Manifiesto del 11 de mayo 2003

POR LA DIGNIDAD DE LA MONTAÑA. UN FUTURO SIN MÁS EMBALSES EN EL PIRINEO. ES DE JUSTICIA

Cuatro años llevamos defendiendo los derechos de estas comarcas pirenaicas sobradamente solidarias, desde que en Boltaña los ayuntamientos del Pirineo y Prepirineo suscribieran el Manifiesto por la Dignidad de la Montaña. Cuatro años defendiendo el respeto a las minorías que todos somos en alguna ocasión. Cuatro años llevando la oposición a la construcción de más embalses en el Pirineo como símbolo de un firme deseo: seguir viviendo aquí, al amparo de estas montañas, y hacerlo sin las amenazas que durante demasiado tiempo han hipotecado nuestro futuro.

Lo hemos hecho, y lo seguiremos haciendo, porque recordamos perfectamente el dolor de nuestros padres abandonando decenas de pueblos que iban a ser inundados. Porque sabemos que bajo declaraciones de interés general se esconden intereses inconfesables. Porque sabemos que se ha acabado el tiempo de proyectos de embalses como Jánovas, Santaliestra, Susía, Biscarrués y Yesa. Porque nadie es capaz de entender los llamamientos a la solidaridad hechos por el que más tiene hacia el que menos posee.

También lo sabe la justicia, que una y otra vez nos da la razón, destapando la corrupción sin límites que esconden los proyectos de grandes embalses, la indefensión a que se somete a los afectados o la inconsistencia técnica de sus declaraciones medioambientales. Y estamos convencidos de que nos dará la razón final si actúa sin presiones y con la libertad propia de un estado de derecho.

Son muchos años defendiéndonos desde pequeños pueblos como Jánovas, Artieda, Santaliestra o Biscarrués para conseguir que, una vez más, David derrote a Goliat. Pequeños pueblos, junto a pequeños territorios como el Delta del Ebro, desde donde se echó a rodar esa gran bola de nieve en que se ha convertido lo que llamamos la Nueva Cultura del Agua.

Nosotros, hoy, aquí, denunciamos a quienes han impulsado un Plan Hidrológico Nacional irracional, injusto, insolidario e insostenible. Un plan que se intenta aplicar por razones testiculares y con ese marchamo militar que tanto parece gustar a quienes nos gobiernan desde Madrid. Pero también denunciamos un Pacto del Agua que bebe de las mismas fuentes y al que se aferran como náufragos sin horizonte nuestros gobernantes en el Pignatelli.

El camino del acuerdo está marcado por esta Nueva Cultura del Agua. Un camino de eficiencia en el uso de los abundantes recursos hídricos ya regulados, de modernización en nuestros regadíos, de redefinición de sus cultivos y subvenciones, de inversión en la mejora de las explotaciones agrícolas, de aplicación del contador para penalizar el derroche de agua, de salvaguarda de nuestros ríos y riberas, y de mejora en la calidad de sus aguas.

Un camino que pasa por gestionar desde la demanda, modernizar las estructuras de las confederaciones hidrográficas y democratizar los órganos de participación para dar amplia representación a los afectados por los embalses. Ese camino que lleva asociados, en los albores de este siglo XXI, los valores del respeto y preservación de nuestros ríos, deltas y ecosistemas fluviales.

Nosotros también queremos el diálogo y el acuerdo, pero el de verdad. El que reconozca el sufrimiento y la deuda histórica contraída con nuestro territorio, el Pirineo. El que hable desde razones técnicas y no desde razones de poder. El que hable de gestión y no de hormigón. El que asuma la verdadera solidaridad y equilibrio territorial como principios. El que vaya con la verdad por delante y no con el engaño y sectarismo que tanto hemos padecido. Si es así, Gobierno de Aragón o Gobierno de Madrid, cuenten con nosotros; si no, nos encontrarán de frente, ahora y siempre.

La vieja cultura del agua asociada al pasado siglo XX está moribunda y ha llegado el momento de abordar el futuro en clave de progreso, de trabajo para conseguir lo que queremos en estas comarcas: comunicaciones, industrias, sanidad y educación acordes a este siglo XXI. Queremos un desarrollo económico verdaderamente sostenible y mantener un entorno natural vivo, (nuestras montañas y valles con sus habitantes), un bien cada vez más escaso y, por tanto, de mayor valor.

Este es nuestro mensaje en este comienzo de campaña electoral. Queremos saber qué piensan los partidos políticos para saber a quién dar nuestra confianza a la hora de votar. Y les decimos que, por supuesto, ni queremos ni necesitamos más embalses y trasvases.

No lo vamos a permitir. No vamos a dejar que hagan de estas montañas su negocio particular. Que quede claro: no nos van a inundar ni un centímetro más de nuestros valles.

Vamos a seguir luchando por la defensa de nuestros ríos, pueblos y valles, porque es la forma de trabajar de verdad por nuestro futuro y el de generaciones venideras.

Por ellas, por la Dignidad de la Montaña, hoy, con más fuerza que nunca, porque es de justicia: PAREMOS LOS EMBALSES.

Asociación Río Aragón-COAGRET