NOTICIAS del Campamento DIGNIDAD por la retirada del Pacto del Agua

Heraldo de Aragón. Sábado, 5 de mayo de 2001

ACAMPADA LOS NIÑOS DE ARTIEDA BAJAN A ZARAGOZA 
Una escuela del agua en la plaza Aragón 

Un campamento de colores ha crecido en la plaza Aragón. Rodeados de coches y peatones apresurados, una treintena de tiendas ha encontrado un pedazo de césped para plantar sus reivindicaciones. Ayer, recibieron la visita de la escuela de Artieda, pueblo afectado por el recrecimiento del embalse de Yesa. 

PAULA FIGOLS. Zaragoza 
Ocho pupitres, una pizarra y una profesora. Hasta ahí, todo normal. La diferencia es que David, Víctor, Lara, Javi, Sergio, Óscar, Yaíza y Adrián no estaban en su escuela de Artieda, sino en plena plaza Aragón de Zaragoza, rodeados de tiendas de campaña y de pancartas que reclaman una nueva cultura del agua. El colegio de este pueblo -uno de los principales afectados por el recrecimiento de Yesa- se trasladó ayer al campamento «Dignidad», plantado por COAGRET y apoyado por otros veinte colectivos. Los chicos recibieron clases de historia y de lengua aragonesa. Después, fueron a las Cortes a llevar una carta a los diputados. «Con el nuevo pantano, todo lo que han estado haciendo nuestros padres se quedaría bajo las aguas y nos tendríamos que ir del pueblo», explica David, el mayor. «Yo prefiero ir a la escuela de Artieda que a la de Zaragoza», afirma Lara, la benjamina. «La escuela significa mucho, es el símbolo del pueblo -destaca el alcalde, Luis Solana-. Se tuvo que cerrar por la construcción del embalse y se reabrió hace diez años. Es el futuro». 

Cenas solidarias 
«Este campamento no es nuestro; es la voz de la montaña en Zaragoza», asegura Raúl Pérez, de COAGRET, uno de los principales organizadores de la acampada urbana. Los fines de semana, la gente del Pirineo baja a la plaza Aragón y se organizan debates, talleres y otros actos reivindicativos. Entre semana, los diferentes colectivos se distribuyen en turnos para atender la mesa informativa y soportar las frías noches. «Lo hacemos por ideales, aunque suene un poco utópico. Cada uno da lo que puede y quiere. Eso es lo bonito», señala Iker, de Rebel, al que le «tocó» dormir el jueves. A las 10, comienza el turno de noche. Una docena de personas -más o menos, depende del día- se juntan en la tienda central en torno a un cámping gas y unas fiambreras. «Ya llevo muchas cenas al relente», apunta Mariano Alfonso, de COAGRET. Cada uno aporta algo, a lo que se suman «donaciones» de ciudadanos anónimos. Y así, entre tortillas, macarrones, cervezas, discusiones políticas y debates entre defensores y detractores de Santiago Segura transcurre la noche.