El objetivo que
la Asociación Río Aragón-COAGRET contra el recrecimiento del
embalse de Yesa se propuso cuando inició en Artieda el ayuno por
relevos que iba a concluir en Bruselas se ha conseguido con
creces. Nuestra voz se dejó oír de forma clara y, sobre todo,
quedó patente la capacidad para hacer de un esfuerzo personal una
llamada de atención sobre un problema que nos afecta a todos: la
desaparición de enclaves naturales y vestigios culturales, y el
desplazamiento obligado de gentes, motivado todo por la voracidad
de las grandes constructoras e hidroeléctricas y quienes,
indirectamente, sacan tajada de éstas. Después de salir de
Artieda –donde fue fabricado artesanalmente- pasar por Jaca,
Huesca, Zaragoza, Terres de l’Ebre, Barcelona y Gerona, la
clepsidra, el reloj de agua que marca el tiempo de la Nueva
Cultura del Agua (NCA), llegó a la capital de la Unión Europea
para acentuar el clamor de quienes siguen dispuestos a oponerse a
la especulación, la corrupción y ese “interés general” que al
final es sólo el interés de unos pocos, curiosamente el de los que
más tienen.
Los integrantes
de la Asociación Río Aragón-COAGRET disfrutaron con este viaje. La
jornada de turismo con que se regalaron el sábado –una visita
matutina a la hermosa Brujas y vespertina a Bruselas, llena del
bullicio propio del día de San Nicolás, en plena vorágine
navideña- no les hizo olvidar la misión que les llevaba allí:
exigir que la UE no dé ni un euro para un PHN, que contempla
proyectos tan disparatados como el injusto, ilegal e innecesario
recrecimiento del pantano de Yesa y los proyectados embalses de
Biscarrués y Susía o el ya ilegalizado de Santaliestra, con los
que el Gobierno español pretende resucitar la trasnochada política
hidráulica de los tiempos de Paco El Pantanero, en lugar de
fomentar el ahorro y la eficiencia de un bien tan valioso como
escaso: el agua.
Para ello se
había programa un “abrazo” a las instituciones, una cadena humana
en torno a ellas. Tras llevarlo a cabo, llegaron las palabras de
representantes de los diversos movimientos unidos por la NCA y el
relevo del ayuno: la entrega de la clepsidra, que realizó el
alcalde de Artieda, Luis Solana, a Gianluca Solera, el coordinador
del grupo Los Verdes que durante las pasadas semanas se ha
desvivido por hacer llegar a los parlamentarios el mensaje de
socorro emitido desde el Pirineo y argumentado con datos técnicos,
y porque se firmara un manifiesto de clara oposición tanto al
trasvase del Ebro como a las grandes presas, documento que han
rubricado 130 parlamentarios de todos los grupos, incluidos los
socialistas, con la excepción del PP europeo y el eurodiputado del
PAR, APRA vergüenza de los aragoneses.
Inició las
intervenciones Cristina Monje, como representante de Aragón, y
siguieron Manel Tomás, de Terres de l’Ebre, y Patricia Carrera, de
Ecologistas en Acción, por Valencia. Manel Tomás se mostró
preocupado, ante la noticia de la financiación europea del
trasvase Júcar-Vinalopó, porque la UE “sea débil frente a las
presiones del Gobierno español, cuyo principal estilo es la
corrupción hidráulica” y exigió que la Comisión Europea “demuestre
si es la Comisión de los pueblos o de los intereses corruptos”.
Gianluca
Solera, que se mostró feliz porque los allí presentes “habéis
traído el frío del Pirineo y el sol del Mediterráneo”, abundó en
esta idea y aseguró que “Europa no puede ser democrática sin la
NCA y sin dar opción a sus ciudadanos a rebelarse cuando intereses
superiores van en contra de su supervivencia”. Al presidente de la
Comisión Europea, Romano Prodi, y al comisario de Política de las
Regiones, Michel Barnier les advirtió: “cuidado con hacer negocios
con el Gobierno español, con intercambiar financiación a cambio de
un apoyo al proyecto de convención europea. Si negociáis con ese
Gobierno, vais a perder. La Europa democrática, sostenible, en la
que el Parlamento tenga más poder que los gobiernos, la Europa que
queréis, está en esta manifestación”.
Antes había
expresado a los medios de comunicación que “un comisario
responsable de dar 8.000 millones de euros al Gobierno español no
cumple con su obligación si no se ocupa de que haya una gestión
correcta de este dinero. En el trasvase Júcar-Vinalopó, aunque el
Gobierno de España diga que no hay relación técnica con el
trasvase del Ebro, sí que la hay porque el Júcar se quedaría sin
agua en la desembocadura y necesita para evitarlo la que le llegue
del Ebro”. “Es inaceptable este intento de que impere un modelo de
decisión basada en aspectos políticos y no técnicos. No se puede
trabajar dos años en lo técnico, saber que hay cuestiones que no
se han solucionado (precio del agua, alternativas, desarrollo
urbanístico intensivo de las cuencas beneficiarias, efectos sobre
la Red Natura 2000) y aceptarlo”, afirmó.
Pedro Arrojo, Premio Goldman,
recordó el inicio del ayuno en el Pirineo al presentar al alcalde
de Artieda y la misión que éste traía a Bruselas: entregar la
clepsidra a Gianluca Solera como representante de los
parlamentarios europeos. Tras hacerlo, Luis Solana habló de los 42
días de un ayuno “que recoge sentimiento y la solidaridad de más
de 800 personas” y de una clepsidra que llega a Bruselas “cargada
de la dignidad de las personas y pueblos por los que ha pasado”.
También expresó su confianza en que la UE “nos defienda y consiga
que estos proyectos no arruinen unos territorios que las gentes
humildes de los pueblos defendemos para legarlos a nuestros
hijos”. Su intervención logró una cerrada ovación y gritos
atronadores de “Yesa no”, aún más fuertes de que los que ya se
venían oyendo durante toda la movilización, en la que no faltaron
otras consignas, como “Ni embalses ni trasvases”, “Lo riu es vida,
no al trasvassament” o “Rodríguez Zapatero también es pantanero”.
Arrojo cerró
las intervenciones con fuertes críticas a Barnier –“su autismo es
inaceptable”-, al que recordó que era ministro de Medio Ambiente
en Francia cuando se consiguió paralizar “el proyecto de 8 grandes
presas con las que se iba a destruir el río Loira. Entonces nos
escuchó y hoy el Loira está vivo”. Habló de las “fuerzas oscuras,
los chantajes del PP”, frente a “la fuerza de la razón de la
ciudadanía que defiende la NCA” y se mostró preocupado ante la
posibilidad de que la comisaria de Medio Ambiente, Margot
Wälstrom, también acepte el chantaje.
La Asociación
Río Aragón-COAGRET es consciente de que en una UE dominada por los
intereses políticos, todo puede pasar, pero no está dispuesta a
bajar la guardia. Por eso, a la vez que permanecerá alerta para
denunciar cualquier actitud ilógica e irresponsable, mantendrá con
insistencia sus argumentos para que la fuerza de la razón se
imponga a las razones de la política. Son ya cuatro años de lucha
para demostrar la irracionalidad del recrecimiento de Yesa que, si
no han conseguido hacer cambiar de postura a los partidos que
defienden este proyecto, sí han logrado que la Justicia vea todo
lo que encierra de ilegal y corrupto.
Alrededor de la
NCA se ha generado un movimiento social y científico de gran
calado, basado en la utilización moderna y racional de nuestros
actuales recursos hídricos. Una NCA donde no caben más grandes
embalses en el Pirineo ni más trasvases. Ese es el mensaje de
unidad que se está trasladando no sólo ante la UE, sino ante todas
las instancias que algo tienen que decir en materia hidráulica.
Sin embargo, en Aragón hay quienes hace tiempo ya vendieron el
trasvase a cambio de inundar más pueblos y valles: las comunidades
generales de regantes aragonesas escenificaron su apoyo al PHN de
Aznar siempre que se hicieran más embalses. Son ellos los que
están vendiendo el futuro de Aragón, mientras que las comarcas
perjudicadas por estos proyectos continúan luchando para que
imperen la justicia y la razón.
Guillermo
Lacasta Casajús
vocal de la
Asociación Río Aragón
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