Zaragoza.- El ayuno para parar Yesa, los grandes embalses y trasvases, que comenzó en la localidad oscense de Artieda para después pasar por Jaca y Huesca, sigue su curso y el próximo domingo será secundada por unas 35 personas en Zaragoza. Los organizadores tienen previsto realizar una serie de actos durante la semana para que “la opinión pública de esta ciudad sepa por qué hacemos esta manifestación, por qué hacemos este tipo de movilización y para que sean conscientes del motivo y se solidaricen con nosotros”, ha explicado el secretario de Cooperación Internacional de CHA y representante de COAGRET, Eduardo Galochino.

Con este ayuno colectivo y continuado “pretendemos reivindicar la nueva cultura del agua en el Estado Español, un desarrollo sostenible, armónico y vertebrador de todas las comunidades, la defensa del medio ambiente y el patrimonio cultural, y la defensa de la legalidad, la dignidad de los pueblos y la dignidad de la montaña y de los montañeses”, ha asegurado el miembro de la asociación de afectados.

Respecto a la actitud ambivalente que algunos partidos políticos tienen respecto al PHN, el portavoz de COAGRET, Mariano Alfonso, ha advertido al PSOE aragonés que “no se puede pedir diálogo a Madrid y luego imponer a través del Pacto del Agua, cuando existe una minoría importante con la que hay que hablar”, en referencia a la población que se opone a parte de las obras de este acuerdo.

La travesía de la abstinencia finalizará el próximo día 7 de diciembre en Bruselas con un acto ante el Parlamento Europeo, dentro de los eventos organizados por la Embajada Azul. Antes, convocarán a toda la ciudadanía, el día 20, a tomar un “caldo colectivo” a las puertas del Paraninfo. El día 22 está previsto, además, un “ayuno colectivo” para todos aquellos que quieran unirse a esta protesta solidaria, a la vez que se realizará una asamblea en la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza con organizaciones sociales y partidos políticos para retomar el diálogo del agua.

Los actos en la capital aragonesa concluirán con una concentración frente al Edificio de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para mostrar su desacuerdo con las políticas que está llevando a cabo este ente y ceder el testigo a las gentes del Delta del Ebro, última etapa antes de recabar en la capital belga.

El paso de responsabilidad se escenificará con el traspaso de una clepsidra que, en vez de medir el tiempo con la arena de su interior, está rellena de agua, como símbolo de esta nueva cultura del agua. Con este reloj líquido “queremos reivindicar que es la hora definitiva de darle la vuelta a esa política antigua, arcaica, rancia y caduca que algunos siguen empleando en materia de política hidráulica”, ha declarado Galochino. El activista ecologista también ha dejado claro, para finalizar, que no se puede aplicar en el siglo XXI la misma política hidrológica que se empleaba a finales del XIX.