Cuatro
años llevamos defendiendo los derechos de estas comarcas
pirenaicas sobradamente solidarias, desde que en Boltaña los
ayuntamientos del Pirineo y Prepirineo suscribieran el Manifiesto por la Dignidad de la Montaña. Cuatro años
defendiendo el respeto a las minorías que todos somos en
alguna ocasión. Cuatro años llevando la oposición a la
construcción de más embalses en el Pirineo como símbolo de
un firme deseo: seguir viviendo aquí, al amparo de estas
montañas, y hacerlo sin las amenazas que durante
demasiado tiempo han hipotecado nuestro futuro.
Lo hemos hecho, y lo seguiremos haciendo,
porque recordamos perfectamente el dolor de nuestros padres
abandonando decenas de pueblos que iban a ser inundados.
Porque sabemos que bajo declaraciones de interés general se
esconden intereses inconfesables. Porque sabemos que se ha
acabado el tiempo de proyectos de embalses como Jánovas,
Santaliestra, Susía, Biscarrués y Yesa. Porque nadie es
capaz de entender los llamamientos a la solidaridad hechos
por el que más tiene hacia el que menos posee.
También lo sabe la justicia, que una y otra
vez nos da la razón, destapando la corrupción sin límites
que esconden los proyectos de grandes embalses, la
indefensión a que se somete a los afectados o la
inconsistencia técnica de sus declaraciones
medioambientales. Y estamos convencidos de que nos dará la
razón final si actúa sin presiones y con la libertad propia
de un estado de derecho.
Son muchos años defendiéndonos
desde pequeños pueblos como Jánovas, Artieda, Santaliestra o
Biscarrués para conseguir que, una vez más, David derrote a
Goliat. Pequeños pueblos, junto a pequeños territorios como
el Delta del Ebro, desde donde se echó a rodar esa gran bola
de nieve en que se ha convertido lo que llamamos la Nueva
Cultura del Agua.
Nosotros, hoy, aquí,
denunciamos a quienes han impulsado un Plan Hidrológico
Nacional irracional, injusto, insolidario e insostenible. Un
plan que se intenta aplicar por razones testiculares y con
ese marchamo militar que tanto parece gustar a quienes nos
gobiernan desde Madrid. Pero también denunciamos un Pacto
del Agua que bebe de las mismas fuentes y al que se aferran
como náufragos sin horizonte nuestros gobernantes en el
Pignatelli.
El camino del acuerdo está
marcado por esta Nueva Cultura del Agua. Un camino de
eficiencia en el uso de los abundantes recursos hídricos ya
regulados, de modernización en nuestros regadíos, de
redefinición de sus cultivos y subvenciones, de inversión en
la mejora de las explotaciones agrícolas, de aplicación del
contador para penalizar el derroche de agua, de salvaguarda
de nuestros ríos y riberas, y de mejora en la calidad de sus
aguas.
Un camino que pasa por
gestionar desde la demanda, modernizar las estructuras de
las confederaciones hidrográficas y democratizar los órganos
de participación para dar amplia representación a los
afectados por los embalses. Ese camino que lleva asociados,
en los albores de este siglo XXI, los valores del respeto y
preservación de nuestros ríos, deltas y ecosistemas
fluviales.
Nosotros también queremos el
diálogo y el acuerdo, pero el de verdad. El que reconozca el
sufrimiento y la deuda histórica contraída con nuestro
territorio, el Pirineo. El que hable desde razones técnicas
y no desde razones de poder. El que hable de gestión y no de
hormigón. El que asuma la verdadera solidaridad y equilibrio
territorial como principios. El que vaya con la verdad por
delante y no con el engaño y sectarismo que tanto hemos
padecido. Si es así, Gobierno de Aragón o Gobierno de
Madrid, cuenten con nosotros; si no, nos encontrarán de
frente, ahora y siempre.
La vieja cultura del agua asociada al pasado
siglo XX está moribunda y ha llegado el momento de abordar
el futuro en clave de progreso, de trabajo para conseguir lo
que queremos en estas comarcas: comunicaciones, industrias,
sanidad y educación acordes a este siglo XXI. Queremos un
desarrollo económico verdaderamente sostenible y mantener un
entorno natural vivo, (nuestras montañas y valles con sus
habitantes), un bien cada vez más escaso y, por tanto, de
mayor valor.
Este es nuestro mensaje en este comienzo de
campaña electoral. Queremos saber qué piensan los partidos
políticos para saber a quién dar nuestra confianza a la hora
de votar. Y les decimos que, por supuesto, ni
queremos ni necesitamos más embalses y trasvases.
No lo vamos a permitir. No vamos a dejar que
hagan de estas montañas su negocio particular. Que quede
claro: no nos van a inundar ni un centímetro más de nuestros
valles.
Vamos a seguir luchando por la defensa de
nuestros ríos, pueblos y valles, porque es la forma de
trabajar de verdad por nuestro futuro y el de generaciones
venideras.
Por ellas, por la Dignidad de la Montaña,
hoy, con más fuerza que nunca, porque es de justicia:
PAREMOS LOS EMBALSES.
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