del Agua- frente a
su aprovechamiento indiscriminado en aras a un hipotético
progreso, que ya ha llevado a encender la luz de alarma
sobre el devenir del Planeta. Tres ríos de la
Jacetania, el Estarrún, el Aragón-Subordán y el
Veral, vecinos y con semejanzas y diferencias, sirven de
ejemplo para mostrar lo positivo que dejarlos fluir por
su cauce natural, sin trabas de cemento.
Luisa
PUEYO. JACA.-
Tres ríos de la comarca de la Jacetania, el Estarrún,
que discurre por el valle de Aísa, el
Aragón-Subordán, que lo hace por el de Hecho, y el
Veral, por el de Ansó, han sido los escenarios de una
de las actividades estivales organizadas por la Asociación
Río Aragón contra el recrecimiento del embalse de Yesa
dentro de su programa reivindicativo “Huerta de
Artieda”. Así, mientras entre semana estaba en marcha
el campo de trabajo en esta rica vega - durante siglos
cultivada por los habitantes de la zona y mermada desde
los años 60 por la construcción del embalse de Yesa,
que anegó las mejores tierras de cultivo -, en el fin
de semana se han realizado otras actividades
complementarias, como dos intercambios con Biscarrués
para abordar las afecciones de los proyectos de construcción
de un embalse en este enclave del río Gállego y del
recrecimiento del de Yesa, en el Aragón, el Taller de
Flora y los tres recorridos por los cauces fluviales
citados, en los que se combinó el coche con la marcha a
pie.
El
biólogo Daniel Goñi se encargó de coordinar el Taller
y fue el guía en los itinerarios, en los que ha
centrado la atención sobre aspectos genéricos y
particulares de cada lugar. “En lo que respecta al
paisaje, recorrer uno de estos ríos desde la cabecera
hasta la desembocadura es como hacer un viaje desde el
clima europeo de alta montaña hasta el clima mediterráneo,
pasando por el centroeuropeo. Es como ir del norte al
sur de Europa en unos pocos kilómetros”, asegura. Añade
que los ríos más occidentales están menos
condicionados a las tormentas que los orientales, algo
que se evidencia ya en el primer recorrido, el del
Estarrún, realizado el 4 de agosto e iniciado en las
laderas de Nazapal y los Llanos de Rigüelo, donde se
conoció el nacimiento del río y los meandros que
forman varias corrientes, a la vista de los Mallos de
Lecherines y el pico del Aspe. “El Estarrún es el más
corto de estos tres ríos, al ser el que confluye más
al norte con el Aragón. Lleva menos agua y tiene un
estiaje más fuerte, es decir, se seca más en verano y
su régimen es más torrencial, más parecido a un
barranco o una rambla”, comenta Daniel Goñi. Se
aprecia además con toda claridad que éste es un valle
glacial, porque la huella del glaciar es patente. El
entorno está formado por rocas, que se ven erosionadas,
o más bien fragmentadas, por la acción del hielo en
invierno, mientras se ve el agua nacer de la tierra en
surgencias.
La
rica vegetación –un recorrido por los frondosos
hayedos fue obligado- y los ejemplos sobre la fauna
–“en el Estarrún, la trucha que se conserva
pertenece a la raza más genuinamente autóctona de Aragón
mientras que en los demás hay mezcla con trucha de
repoblación, aunque sea de la misma especie”- se
completaron con visitas a los dos pueblos próximos al
cauce, Aísa y Ascara, para continuar hasta la
desembocadura en el Aragón, a la altura de Hortilluelo.
El
Aragón-Subordán –cuyo recorrido se hizo el día 18-
es, de los tres, el que más agua aporta al Aragón
–con el que se junta en Puente la Reina- porque además
recoge las que proceden del Osia, que discurre por el
valle de Aragüés del Puerto y Jasa. El guía contó
con la colaboración de un embunense, Carlos Jarne, en
este itinerario, que se inició en Minas de Guarrinza,
“una zona de influencia oceánica”. “Al ser un río
más grande, lleva agua continuamente y de la mitad para
abajo se puede aprovechar en huertas, con un regadío de
vega”, explicó Daniel Goñi, y Carlos Jarne apostilló
que el nacimiento de esta corriente tiene lugar en una
zona de rocas areniscas rojizas y “en el momento de
las crecidas, el agua toma un característico color
rojo. Entonces no se riega porque el agua rojiza lleva
arcillas que hacen la tierra impermeable”.
Se
habló asimismo de los restos megalíticos de la
prehistoria y de este lugar y el puerto del Palo como
paso histórico utilizado ya por los romanos –un
vestigio importante es la calzada -, y de huida de
contrabandistas y de refugiados de la guerra civil española.
El Monasterio de San Pedro de Siresa, los pueblos de
Hecho y Embún y los restos monacales del cenobio
mercedario de Nuestra Señora del Pilar se visitaron
asimismo como enclaves cercanos al río.
En
Linza, el día 25, se vio el nacimiento del río Veral,
junto a una vegetación con predominio de bosques de
hayas y pastos montanos. “Aquí se da un clima muy húmedo,
con mucha lluvia por tratarse del norte del Pirineo,
pero estar más al oeste, más cerca del Atlántico que
en el valle del Estarrún, y los montes que separan de
Francia son mucho menos grandes”, indicó el guía.
Añadió
que el Veral es el más salvaje de los tres ríos y el más
largo al confluir mucho más abajo con el Aragón. Sólo
en la parte inferior tiene vega, con huertas y campos en
ella. Después de visitar el pueblo de Ansó, un alto en
la Foz de Biniés sirvió para incidir en que ésta es
la zona del río más rica, por su mezcla de ambientes y
ecosistemas: “La foz es un cañón, una abertura
perpendicular en forma de brecha que se hace en la
sierra, provocada por la acción del agua del río que
la forma. Se dan aquí características topográficas,
de relieve, que hacen que se den microclimas variados,
con diferentes vegetaciones y fauna. Es éste uno de los
lugares de contacto de la vegetación del norte y el sur
de Europa”. Los ejemplos son, en el fondo,
árboles caducifolios, como tilos, fresnos, arces
o hayas, y en las partes altas, encinas, enebros o
sabinas, que aguantan la sequía y se mantienen con poco
suelo y
soleado. Crecen también plantas endémicas, exclusivas
de nuestro territorio, como un ajo del Pirineo, la Petrocoptis
pirenaica, la corona de rey o la oreja de oso. Las
colonias de buitres de este entorno son las más
importantes de Europa, junto a las del río Esca en
Burgui, en el vecino valle de Roncal. El águila real,
el alimoche o el halcón peregrino campan asimismo por
aquí.
Además
de las particularidades de cada río, están los
aspectos comunes: “En todos los casos se dan dos
partes, una en la que la pendiente va por el curso alto
y la velocidad del agua provoca arrastres de rocas, que
es otra forma de erosión. Suelen verse aquí rocas
grandes y zonas de cascadas y márgenes del río
abruptas. El río tiene aquí un solo camino”. A
medida que desciende, “se pierde pendiente y aparece
el curso medio del río, que discurre por la llanura. El
agua va más despacio y se dan tanto periodos de
sedimentación, en los que este agua va depositando
materiales, como fuertes avenidas, en las que el río se
lleva parte de lo que había dejado antes. Por este
motivo, los cauces suelen cambiar después de una
avenida muy fuerte y se observan grandes amontonamientos
de piedras de considerable tamaño”. Todo depende
“de la fuerza del agua, pero lo importante para el
paisaje y las gentes es que en este curso medio se puede
dar una agricultura de vega porque son tierras bañadas
por el agua”. También en el curso medio se dan
bosques de ribera grandes y desarrollados, los sotos.
La
agricultura de vega permite disponer de un sistema de
acequias que derivan el agua para su aprovechamiento.
“Son sistemas que requieren muy poco esfuerzo en
relación al valor que aportan, al contrario de los que
se dan, por ejemplo, en zonas como Monegros, donde hace
falta gastar mucha energía para lo que se obtiene como
resultado. El sistema de acequias que se da en estos ríos
pirenaicos es eficiente, e implica poco trabajo y escaso
coste económico y de tiempo para disponer de una huerta
durante todo el año”. En los lugares visitados se da
poco aprovechamiento en bancales, aunque en zonas del
curso alto sí hay prados rodeados de bosque usados para
alimentar al ganado.
Un
valor importante es que, al no haber intervenido en los
ríos con cemento y estar muy poco contaminados, la
riqueza piscícola es enorme. La mejor prueba está en
que el Veral y el Aragón-Subordán son algunos de los
escenarios en los que el año que viene se va a celebrar
el Campeonato del Mundo de Pesca de salmónidos mosca.
Hay además varias especies autóctonas, como la
madrilla, la locha, la bermejuela o la lamprehuela y en
los últimos años está creciendo bastante la presencia
de nutrias, que siempre va ligada a una elevada calidad
de las aguas.
La
Asociación Río Aragón cumplió con estos tres
itinerarios el objetivo que se había planteado: “ver
la ecología, la economía
y la cultura de estos valles y el importante
significado que el río tiene para los tres aspectos,
que siempre van unidos”.
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